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Granada B-Cádiz CF (1-1): El punto con un Cádiz CF todavía crudo

El equipo amarillo no se encuentra en feudo nazarí y suma un punto gracias a la estrategia y pese a sus pifias en la retaguardia

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Aridane pelea por un balón ante el Granada B en el partido de la primera vuelta.
Aridane pelea por un balón ante el Granada B en el partido de la primera vuelta.

El Cádiz CF consigue el punto pese a estar todavía demasiado crudo. Blando, sin el color necesario, ni la textura obligada. Soso. Pese a estar en la parrilla de salida de la clasificación Claudio apenas ha dado vuelta y vuelta a un equipo que promete sabor pero se queda en eso, en intenciones. Después, en el plato, sobre el terreno, no adquiere aún los matices indispensables para ser de primer nivel, así que los comensales se conforman con que de momento sea comestible, para alimentarse jornada a jornada a la espera de cogerle eso. El punto.

El empate en Granada B genera desasosiego pues con muy poco, con casi nada, el conjunto gaditano rasca un resultado positivo en un feudo complicado ante un durísimo rival.

Imperdonable que no se probara al jovencísimo arquero rojiblanco, que no se impusiera la experiencia y el talento frente a un adversario con numerosas bajas por lesión, sanción y compromisos internacionales.

Pero entre tanta pifia en defensa, portero incluido esta vez, con una verbena en la retaguardia, normal que al final se aplaudiera el botín, pues sabe a gloria. La igualada en tierra nazarí permite mantener el pulso en cabeza, superar una prueba notable y mirar con ilusión a la Copa. La Copa, el desgaste, la desconcentración… será eso. Tiene que ser eso.

Claudio movía su plantilla como una coctelera con el fin de obtener la mezcla adecuada para ganar en Liga y triunfar en Copa. Entre la victoria de Murcia y la aparatosa visita al Mensajero el calendario señala la durísima cita en Granada, con el filial más potente y físico de toda la categoría. Resistir las embestidas rojiblancas se antojaba vital para rascar algo en Los Cármenes, así que el míster retiraba a Servando y Salvi del once liguero para premiar a Aridane y Hugo, destacados en el torneo del ko.

Con menos opciones contaba Campos, mermado por las convocatorias internacionales (hasta cuatro ausencias) aunque con una selección de jóvenes promesas africanas y americanas a su servicio. La Copa, las bajas, el planteamiento… muchos condicionantes confinados a la papelera en la primera jugada seria del partido.

Un balón colgado y sin peligro caía del cielo y resbalaba entre las manos de Cifuentes como si tuviera vaselina en los guantes. El esférico rebotaba hacia la testa de Boateng, que solo tenía que empujarla al fondo de las mallas. Estupefacción. La pifia del meta cogía a contrapié a todos, especialmente a sus compañeros, por su sobriedad conocida y por la prontitud de su error. No tenía explicación alguna.

Al menos la reacción sería instantánea, y por el camino esperado. Este Granada B sufre a balón parado, los cuatro goles encajados hasta la fecha habían sido de estrategia, así que la pizarra de Claudio servía para igualar la contienda. En este arranque loco, Hugo la enseñaba al primer palo, donde Josete llegaba para marcar con un soberbio testarazo, más colocado que potente.

Las tablas impedían que el nerviosismo comprimiera las piernas de los cadistas. No obstante, el Cádiz CF no se sentía cómodo en ningún momento sobre el césped granadino. Atrás era un flan, con protagonismo negativo de Aridane, el mejor asistente del rival en sus ocasiones más peligrosas. Solo Josete mantenía el tipo. Pero desde Machado al portero el conjunto gaditano generaba enormes dudas, con carriles libres para que penetraran los jóvenes cachorros de Pina, que no aprovechaban tales facilidades.

Más entonado se mostraba de tres cuartos hacia adelante, con el mediapunta granadino buscando continuamente los excelentes movimientos de desmarque de Güiza, sesgados por el linier, insistente señalando el fuera de juego. El duelo tenía ritmo, era atractivo, los atacantes se imponían a los defensas y únicamente el espectador echaba en falta ocasiones, goles. En los banquillos, lo que se echaba en falta era seriedad.

Los quince minutos de asueto no cambiaban el panorama. El conjunto local arrancaba con más fuerza si cabe, apretando por bandas y cercando los dominios de Cifuentes. Nacho Navarrete lo obligaba a emplearse con un disparo potente y centrado desde fuera del área. El Cádiz CF conseguía algo muy difícil, que era empeorar la imagen del primer tiempo.

Claudio no aguantaba más y eliminaba a Cristian del lateral para rescatar a Mantecón como carrilero en la derecha, prueba del desaguisado. Álvaro entraba por un Hugo que se quejaba de molestias en el gemelo. Ni rastro de mejora. A por el tercero, también drástico, echando más leña al fuego.

Cuero se pegaba a la izquierda, en el lugar de Kike Márquez, e imprimía su carácter y su potencia. El Cádiz CF daba un pequeño paso adelante, mientras al Granada B le pesaban estos últimos minutos. Quería los tres puntos, aunque ni siquiera había probado al juvenil Robador. Increíble

En cambio, Cifuentes hincaba rodilla en tierra para detener el disparo de Denilson, en la mejor oportunidad de la tediosa segunda mitad, justo antes de desviar otro tiro a bocajarro. El arreón final correspondería al Granada B, algo más merecedor del triunfo que los amarillos aunque ninguno de los contendientes hacían méritos para la victoria. El día y la noche, la primera y la segunda mitad, presentando a un Cádiz CF errático en defensa, con pifias difícil de asumir, y poco protagonismo en ataque. Con un punto como regalo.

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