Entrevista

Juan Carlos Navarro: «Quiero dejar la selección en lo más alto del podio»

El capitán del equipo nacional atiende a ABC y repasa sus 17 años con España antes de encarar su último Eurobasket

Emilio V. Escudero

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Aunque han pasado 17 años desde su primera convocatoria con la selección, Juan Carlos Navarro encara esta concentración previa al Eurobasket con la misma ilusión de aquella previa a los Juegos de Sídney 2000. Sabe que puede ser la última y, quizá por eso, quiere aprovechar cada momento y exprimirlo al máximo. Mientras atiende a ABC , bromea con Pau Gasol , su compañero inseparable en este viaje con la selección. Ambos han sido los líderes de un equipo de leyenda que ha situado a España a la altura de los más grandes de la historia del baloncesto.

—¿Cómo llega Navarro a esta nueva llamada de la selección?

—Después de una temporada dura, con muchos dolores y problemas físicos, por primera vez en años he tenido dos meses para descansar y recuperarme bien de la última lesión que tuve. Eso me ha permitido preparar mejor que otros años esta concentración previa al Eurobasket y no empezar los entrenamientos desde cero.

«Sé que ya no estoy para jugar treinta minutos, pero aún puedo aportar cosas importantes al equipo»

—¿Cuesta levantarse cada día con dolores, ir a entrenarse, jugar...?

—Sí, es complicado, pero te habitúas a ello. Aprendes a vivir con el dolor, a llevarlo y a leer tu cuerpo. A entenderlo. Por suerte, a nivel de dolores estoy mejor que otros años por el descanso que le comentaba. Pero siempre existen molestias. Sabes que tienes que convivir con ello.

—¿Ese aguante es ya más mental que físico?

—Cuando llegas a estas edades, la cabeza juega un papel muy importante. Tienes que saber equilibrar el dolor físico con el aguante mental. Solo así puedes seguir jugando a un alto nivel.

—¿Trabaja de alguna forma ese aspecto mental?

—No soy de los que busca ayuda profesional en ese sentido. Soy más de apoyarme mucho en la familia, que son los que nos aguantan más cuando peor estamos y los que más pueden ayudarnos porque nos conocen mejor.

—¿Se esperaba esta llamada de la selección tras ese año tan malo con el Barcelona?

—Bueno, es algo que se va hablando durante la temporada. Sergio (Scariolo) es un seleccionador al que le gusta mantener mucho el contacto con los jugadores a lo largo del año. Nos llama, nos pregunta cómo vamos... Es muy cercano y, a pesar de lo bien o mal que puedan ir las cosas con el equipo, tiene en cuenta otros factores. Convenimos que lo mejor era que descansara bien y que empezara poco a poco aquí con el resto de compañeros, con un rol diferente, para llegar bien al Eurobasket. Además, creo que me puede servir para estar en buena forma con el Barcelona cuando empiece la temporada.

«Aprendes a vivir con el dolor, a llevarlo y a leer tu cuerpo. La cabeza juega un papel importante»

—¿Si no hubiera sido Navarro, cree que Scariolo le habría llamado?

—Pffff (resopla). Creo que esa sería una pregunta para él. No sabría qué decirle. Si el entrenador me ha llamado es porque cree que puedo aportar cosas positivas al equipo. Yo también lo creo así, porque si no ya habría dado un paso atrás y habría dejado la selección. Sé que puedo ser un jugador importante aún tanto dentro como fuera de la cancha.

—¿Qué le ha pedido el seleccionador para este Eurobasket?

—Quiere que tenga un rol parecido al que ya cumplí el año pasado en los Juegos de Río. Quiere que ayude a los jóvenes que llegan nuevos y que esté preparado para cualquier situación. Ya sé que no voy a jugar treinta minutos, pero los campeonatos son muy largos y hay tiempo para todo el mundo. Todos vamos a tener que ser importantes si queremos llegar lejos y ganar el oro.

—¿Cuesta aceptar ese cambio de rol?

—No, para nada. Es una de las cosas que entiendo perfectamente. ¡Cómo no voy a entenderlo teniendo al lado a un jugador como Llull que está jugando de una manera espectacular! Ahora son jugadores como él los que deben tirar del carro.

—¿Se ve reflejado en los jóvenes que llegan?

—La verdad es que ha pasado el tiempo muy rápido, pero me acuerdo de ese chico sin miedos y con mucho desparpajo que llegó a la selección antes de los Juegos de Sídney 2000 y me pongo un poco en su situación. El problema para ellos es que hemos dejado el listón muy alto. Van a tener difícil igualar lo que ha conseguido esta generación, pero por ganas no va a ser. Nosotros vamos a allanarles el camino todo lo posible y para eso estamos aún aquí, pero conseguir los logros de los últimos diez o quince años va a ser muy complicado.

«Nunca se puede decir al cien por cien que será mi último torneo, pero casi seguro que será así»

—¿Tan rápido han ido estos 17 años?

—Se me han pasado volando. Ha pasado mucho tiempo, pero lo mejor de todo es que no me arrepiento de nada de lo que he hecho en torno a una cancha de baloncesto. He disfrutado mucho y he sido muy feliz haciendo este deporte. Nunca imaginé que todo fuera a resultar tan bien.

—Es que su generación ha ganado muchas medallas, pero sobre todo ha sido un ejemplo para los niños...

—Esa es una de las cosas que me hace sentir más orgulloso. A veces, cuando voy caminando por la calle, se me acerca alguien y me da las gracias por haberle hecho disfrutar tanto con el baloncesto todos estos años. Ese reconocimiento de la gente es lo mejor. Lo que quedará junto a los éxitos cuando ya no podamos seguir jugando. Pero bueno, aún nos queda cuerda a algunos y confiamos en que los que nos sucedan sigan por ese camino.

—¿Le gusta que sus hijas estén continuando esa senda?

—Claro. Me hace ilusión que hagan deporte y que jueguen al baloncesto. Lo que pasa es que sufro mucho cuando las veo jugar. Sufro mucho más que cuando yo estoy en la cancha. La mayor está ahora concentrada con la selección en Almagro...

—¿Y es de esos padres que da muchos consejos?

—No me dejan dar muchos. También es complicado hacerlo a estas edades en las que es difícil ser «la hija de» e ir por los sitios, pero la verdad es que son muy buenas niñas. En verano, que hemos tenido más tiempo, sí que intento decirles algo, pero no es fácil, porque se mezclan muchas cosas.

—¿Es firme su decisión de dejar la selección después del Europeo?

—Nunca se puede decir que sí al cien por cien, pero casi seguro que así será. Creo que he cumplido un ciclo muy exitoso aquí y puede ser un buen momento.

«El reconocimiento de la gente es lo que me hace estar más orgulloso. Es lo que quedará al final junto a las medallas logradas»

—Ya puestos a pedir, ¿cómo sería su final soñado?

—Me gustaría dejar la selección con una medalla de oro y en lo más alto del podio, sin duda. Aquí estamos todos para conseguir eso y la gente tiene confianza. Además, los rivales nos tienen respeto. Un Europeo no es fácil, porque muchas veces hay rivales más complicados que en unos Juegos Olímpicos o un Mundial. Históricamente nos ha costado mucho empezar y esperamos que no sea así esta vez y podamos llegar bien a los cruces.

—Y hacerlo como el jugador con más partidos disputados con España...

—Sí, pero no es mi objetivo y no estoy aquí por eso. Si llega ese récord y supero a Epi, bien. Estaré orgulloso de haberlo logrado, pero más lo estaré si conseguimos subir a lo más alto del podio.

—¿Dónde se ve cuándo cuelgue las botas definitivamente?

—Cerca de la canasta seguro. Aún no sé exactamente qué haré, pero será algo relacionado con el baloncesto, porque quiero aprovechar mi experiencia para enseñar lo que he aprendido estos años como jugador.

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