Cádiz CF

La clasificación, la tabla salvadora de Claudio

Aún con crédito por delante, el técnico suma los mismos puntos que Calderón, su predecesor en el cargo, destituido hace poco más de un año

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Claudio da instrucciones a su equipo
Claudio da instrucciones a su equipo

Cuando un equipo no va bien, los culpables se buscan por todos lados. En el terreno de juego, el banquillo, el palco…, las miradas del respetable no tienen fin para encontrar el porqué de una situación complicada y que no tiene pinta de mejoría.

Es la ley del fútbol, no escrita nunca, pero más que sabida por todos aquellos que componen y forman parte del circo de este deporte. Si un equipo no funciona, la plantilla y sobre todo el entrenador son los primeros en pagar los platos rotos.

A Claudio Barragán, que en dos semanas cumple su primer aniversario como entrenador del Cádiz CF, poco le ha caído desde que es técnico amarillo. La marcha del conjunto cadista la campaña pasada fue impecable con el valenciano en el banquillo desde que tomara las riendas.

Otra cosa bien distinta fue el desastroso ‘play off’ de ascenso a Segunda en el que su ‘equipazo’ fue solo capaz de ganar un partido de seis disputados.

Fase de ascenso en la que se perdonaron muchos pecados amarillos y en el que nadie dudó de la continuidad del entrenador cadista para esta campaña. Seguramente porque en este tiempo Claudio no ha demostrado que sea un mal técnico. Tiene carácter, personalidad y buen gusto táctico, pero bien es cierto que son en momentos como estos cuando los entrenadores crecen y demuestran la valía que llevan dentro.

Sin olvidar que la actual plantilla amarilla es inferior a la pasada, Claudio se está perdiendo a la par que su propio Cádiz. Rotaciones desde primera hora, jugadores que deben ser puntales del equipo en la grada, sigue sin dar con la tecla del balón parado, demasiada protección de algunos futbolistas a la vez que a otros los pone en el disparadero (Cristian Márquez). En definitiva, no está encontrando el timón de la nave y como se sabe, el fútbol es implacable en equipos con la exigencia del Cádiz.

Idéntico bagaje que hace un año

Con todo, echar una mirada al pasado nunca está de más para comprobar que por lo mismo otros han caído. Hace justo un año, en la misma 12ª jornada del campeonato, el Cádiz empataba en Almería ante el filial rojiblanco (1-1). Los amarillos sumaban 21 puntos, distribuidos en 5 victorias, 6 empates y 1 derrota, ¿les suena? Es el mismo bagaje del Cádiz actual, idéntico.

Dos jornadas más tarde, Antonio Calderón era destituido tras empatar en Carranza con El Palo (1-1) y caer derrotado en La Línea (2-1). ¿Dónde está la diferencia con la situación actual? Por aquel entonces, el líder, el UCAM, sacaba ocho puntos a los amarillos. El propio Vizcaíno reconocía el día que se producía el relevo en el banquillo: «Cesamos a Calderón porque peligra el liderato».

Fue esa distancia con la primera plaza la que acabó con el técnico gaditano, separación que ahora precisamente salva los muebles de Claudio al estar a tres puntos de una cabeza que por ahora no peligra, pues la igualdad del Grupo IV, no confundir con la pérdida de nivel, se está convirtiendo en otro aliado para el propio club de cara a que las aguas no salgan del caudal del propio río.

Claudio mantiene la confianza del club

Cierto es que al valenciano aún le queda respaldo y holgura, pues la afición y el entorno no focaliza en él los males del equipo, de forma exclusiva. Parece que está siendo más la propia plantilla la que está absorbiendo los abucheos y las críticas que el propio mister cadista. Algo que no quiere decir que poco a poco, y si la situación va a peor, se cuestione al propio Claudio.

De hecho, el propio entrenador ya sabe que las cosas no pintan como él esperaba y que su puesto puede peligrar. Su propio semblante en las ruedas de prensa y una relación con los medios de comunicación que se ha enrarecido a raíz de los resultados y la críticas, delatan que el técnico no pasa por su mejor momento.

El equipo no le responde y eso le comienza a poner en la picota. A la espera de la ansiada reacción y una eliminatoria cercana con el Real Madrid, que puede servir como distracción para los críticos, hacen que haya confianza en el trabajo de Claudio y Alfredo. Y es que un cambio en el banquillo no es síntoma de una situación positiva, en un club que, precisamente, lo que necesita es más estabilidad que nunca.

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