CÁDIZ CF

¿En qué afecta el ascenso al Cádiz CF?

Viajes, fichas, Seguridad Social, arbitrajes, salarios... los gastos aumentan en más de medio millón y condicionan el límite salarial; a cambio, accede a un mercado interesante de jóvenes promesas

José María Aguilera

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El Cádiz B ha ascendido a la tercera categoría nacional. ¿Y ahora qué? Pues su influencia en el club, en el primer equipo, es indiscutible . En lo deportivo y en lo financiero, con sus ‘pros’ y sus contras.

El filial ha pasado en pocos años de la modestísima Primera Andaluza a Segunda B, una división que durante muchísimos años ha contado con el primer equipo y que ahore reúne a entidades históricas como Recreativo de Huelva, Córdoba o Cartagena. Para los amarillos un pozo, un infierno que ahora para sus pequeños es la gloria. Pero no puede conducir al engaño: es una categoría ruinosa, complicada, ‘semi-profesional’, con todos los problemas que eso conlleva, un desastre para las arcas porque el gasto supera a los ingresos. Para la mayoría es una división de transición.

Un gran esfuerzo económico

Exige un esfuerzo económico mucho mayor que Tercera en todos los aspectos. Principalmente en desplazamientos (este año estaba el Ibiza, y hay destinos incómodos como Talavera, Melilla o los murcianos), fichas de jugadores, salarios, Seguridad Social, arbitrajes... La inversión en el filial superará el medio millón (será cercano a los 800.000 euros) y, cuestión sumamente importante, los sueldos se incluyen dentro del límite salarial. Es decir, que el tope es el mismo que el pasado curso y ahora hay que meter lo que cobran los chicos, lo que repercutirá directamente en el primer equipo.

Por ello obligará a una reestructuración de la plantilla que ya se tiene en mente. No se ocuparán las 25 fichas, sino que el plantel de Cervera se quedará con 20-22 jugadores y se completará con los chicos del filial. Entran en juego los Sergio González, Javi Navarro y Javi Pérez, Seth Airam, Saturday y Arco , que han de dar el paso al frente. Más refuerzos específicos.

El aspecto más positivo del ascenso a nivel deportivo es que el Cádiz CF accederá a un mercado de jóvenes valores que antes no tenía. Esos chicos con proyección a los que convencer de que no hay mejor opción en Segunda B que el amarillo, pues te da la oportunidad de trabajar con profesionales, de tener a mano a Segunda y, si no hay suerte, contar con minutos en la categoría de bronce. No todos están dispuesto a ello porque a nadie le gusta bajar cuando ha subido. Pero hay casos como el de Jovanovic que se podría aprovechar: foguearlos con Pavón hasta que Cervera dé luz verde . Y por supuesto a los chavales de la provincia que encuentren El Rosal como el mejor escaparate para lucir sus virtudes, por encima de San Fernando, Balona, Sanlúcar o Algeciras.

El escalón se reduce

Se insiste en que el escalón entre Segunda y Segunda B es menor. Pero en la práctica esa no es la realidad. Las buenas hornadas de futbolistas, los mirlos blancos, destacan en cualquier categoría y rompen la puerta sin importar de donde vengan, llámense Messi o Manu Vallejo, por poner dos ejemplos. Los clubes no sacan más y mejores jugadores por tener a los equipos en categorías superiores; es más que esos chicos suben por su propia capacidad y talento. ¿Que es más fácil el acceso? Sí, pero el fútbol entiende poco de facilidades y lógicas.

Hay que sumar la competitividad. El objetivo de todo filial es formar jugadores, por encima de los resultados . Eso en teoría. Pero la dificultad aumenta de nivel y, aunque no es la Segunda B de otros años, en lo deportivo se plantea un duro año para los jugadores que les puede ayudar a madurar. La importancia radica en que la meta no se puede confundir, y que un filial no sirve para nada en Segunda B si no aporta al primer equipo. Para absolutamente nada.

Aquí el club ha trabajado bien la formación. La idea de fútbol de Pavón se asemeja a la de Cervera y eso facilita el paso. Es clave en el proyecto las similitudes en el estilo.

En la balanza del ascenso ha de mantenerse el equilibrio entre el exigente esfuerzo económico y las ventajas deportivas potenciales que ofrece. Sea un caramelo dulce o envenenado, la realidad es que siempre hay que luchar para al menos saborearlo.

En cuestión el trato a los históricos de la categoría 

El Cádiz CF conoce bien la Segunda B. Demasiado bien, y no precisamente por si filial. Sufrió en dos épocas distintas: nueve años primero y seis después, coqueteando con la desaparición. En esas temporadas ha vivido de todo. Una de las cuestiones que más se trataba en rivales vecinos de la talla de Sevilla, Betis, e incluso Málaga y Granada, era dónde jugar con el filial cuando lo visitaba un histórico como el equipo amarillo. En muchas ocasiones se le ha otorgado un trato favorable, jugando en el Pizjuán, el Villamarín o Los Cármenes, también por la taquilla que dejaba la fiel afición gaditana. Ahora se encuentra en el papel opuesto. En pocos meses visitarán Cádiz históricos como Recreativo de Huelva, Córdoba y hasta Cartagena. Con grandes y numerosas aficiones. ¿Deben jugar en el Rosal o Carranza? Vizcaíno señala la Ciudad Deportiva pero se analizarán los casos excepcionales.

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