Cádiz CF

Cádiz CF-Alcorcón (0-2) No arrancan

Los cadistas se derrumban tras anular el árbitro un gol legal a Carrillo

Alfonso Carbonell

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Carrillo remata a puerta en un gol anulado.

Con muy poco al Cádiz CF le hacen daño. A poco que se enfrente a un rival experimentado y bien trabajado, los de Cervera sufren en demasía. Y si el viento no sopla a favor, pues peor que peor. Porque el Alcorcón ha superado al once cadista con un método básico: orden y salida a la contra. Con eso mismo con lo que antaño el Cádiz CF se imponía a los rivales. Pero como los gaditanos están en un proceso de reconocimiento que se agradece, sufren las consecuencias de no encontrarse. Y en esas están. Intentado hacer sin apenas conseguir nada.

Y cuando no salen las cosas hasta el de negro se pone en contra. Porque cuando el marcador estaba en tablas llegó un gol válido de Carrillo que el trencilla anuló equivocadamente. Injusto a todas reglas, sí, pero no es excusa alguna para que luego el equipo se derrumbase de la manera en la que lo hizo para allanarle el camino a un Alcorcón que demostró saber aprovechar las facilidades,

Y es que cuando mejor están las cosas, peor se ponen. El Cádiz CF salió alegre al campo y el más contento era Dani Romera, que estaba en racha tras sus goles en Tenerife y Albacete. Tan motivado estaba el almeriense que en su primera acción, tras un centro pasado de Salvi, se lesionó el hombro al intentar conectar con la pelota en un acrobático movimiento con el que se dislocó el hombro. El delantero cadista, titular por primera vez en Liga, luchó por mantenerse en el campo pero pasados los diez minutos no tuvo otra que pedir el cambio por Carrillo.

Entre tanto, el Cádiz CF se hacía dueño de las situación gracias al buen hacer de un Perea que está con ganas de hacerse con el molde de su equipo. De sus botas, de hecho, salió un obús a la escuadra en el 8' de partido que despejó a córner Dani Jiménez con un paradón de cartel.

Estaba el Cádiz CF bien, con brío y con ganas. Y el que más las mostrabas, otra vez, era el canterano Manu Vallejo, que entre internada e internada lo intentaba con un disparo muy desviado pero lleno de intención.

Poco a poco, el Alcorcón fue cogiendo mando en plaza y tras el cuarto de hora de arreón local, el combinado madrileño comenzó a maniatar al Cádiz CF al tiempo que le buscaba las cosquillas. Porque cada vez que el once alfarero pisaba campo contrario tenía las cosas muy muy claritas.

Pero antes de que los madrileños se pusieran por delante en el marcador dijo algo el Cádiz CF que tuvo que ser escuchado por el árbitro, que anuló equivocadamente un gol legal a Carrillo tras un pase magnífico al primer palo de Salvi. Era el minuto 18 y el gol del Cádiz CF se iba al limbo mientras el Alcorcón se crecía por momentos.

Como desanimado el once amarillo por ese gol legal que no subía al marcador, los visitantes aprovecharon ese bajón para terminar de creerse que eran mejores y empezaron a pregonarlo. Pasaban los minutos y el Alcorcón pisaba cada vez con más descaro el campo gaditano.  Y pasó lo que pasó. Jonathan Pereira, que cada vez se movía más libre entre líneas, recibió un balón de espaldas para prolongarlo al hueco a el exsevillista Juan Muñoz, que en su mano a mano con Cifuentes no le tembló el puslo para superar al meta cadiata con temple y pese la presión que ejercía por detrás Kecojevic.

El gol del Alcorcón aplatanó más si cabe al Cádiz CF, que grogui aún por todo lo que le había sucedido volvió a recibir otro mazazo al poco tiempo. Otra vez el Alcorcón triangulaba con tranquilidad en las inmediaciones del área gaditana. Y así, entre pase y pase, Pereira volvía a cocinar entre líneas una jugada que abrió a la banda hacia Sangalli, que desde la línea de fondo levantó la cara al corazón del área donde Juan Muñoz firmaba su doblete con toda parsimonia y eficacia-

Era el minuto 40 de partido y los pitos florecían, quizás injustamente, en la grada de Carranza. Más por rabia que por conciencia, los hombres de Cervera adelantaron líneas para agobiar la salida de balón de los madrileños, pero no estaba la cosa de cara. Salvi, que pese a estar en baja forma sigue siendo el principal arma ofensiva del C´diz CF, metía un nuevo balón al área para que no llegase Carrillo y Matos, llegando desde atrás, no resolviese bien al buscar un rematador.

El primer tiempo finalizaba con un lanzamiento de libre directo de Perea que no encontraba portería para desilusión de una afición que no se explicaba muy bien como se estaba yendo un partido por la borda sin tampoco mucha lógica.

Cervera tocó el banquillo en el descanso y dio entrada a José Mari para enderezar un poco el rumbo. Y otra vez, pese a todo lo que se dice de su estado físico, fue Salvi el que tiró del carro con mayor decisión para meter otro balón de gol a Carrillo, que esta vez en posición ilegal no acertó a rematar pese a que el asistente no levantó en esta ocasión el banderín.

No tenía otra el Cádiz CF que intentarlo bajo todos los medios, pero una y otra vez sus acercamientos nada más que llegaban con disparos lejanos y desviados para tranquilidad de un Alcorcón que seguía sintiéndose muy seguro de sí mismo.

A la hora de partido, Cervera se quedaba sin cambios para meter en el equipo a Aketxe por Edu Ramos y en su primer intentó casi sorprende de libre directo al meta madrileño. Y el caso es que los amarillos volcaron el campo hacia el lado alfarero. Aketxe se aliaba con Álex, José Mari y Manu Vallejo para hacer llevar el balón adelante pero la defensa del Alcorcón no daba visos de pasarlo mal.

Llegados al minuto 65, el conjunto madrileño inició su proceso de desgaste psicológico entre cambios y típicos parones para desconcierto de una hinchada aburrida y desilusionada por el devenir de los acontecimientos.

Ya camino de la recta final del encuentro, el Cádiz CF se movía más por rabia que por convencimiento. Los hombres de Cervera se hicieron con el centro de campo, lo que no se traducía en ningún momento en ocasiones ni en sensación alguna de autoridad.

Los signos de impotencia, a medida que seguían pasando los minutos, se hacían cada vez más evidentes en las filas del once amarillo, que bastante tenía con no encajar otro gol ante un equipo rival mucho mejor plantado y sin necesidad de hacer más sangre.

Las gradas se iban vaciando mientras los amarillos no encontraban siquiera la manera de ponerle chispa al partido. Tan solo los balones parados de Aketxe buscando a Kecojevic o Mauro eran los únicos argumentos de un Cádiz CF vencido que solo por vergüenza se mantenía sobre el césped.

El pitido final dejaba Carranza muy enfadado, más que con el equipo, con el aburrimiento de tarde que le había hecho pasar. Y por descontado, desde fondo sur ya se señalaba al palco como protesta,

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación