Cádiz CF

El dilema de Pina

El consejero delegado del Cádiz CF teme que Álvaro García no rinda igual en el caso de permanecer en la disciplina amarilla

Alfonso Carbonell

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Quique Pina, en el palco de Carranza junto a Paco López.

Quique Pina tiene un dilema. O proyecto o proyecto sin su mejor trabajador. El arquitecto del proyecto no es otro que Álvaro Cervera, sobre quien se ha asentado la responsabilidad en esta nueva campaña. Y el mejor de sus 'curritos' es su tocayo Álvaro García, un jugador que ha pedido no entrenar por si a última hora pagan su cláusula y prueba fortuna (en el más amplio sentido de la palabra) en Primera División. El club lo ha dejado claro. O pagan seis kilos por el niño o el niño se queda en Cádiz. Hasta ahí, todo claro, pero en el fondo hay más. Mucho más.

Todo indica que la única vía para que el utrerano marche es que el club que lo quiera se retrate con seis millones de euros, lo que marca su cláusula y lo que ha dejado meridianamente claro el Cádiz CF a través de los medios. Pero hay algo que se escapa de lo meramente contractual e institucional. Las sensaciones de quien manda en el despacho. La opinión y la experiencia de un hombre de fútbol como es Quique Pina. Y este hombre, el que manda sobre el plano deportivo de la entidad amarilla, no es partidario de quedarse con jugadores que han mostrado ganas de salir del club y que, de quedarse, lo harían a disgusto.  Obviamente, lo es menos de perder un potencial enorme en la categoría y, para colmo, sin hacer negocio. Pina ya ha mostrado muchas veces su querencia a vender jugadores para que el club siga creciendo. No hay que olvidar que ante todo es representante de futbolistas y que como a todo agente le gusta el tema del 'regateo' y las negociaciones.

Más allá del dinero que pueda llegar a las arcas del Cádiz CF, cada vez menos deprimidas desde que Locos por el Balón ha entrado en el club, Pina no puede perder detalle del panorama futbolístico. Y eso le tiene que llevar a pensar que desprenderse a última hora del jugador franquicia sería una temeridad. De la misma forma que quedarse con Alvarito a regañadientes sería otra. De ahí el dilema.

El jugador, aunque de buenas maneras, se ha rebelado. El chaval es muy buena gente y tiene una perfecta comunión con vestuario y directiva. Se deja querer. Todo perfecto. Pero no ha querido entrenar con el partido en Lugo a la vuelta de la esquina. Acto de rebeldía en toda regla. Con talante, eso sí.

A mediados de verano Pina elogiaba la personalidad y el carácter que estaban mostrando sus dos mejores jugadores y por los que equipos de Primera habían mostrado interés. Hablaba (y seguirá hablando con seguridad) maravillas de Alvarito y Salvi. De ellos decía que en todo lo que lleva en el mundo del fútbol "nunca" se había encontrado con dos chavales tan de verdad, tan sorprendentemente al margen de rumores de ventas y traspasos. Porque tanto el sanluqueño como el utrerano, a sabiendas de que interesaban a equipos de categoría superior, ni siquiera se habían presentado en su despacho para pedirle que estudiara las posibilidades que tendrían de salir en el caso de que llegase una oferta formal como sí hicieron, por ejemplo, Brian Oliván y el portero Jesús Fernández. Salvi y Alvarito era un ejemplo de rectitud y en todo momento se mostraban orgullosos y felices de vestir de amarillo y muy tranquilos de estar en las manos de Pina y Cordero.

Pero algo ha cambiado. Ha llegado el dinero y como todo cuando llega el vil metal, la relación parece ensuciarse. Para empezar, Alvarito no jugará en Lugo por estar más pendiente de una posible salida que del césped del Anxo Carro, donde la temporada pasada marcaba el gol del triunfo tras un magistral pase de Güiza, otro jugador con el que Pina hizo un gran negocio, por cierto. Por mucho que se diga desde el club, a Pina le ronda una idea por la mente y esa no es otra que meditar una rebaja en el precio del traspaso con tal de satisfacer al jugador y hacer caja con un futbolista que, no hay que olvidarlo, aún no ha puesto un pie en Primera tras solo un año en Segunda, donde sí ha explotado.

La idea de vender no es un capricho para Pina , que desde siempre tuvo muy claro su apuesta por Alvarito, al que fichó para su Granada cuando era un desconocido jugando en Bahía Sur para el San Fernando. Por su experiencia, el consejero delegado del Cádiz CF teme que Álvaro García no sea el mismo que el de la temporada anterior porque suele pasar que jugadores que han pedido salir y no le han dejado no han rendido como de ellos se esperaba esa misma temporada. Se han dado muchos casos y el del Álvaro García puede ser otro. Ahí queda ya su acto de rebeldía al pedirle a Cervera no entrenar hoy.

Por eso mismo, lo de la cláusula no está del todo claro. El Getafe no tiene previsto hacer un desembolso cercano a los seis millones de euros pero sí se sentaría a negociar en el caso de que Pina abra la mano. Y eso puede estar pasando ya.

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