Cádiz CF

Cádiz CF-Betis (1-2): Sin látigo para domar al León

Agallas, ilusión, compromiso, sacrificio... sin gol, estas palabras se reducen al mínimo, como las opciones del Cádiz CF en la Copa del Rey

José María Aguilera

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No se escucha ni el chasquido. El látigo del Cádiz CF es de algodón, suave como la seda, y así resulta imposible domar al León. Le falta pegada, dureza arriba para rasgar la piel del rival, herirle y hacerle retroceder. Tres goles en ocho comparecencias, un mínimo en la máxima exigencia, una circunstancia desesperante para quien sueña con la resurrección de este plantel.

Porque agallas, insistencia, tenacidad, compromiso, sacrificio, le sobran a este grupo, más allá de que algún nuevo se ponga las pilas y algún viejo regrese los pies a la tierra. Pero la inocencia arriba perturba al aficionado , esa incapacidad para definir lo poco que se crea, para alojar la bola en la red. Lo conseguía ante el Betis a fuerza de rechaces, machacando, sin brillo... un oasis en el desierto al sufrir en la segunda mitad los errores de Romera o Carrillo, la desaparición de Barral.

¿La Copa? Perdida de antemano pues es un torneo que no ofrece 'chance' alguno para un Segunda, Sergio León se encargaba de retirarla definitivamente de la mesa . Es menester de otros con menos problemas, lo que reúnen motivos para ilusionarse con cotas mayores mientras los humildes pelean por seguir hablando en plata. Porque para demostrar las diferencias de categorías hace falta muy poco tiempo.

El Betis, superior técnica y físicamente

Concretamente, cinco minutos. Desmarque, pérdida, rechace, control y zarpazo del León . En Primera no se pierde el tiempo. Cualquier instante cedido es regalado, de ahí que el disparo ni se piense: se ejecuta. En ese tanteo que se respetan en la categoría de plata comenzaba perdiendo el Cádiz CF ante un Betis que ha crecido de la mano de Setién como si le hubiera inyectado las hormonas milagrosas.

El amarillo se arrugaba ante el adversario, amedrentado por su calidad y por la banda sonora que conectaba una hinchada que por sorpresa tomaba Carranza. Incómodos, desubicados, zarandeados por el viento y el enemigo, los pupilos de Cervera iniciaban una lucha consigo mismo para dejar de perseguir las sombras hispalenses.

Duros momentos, superados con tesón. Se empezaba a asumir el triple pivote colocado por el míster , con Álex, Abdullah y José Mari en la medular y tres delanteros alternando en vanguardia. Con desorden excesivo . Y el roteño, líder en el campo más allá del brazalete, levantaba a sus chicos con un disparo a la chapa. Lejano y desviado, pero marcando el camino al objetivo.

Curioso. O no tanto. Quien lo interpretaba mejor era Moha, el hombre de la copa. Tercer partido y tercera asistencia de gol. El purasangre galopaba por diestra y cedía al corazón del área, donde no alcanzaba Barral. Pero sí Álex para con dos disparos, de rebote y la 'remanguillé' , batiera al arquero verdiblanco y reflejara la igualdad en el marcador.

La batalla en el césped se solapaba con la guerra de cánticos en la grada . Pura pasión. El Cádiz CF lograba amansar a los cachorros béticos, equipo muy joven el sevillano. Frenaba sus acometidas tras cederle el cuero, con el sueño de agarrar un contragolpe aunque sin sus estiletes clásicos por banda la misión se recrudecía.

Hasta el ecuador se equiparaban las fuerzas. Un pacto de no agresión con partido y medio por delante para decidir la eliminatoria. Sólo se excedía en el golpeo, al jugador contrario y por desgracia no es habitual, el isleño Barral, con más tarjetas que cualquiera de sus 'compis' de la zaga.

Cádiz CF-Betis: Segunda parte

El triple pivote se convertía pronto en el 4-2-3-1 clásico con Álex de mediapunta. Con el dibujo bien marcado arrancaba la segunda mitad. El balón quedaba en propiedad bética mientras el Cádiz CF presionaba para robar en la medular, sin éxito .

El once de Setién ganaba metros con el transcurso de los minutos y a la superioridad técnica le unía la física. Nahual, después de avisar segundos antes, desbordaba a Carpio y dirigía su servicio raso a Sergio León. El killer, autodescartado Villanueva por exceso de frenada, doblegaba con temple al meta cadista.

Inmisericorde. Dos despistes y dos goles. Y de nuevo despertaba el Cádiz CF, crecido ante la adversidad. La entrada de Alvarito, en compañía de Garrido desde el banquillo, agitaba el duelo para generar dos clarísimas ocasiones de gol. Pero el fantasma de Ortuño se agiganta cada vez que Romera o Carrillo yerran ante la puerta rival. El ex del Barça mandaba fuera un pase irreprochable del utrerano y posteriormente un centro a medida de Moha.

El duelo se quebraba. Al Cádiz CF le daba igual dos que cuatro y el Betis encontraba una magnífica oportunidad para sentenciar y prácticamente olvidarse de la vuelta, reducirla a un mero trámite. Fabián lo rozaba pero estrellaba sus intenciones en la cepa del poste, y Alvarito mandaba al cielo un gran balón de Abdullah antes de conocer que partía de fuera de juego.

Yáñez y Giménez se estiraban para salvar otros dos goles. Y a diez minutos del final el Betis se gustaba a compás de los olés de su hinchada. El sello de Setién se rubricaba en ese juego combinativo que atonta al rival y le arrebata el esférico hasta sacarlo del partido. Aunque ya los locales estaban muy fuera del encuentro de la Copa, pensando en la lesión de Garrido que dejaba al once con diez, y sobre todo en esa incapacidad ante el gol. Al final, lo que importa.

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