Cádiz CF

¿Qué fue lo primero que pidió Mágico al llegar a Cádiz?

El astro salvadoreño se interesó por la residencia donde se hospedan los niños de su escuela

Alfonso Carbonell

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Mágico llegó una hora tarde a su recepción con el alcalde.

El viaje que ha traído a Mágico a Cádiz quince años después fue eterno. De San Salvador a Guatemala, donde esperaba un avión con destino La Habana. De la capital de Cuba voló a Madrid, y desde el aeropuerto de Barajas, en cercanías, a la estación de Atocha de trenes, donde a las 19.30 horas había que montarse en el AVE hacia Sevilla, con llegadas a diez de la noche.

Durante el trayecto, Jorge se mostró en todo momento cercano a todo el que se le acercase. En su tono suave, cálido y disperso a la vez, se encerraba en sí mismo y a veces volvía para poner con volumen en su móvil letras del cantante de flamenquito Bambino. Genio y figura. En todo momento se refería a su 'Diosito' para agradecerle la experiencia que estaba viviendo y su regreso a Cádiz quince años después.

Cada vez que ponía pie en una estación el ir y venir de aficionados, y hasta de policías, no cesaban con tal de hacerse fotos con su ídolo. Tanto en Madrid como en Sevilla, el Mago se dejó fotografiar con quien se lo pidiese así como firmaba autógrafos y camisetas en cantidades industriales. Ningún mal gesto, ninguna mala cara, todo amabilidad, sonrisas y humildad a granel.

Ya en la estación sevillana de Santa Justa, la expedición al completo formada por más de cincuenta personas se subió en un autobús para dirigirse hacia los distintos hoteles donde la organización había reservado para hospedar a toda la comitiva. Así se fueron bajando en Bahía Sur los más mayores y los más pequeños en la residencia de Las Canteras donde el Cádiz CF tiene a buena parte de sus canteranos.

Fue ahí cuando el 'Mago' se apartó de todos. Se colocó en segunda fila mientras los chavales de su escuela, donde se encuentra también su hijo de unos trece años, iban subiendo a sus habitaciones. Entonces, el Mago musitó algo así como que no se quedaba tranquilo, que quería ver las instalaciones de donde se hospedaban sus muchachos y pidió hacerlo. Eso hizo retrasarse su llegada a Cádiz, pero ¿desde cuándo Mágico le ha echado cuentas al reloj? Jorge pidió ver las habitaciones, los pasillos, el comedor..., todo. Le daba igual la hora que fuese y que la residencia estuviera casi que en penumbras con tal de quedarse tranquilo. Una vez supervisado todo, entonces sí ya se montó en un coche de la organización para poner rumbo a Cádiz no sin antes decir "¡Que bien huele mi Cádiz!

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