Cádiz CF

Cádiz CF-SD Huesca (1-1): Si hay casta, hay esperanza

Servando aprovecha un regalo del meta oscense para empatar un partido lleno de sufrimiento y coraje

Alfonso Carbonell

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Salvi se marchó lesionado del partido ante el Huesca.

Ni el Huesca sucumbió en Carranza ni el Cádiz CF se apartó del camino. Y eso que ambos fueron a dejar a su rival en la estacada, pero ambos equipos han mostrado sus credenciales y el porqué de donde están. Cada uno expuso lo suyo. El Cádiz CF puso el coraje, la velocidad y el espíritu. Por su parte el Huesca puso el fútbol, ese que le pudo dar más goles si le sonríe un poco más la fortuna. El caso es que los aficionados que fueron a Carranza se fueron a saca tras disfrutar de la esencia de este deporte, la emoción.

Un gol de Servando en los inicios de la segunda mitad le dio al Cádiz CF la chispa necesaria para poder creerse mejor que un Huesca que por momentos, como pasó también en la primera vuelta, bailó a los amarillos. Pero este once de Cervera está repleto de legionarios y no se arruga. Lejos de ello, es capaz de crecerse en la adversidad. Y mucho más si su gente le aprieta desde la grada. El Cádiz CF pudo perder y si no lo hizo fue porque cree en el sueño en el que está metido desde que ascendió en Alicante.

Salió el Cádiz CF decidido a discutirle el balón a un Huesca que hace de la posesión su marca. Pero el equipo oscense se encontró con un Carranza, aunque con ausencias en la grada por las procesiones y la inestimable colaboración de su paisano Javiet Tebas, muy consciente de lo mucho que había en juego. Por eso mismo, equipo y grada, comenzaron el partido metiendo al Huesca en su campo. Muy pronto se le vio a Salvi sus ganas, pero el disparo del sanluqueño se fue desviado tras echarse el balón a la carrera para sacarle ya unos metritos de ventaja a su marcador. Primer aviso.

Pasados esos primeros diez minutos de control cadista, el partido (y la grada) se enfrió. No sólo se enfrió, también se esmeró el Huesca, que salía de la trinchera para inquietar a la zaga amarilla. Poco a poco, los de Rubi comenzaban a hacerse con la pelota pero, quien sabe, si con el permiso del Cádiz CF. El caso es que el conjunto altoaragonés comenzó a sentirse muy cómodo sobre el terreno de juego ante un Cádiz CF al que se le apagaba la luz cada vez que le tocaba inventar.

Así las cosas, solo Salvi parecía estar dispuesto a amargarle el plan a Rubi. También a Jona se le veía participativo pero a veces porque no se entendía con el sanluqueño y otras se pasaba de fe en la velocidad de Alvarito no terminaba de asistir como debiera a sus don lanzas.

Volvió el Cádiz CF, con la ayuda de Brigadas que despertó a la grada, al partido, pero cuando mejor estaba una equivocación imperdonable de Álex, que quiso regatear en la media luna de su área, casi le deja en bandeja el gol a Moi Gómez, pero por suerte apareció Cifuentes para detener por bajo.

Fue el primer aviso serio del Huesca, que a la siguiente que tuvo vio como el linier levantaba el banderín para anular el gol de Moi Gómez, que estando con un pie en fuera de juego, apareció para desviar el disparo de Chimy Ávila y desviar la trayectoria del balón con Cifuentes ya vendido en el suelo. El fuera de juego hizo respirara a un Carranza que veía como su equipo no podía ante un Huesca que se hizo por completo con la manija del juego. Y llegó el gol tras una maravilla de Cucho Hernández, que tras amagar con el disparo engañando hasta a seis jugadores del Cádiz CF, que completamente partidos vieron como el colombiano filtraba un pase de categoría para dejar solo ante Cifuentes a Chimy Ávila que bate por bajo al meta cadista. Tocaba remar y tirar de algo más que fútbol porque parecía claro que a fútbol este Huesca es muy superior a este Cádiz CF destructivo.

Había que tirar de otra cosa y el Cádiz CF tiró de fe espoleado por su grada. El primero en intentarlo, quien sino, fue Salvi, que tras aprovechar el saque rápido de una falta de Perea sorprendía a la zaga oscense para disparar. Su lanzamiento rebotó en la defensa y Garrido, con la zurda, casi la cuela por la escuadra de no ser por la buena colocación del arquero visitante.

Los últimos minutos de la primera parte fueron para Eugeni, que tras unos minutos en el juego como sustituto del lesionado Perea, articuló bien el ataque amarillo. De sus notas salieron las únicas de fútbol de un Cádiz CF que se iba al descanso perdiendo tras intentarlo con un libre directo del ex del Lorca detenido por Remiro.

No muy mal tenía que estar viendo el panorama Cervera cuando dejó salir a los mismo once que acabaron la primera mitad. Eugeni parecía estar muy presente y siguió estándolo en los comienzos de la reanudación. Precisamente, otra falta botada por él estuvo cerca de crearle problemas a Remiro, que en su estirada para sacar a córner el centro chut del cadista. Y justo de este saque de esquina llegó el gol que lanzaba a Carranza. Eugeni ponía el balón al primer palo para que el arquero se tragase el balón bajo su cuerpo y dejarlo sobre la línea de gol para que Servando la empujase a dentro.

Espoleado por el gol, el Cádiz CF se quitó de lo alto los complejos y volvió a confiar en su suerte y en su coraje. Álex levantaba a la grada de sus asientos recuperando balones como un perro de presa, Alvarito, tras la lesión de Salvi, mantenía las esperanzas del equipo cambiado de banda y Barral salía para dar mayor mordida al ataque amarillo. Y claro, con estos ingredientes, Carranza entraba en ebullición.

Entró el partido en la maravillosa locura de ida y vuelta. El Cádiz CF era quien más fuerte parecía pero es sensación dejaba de existir en cuanto el Huesca merodeaba por la puerta de un Cifuentes que recibió un patadón en la mano justo en el momento en que con su puño sacaba el balón bajo palos en una jugada que acabó en falta tras un lío considerable en los dominios del meta cadista.

Llegados a los últimos diez minutos Carranza era un volcán con dos equipos jugando de poder a poder. Tan pronto se colaba Moha en el área oscense como al minuto era Cifuentes el que se hacía con un balón tras un disparo de Cucho, omnipresente. Poco pudo hacer en las dos siguientes el meta cadista, pero por suerte el cabezazo primero de Aguilera no encontró puerta y más tarde el zurdazo de Gallar encontró la cepa del palo. Respiraba Carranza, que casi que visto lo visto comenzaba a recargar tinta para firmar el empate.

Cifuentes aprovechaba las cesiones de sus defensas para robarle segundos al crono consciente de que los suyos estaban pasándolo mal más allá de las acometidas de Moha y el buen hacer de Eugeni que casi revienta Carranza con un zurdazo que se fue alto tras salir de un regate con el gesto de un mariscal.

El pitido final dio descanso a los veintidós guerreros que seguramente seguirán luchando por el mismo objetivo. Ningún paso atrás de dos equipos que se batieron con la valentía necesaria para emprender cualquier sueño. Siguen con sus opciones intactas. Muy merecidas.

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