CÁDIZ CF

El Sardinero, entre dos aguas

Munitis encendió la alarma tras el Reus: «Puede que pesara la responsabilidad ante tanta gente»; la decepción verdiblanca es un arma de doble filo

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El tifo y el mosaico con los que la afición del Racing de Santander recibía a su equipo en el partido ante el Reus.
El tifo y el mosaico con los que la afición del Racing de Santander recibía a su equipo en el partido ante el Reus.

¿Aliado o enemigo? En esa dicotomía enervante se encuentran enclavados en tierra santanderina, zarandeada por las dudas. Duele sentirse tan cerca del preciado ascenso y que se escurra entre las manos. La empatía de Cádiz es absoluta pues lo ha sufrido con demasiada frecuencia en los últimos años. Y entonces resurgen los viejos fantasmas, todo se cuestiona, hasta que el fiel amigo se transforme en oponente y el propio hogar se convierta en territorio hostil.

En el Racing no se fían ni del Sardinero, su estadio, uno de sus emblemas, donde aguarda una hinchada tranquila pero devota. «Puede que pesara la responsabilidad ante tanta gente. No se puede ocultar que era un partido especial que y en nada se parecía a lo que habíamos jugado en la Liga; eso puede pesar», De esta forma se manifestaba el técnico Pedro Munitis tras el varapalo enorme frente al Reus. «Hay que ponerse en el pellejo de los jugadores; llegar al campo con un recibimiento como el que tuvieron, 18.000 espectadores y en la primera jugada cometes un error y gol».

Miedo escénico a la inversa. A Carranza también se le puso en solfa (Cases no se olvida), y como apunta Cervera es conveniente tenerlo a favor porque suma muchísimo, lo mismo que resta en contra. En la eliminatoria de campeones la ilusión flotaba en el aire en la bahía cántabra, y la hinchada recibía a sus chicos con un enorme tifo y un mosaico que coloreaba la grada. A los diez minutos, esa euforia se convirtió en decepción.

270 minutos sin marcar un gol

Desde ahí no levantan cabeza y 270 minutos de sequía dejan la lengua seca a cualquiera. Aún no se sabe si este domingo habrá tifo o mosaico (esto último complicado), incluso no es seguro el recibimiento al autobús del equipo en su llegada al estadio. Resulta complicado vaticinar la entrada, pues el club norteño apostaba por un abono para todo el ‘play off’, que hubiera constado de dos partidos en caso de eliminar al Reus o alguno más si fuera por el camino largo.

En resumen, los 19.000 que acudieron al fallido duelo ante los catalanes tienen su butaca reservada, a la espera de que se decidan a ir o la desilusión los deje en casa. No hay colas en taquillas, y la lógica induce a creer que serán menos los que se acerquen este domingo a los Campos de Sport. El aforo es de 22.222 localidades. Ni se sueña con el lleno.

La primera pregunta, que se resolverá el mismo día del partido, es cuántos aficionados locales aparecerán por su coliseo. La segunda es con qué actitud. La derrota de Carranza, sumada a la decepción previa, mantiene en un estado de zozobra a la hinchada, que indudablemente irá alimentando su fe a medida que se acerque el compromiso. Pero engancharse dependerá de lo que ofrezca su equipo.

La afición racinguista, con los incondicionales de La gradona de los malditos como referencia más animosa, es fiel aunque fría en general, por mucho que Dioni la elogiara días atrás. La anima su equipo y la enfurece el colegiado si atiza sus intereses.

8.500 abonados

La animación es motivo de debate en Santander. La entidad, tras el descenso a Segunda B, se quedaba con 8.500 abonados, y una media de entrada en los primeros encuentros que no superaba los 4.000. Su Racing tampoco daba satisfacciones, pues la trayectoria del campeón del Grupo I ha sido sumamente irregular. Durante toda la campaña tanto desde la directiva como a través de los medios se ha demandado una mayor afluencia, y de ahí que sentaran mal las palabras de Munitis, que tildan de vaga excusa para explicar el bajo rendimiento del plantel verdiblanco.

Aún así, reconocen que el plantel cuenta con pocos jugadores que tengan personalidad para afrontar citas importantes como pueden ser Caneda, Peña, Granero, Dioni o Pumpido. Empezando por el míster. Es un plantel joven y algo inexperto que no ha sabido sobreponerse al palo del primer día.

Por parte del Cádiz, se aseguran al menos 200 aficionados y se sueña con llegar al medio millar en las gradas del Sardinero. Tres autobuses fletados desde la Tacita a 40 euros más los particulares que viajan desde distintos puntos de España prometen una marea amarilla de camino a la capital cántabra.

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