Cádiz CF

El Cádiz CF es una piña en el 'mejor' momento

La unidad del vestuario ha sido clave en las dos últimos partidos

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Se suele decir en este mundo del fútbol tan simple y tan complejo a la vez, que cuando la pelotita está entrando es señal de que todo va genial, sobre ruedas. Cuando el equipo gana es porque los jugadores no son solo compañeros, son amigos. Cuando la afición está contenta es porque sus jugadores son aclamados, vitoreados, elogiados y alzados gracias al buen rendimiento en el campo y su efecto en la clasificación. Cuando hay victorias, hay sonrisas y alegrías en el vestuario, que por supuesto, es una balsa de aceite. Nada de crisis. Ni deportiva ni institucional.

Y claro, todo estos axiomas son inversamente proporcional si las cosas suceden al contrario. Es decir, cuando el equipo falla, pierde y no llegan los resultados es porque los futbolistas se llevan mal entre ellos, o peor, es porque le quieren hacer la cama al entrenador, quieren echarlo, que venga uno nuevo, que todo comience de cero.

Cuando los jugadores pierden en el campo, en la grada se quiere ver que no quieren correr, que no sudan la camiseta, que no la sienten, que son mercenarios y todo eso que tantas y tantas veces se tiene que escuchar cada vez que un equipo cae en barrena en la clasificación.

Pero en este Cádiz CF todo esto no vale, es papel mojado. En este Cádiz CF la gente corre como si no hubiera un mañana. En este Cádiz CF la gente puede errar, mucho, pero ningún jugador no mete la pierna por desconsideración a la camiseta ni a la grada ni a nadie. Puede que las cosas no salgan como se trabajan, puede que los conceptos del entrenador no sean bien asimilados por los futbolistas, pueden pasar muchas cosas, pero en ninguna de ellas cabrá la indolencia.

Es cierto que en este equipo, una vez que ha pasado el mercado invernal, nadie puede quejarse de que no tiene oportunidades. Los continuos cambios del entrenador son una señal evidente que todo el mundo tiene que estar enchufado por fuerza, no les queda otra. Es más, las salidas de Kike Márquez y Garrido se pueden ver –desde fuera del club– como la prueba evidente de que Claudio, apoyado por la directiva, se había cansado de ‘esperarlos’ tras ser avisados en cantidad de ocasiones de su falta de implicación en determinados momentos.

También han ocurrido, están ocurriendo, las ya tradicionales guerras de guerrillas por hacerse con el control del club. Cada semana hay una información, de aquí o de allá, de esté o aquel, que podría hacer tambalearse la normalidad que debe primar en el día a día de un equipo. La guerra entre Pina y Vizcaíno, la resaca que de vez en cuando despierta Sinergy o las recientes publicaciones de Football Leakes en el que se pone bajo sospecha la financiación a Locos por el Balón, y por extension al Cádiz CF, a través del fondo de inversión Doyen tan solo son algunas de las ‘sorpresas’ con las que se desayunan unos futbolistas que, para colmo, no están ayudando en nada con su juego a calmar la situación en el entorno.

Todas las anteriores circunstancias son una mezcla idónea para que la armonía dentro de un vestuario pudiera haber saltado por los aires hace ya un tiempo, pero no ha sido así. Todo lo contrario. El equipo se ha arropado cuando peor andaban las cosas fuera de las cuatro paredes del vestuario. Además, también ha soportado la presión y ha salvado, con su trabajada victoria en el campo del líder (y antes con otras), la cabeza de un entrenador que lleva en el disparadero desde finales del año pasado. Cualquier equipo mediocre, en la mayoría de los casos, no hubiera soportado dicha presión y habría cedido en algún partido clave motivando la destitución del entrenador de marras.

Más allá de las clásicas declaraciones de ‘estar a muerte con el entrenador’, la verdad es que este Cádiz CF ha sabido hacerse fuerte en el peor momento. Los brazos y gestos de complicidad, la solidaridad defensiva en cada jugada del adversario, la celebración de los goles y, sobre todo, de la victoria en la Nueva Condomina es una señal inequívoca de que el equipo anda más unido que nunca. Y lo está en un momento que son pocos los conjuntos que lo demuestran. Están siendo tantas las críticas en torno al equipo y a la figura del entrenador, que este Cádiz CF ha encontrado la unión dentro del vestuario y no fuera. La piña en el vestuario ha llegado en el mejor momento.

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