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Cádiz CF-Granada B (0-1): Una granada para detonar la ilusión

Pésimo encuentro del equipo amarillo, con un juego apático y falta de ideas, que le condena a dejar la lucha por el liderato

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Aridane intenta frentar al excadista Wilson Cuero.
Aridane intenta frentar al excadista Wilson Cuero.

Una granada y ¡booom! La ilusión ha saltado por los aires, la esperanza se ha hecho añicos. Hasta esta mañana, el Cádiz CF aún soñaba con dar caza al líder. Pero Quique Pina y sus cachorros destrozan el primer objetivo de los amarillos: el campeonato ya es una utopía, y más por sensaciones que por números, sin ser baladí esa distancia casi infinita de ocho puntos.

Pero es que este Cádiz CF no transmite. Que no, que no hay manera. Engañaba un poco con los tres triunfos seguidos pero Claudio sigue perdido y sus futbolistas han perdido el norte ante la falta de una brújula, o de una hoja de ruta. El conjunto gaditano perdía ante el Granada B (0-1) de forma más que merecida con un juego ramplón, apático, sin ideas y sin energía, que le condena a luchar por el segundo puesto.

Un gol de Sergio Martín a la salida de un córner daba la puntilla a la escuadra local, que echaba de menos a David Sánchez como si fuera Iniesta o Xavi, sobre todo al conocer a su sustituto. La enésima pifia del míster, y esta ya no tiene fácil arreglo.

Primer experimento ante la ausencia de David Sánchez y el (más que probable) descarte de Garrido. Servando de mediocentro. Claudio sorprendía con el isleño como escudero de Abel y pronto se observaba ese cortocircuito en la medular. El ex del Melilla es quien ha conseguido otorgarle equilibrio al juego al liberar también a Abel y mejorar a sus compañeros, y con la ausencia del sevillano el Cádiz CF volvía a caer en la apatía.

De esas dudas sacaba ganancias un Granada B al que sólo le faltaba el gol. Por suerte en las filas del conjunto nazarí se encuentra un viejo 'conocido' como es Wilson Cuero, que malograba ocasiones claras al igual que sus compañeros.

Las tres victorias consecutivas del Cádiz CF ofrecían mucho mayor crédito entre la afición, que se agotaba a velocidad de crucero ante la inoperancia de sus futbolistas. Aburría el cuadro gaditano, sin ideas, a la imagen del equipo plano y tedioso de la primera vuelta. Los nuevos se contagiaban rápidamente y los bostezos se propagaban por la grada.

La primera parte expiraba sin noticias del equipo local, en su versión más rácana. Así díficilmente se podrá hacer algo al final de temporada, y es que tampoco se podía dar el mérito a un filial rojiblanco con más carencias que en temporadas anteriores.

Nada cambiaba en la reanudación. El Cádiz CF se quedaba en la nada más absoluta. Los jugadores se resistían al cambio así que el entrenador buscaba la reacción en el banquillo. Primero ingresaba Despotovic, que debutaba de amarillo, y posteriormente Alberto Quintana, que relevaba a Servando con la confirmación de que el experimento había resultado nefasto.

El paso de los minutos hacía crecer al Granada B, que con lo mínimo se plantaba ante Cifuentes. Lo peor era previsible. Y se convertía realidad en un córner. Sergio Martín aprovechaba un rechace para batir al meta cadista, obstaculizado por varios futbolistas en el área pequeña.

El Cádiz CF, tras anestesiar a su hinchada, no presentaba motivo alguno para confiar siquiera en el empate. La salida de Álvaro, pegadito al extremo izquierdo, levantaba un poco el ánimo a los locales. El utrerano se lanzaba para rematar un buen centro desde la derecha pero el arquero le tapaba todos los espacios.

La única ocasión, la única, en más de 90 minutos. Un desaguisado, un esperpento. El Cádiz CF sigue siendo mediocre, y así lo percibe una hinchada que ya ni se queja. Sólo una pequeña parte del fondo sur cantaba contra Vizcaíno exigiéndole la dimisión. Y cuando la afición mira al palco, el palco mira al banquillo.

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