Cádiz CF

Y el Cádiz CF volvió a echar el cerrojo

La vuelta de Cala al centro de la defensa y el anti-fútbol le vuelven a dar la razón a Cervera

Alfonso Carbonell

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Sobre Sergio Sánchez construyó un castillo Álvaro Cervera el curso pasado y desde el derrumbe del hoy jugador del Albacete, el Cádiz CF no tuvo a otro valladar hasta que llegó, también de la fábrica del barrio sevillano de Nervión, Juan Cala. Ambos centrales comenzaron esta Liga siendo compañeros y eran muchos los cadistas que se frotaban las manos imaginando una pareja de centrales de tamaño excepcional. Pero no, para entonces el que mandaba en el banquillo ya le había puesto la cruz a uno de ellos mientras se enamoraba de lo inevitable.

Fue, ha sido y está siendo Juan Cala sobre la base en la que Cervera se ha apoyado este año para darle a su Cádiz CF la impronta y el empaque con la que se ha hecho dueño y señor de la categoría desde que esta echó a rodar en la primera jornada de Liga. Al ex de Las Palmas apenas le costó ganarse la confianza de su nuevo entrenador. Es más, aunque se trate de un central con magnífica salida de balón y con una calidad innegable, fue Cervera uno de los motivos de peso que le hizo firmar con el Cádiz CF para los próximos cinco años, que ya son cuatro al haberse cumplido el primero.

El Cádiz CF ha tenido que aprender a marchas forzadas en esta desescalada. No comenzó muy bien de sensaciones y no ha sido hasta que su entrenador se ha dado cuenta de que 'a más fútbol, menos resultados' cuando no han llegado lo que todo el mundo busca, los resultados. Y es que Cervera ha tratado por todos los medios, al principio de esta reanudación 'expres' de la temporada, de ir a por las victorias desde la creación. De ahí vienen equipos plagados de 'jugones', pero a pesar de que los once ilusionaban al personal no se dio con la tecla. Al final, se ha dado. ¿Y cómo? Pues muy fácil. Siendo más arisco que nunca con el fútbol. Se han ganado los dos últimos partidos desde la base de una defensa rígida, un bloque antipático y un ataque puntual y certero. El anti-fútbol se ha impuesto y sobra decir que el fin justifica los medios.

Pero más allá de eso, lo que realmente importa son los tres partidos últimos en los que el Cádiz CF ha sumado siete puntos de los nueve disputados, el mayor botín en toda la desescalada. Lo ha hecho desde la defensa y dejando su portería a cero. Así se empezó en Elche, donde se aproximó al lío pero se acercó a su remedio.

Aquel empate sin goles no gustó a nadie salvo a dos. Uno era Cifuentes, que junto a David Gil, llevaba recibiendo goles en todos y cada uno de los partidos disputados desde el fin del confinamiento. Al otro que le gustó llevaba gafas y se sentaba en el banquillo.

En el Martínez Valero aún se ausentó Cala, que se había lesionado en Huesca dejando preocupado, no era para menos, a Cervera, que lo supo aguantar en la enfermería el tiempo necesario para hacerlo volver en los dos encuentros donde el Cádiz CF ha dado el hachazo definitivo a sus perseguidores. Y ha sido con el sevillano con el que el equipo ha confirmado que ha echado el cerrojo que proporciona el caudal de puntos que suele traer consigo. Dos victorias seguidas, seis de seis, y la distancia respecto a los perseguidores vuelve a ser tan confortable que ya hay cadistas comprando mascarillas que se puedan mojar en una fuente que da entrada al casco histórico de una ciudad a la que le queda nada para volver a ser de Primera.

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