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Los potentes lazos que unen a Courtois con Madrid

El portero, que negocia su renovación con el Chelsea, quiere jugar en Madrid, donde viven sus dos hijos

José Carlos Carabias

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Como tantos padres del mundo, Thibaut Courtois ha establecido un debate consigo mismo: la cuenta corriente o el afecto. Una creciente cifra en su salario o tardes en los columpios con sus hijos. Algo de esto se desprende de las últimas declaraciones del fenomenal portero belga. Está negociando una ampliación de contrato con su club, el poderoso Chelsea de Abramovich, pero declara su amor incondicional a la ciudad de Madrid. Se está perdiendo la niñez de sus dos hijos, Adriana y Nicolás, que viven con su madre en la capital de España. Atentos a la jugada se encuentran, obligados por la circunstancia, el Real Madrid y el Atlético. Ambos pueden tener un motivo para fichar a Courtois en verano si el apego a su familia triunfa sobre la oferta del club londinense.

«Mi corazón está en Madrid. Y un día regresaré », ha dicho Courtois a la revista belga Sport Foot Magazine en una entrevista.

La historia empieza hace cinco años en la noche madrileña. Courtois, jugador del Atlético cedido por el Chelsea, tiene veinte años y como tantos futbolistas se deja caer por la discoteca Gabana, punto de encuentro habitual de famosos. Allí conoce a Marta Domínguez, una joven tinerfeña que trabajaba en el local cuyo nombre nada tiene que ver con la atleta sancionada por dopaje. Y empiezan una relación. «Amo a España, me encantó esta ciudad, pasé tres maravillosos años. Allí me convertí en un adulto. El Atlético era un verdadero grupo de amigos . Salíamos juntos, mis compañeros me enseñaron un idioma que no conocía en absoluto. Cuando me fui, lloré», dice Courtois.

Palomo, su mote

El portero fue el pilar del cholismo en época de abundancia y títulos: Liga, Copa del Rey, Europa League, final de la Champions... Muchas tardes con su portería a cero. Congenió con sus compañeros y se granjeó un mote que le puso el ahora delantero del Córdoba José Antonio Reyes. Le llamaban «Palomo» en el vestuario porque el sevillano le enseñó sus primeras palabras en castellano. «¿Qué pasa mi arma?» y « Ven p’acá , Palomo».

A Courtois le frenó Peter Cech el paso en el Chelsea. El portero checo estaba en plenitud, pero al guardameta belga no le importó permanecer tres años cedido en el Atlético; cada verano los dirigentes rojiblancos dedicados a convencer a Abramovich.

La relación de Courtois con Marta Domínguez prosiguió entre los vaivenes propios de los futbolistas (una exconcursante de «Mujeres, Hombres y Viceversa» aireó haber tenido un affaire con el cancerbero) y en 2015, ya en las filas del Chelsea, nació la hija de ambos, Adriana. La pasada primavera vino al mundo Nicolás, el segundo hijo. Pero la relación se había deteriorado y la pareja rompió cuando Marta Domínguez estaba en los últimos meses del embarazo. Courtois se quedó en Londres a cumplir su contrato con el Chelsea y ella regresó a Madrid con los dos niños.

Y al portero le quedó el recurso de los vuelos privados y de las tecnologías para mantener la comunicación con sus vástagos. «Mi situación personal está relacionada con Madrid. Tengo a mi hija todos los días en Facetime (una sistema de videollamada para iPhone). A menudo me dice que me extraña. Mi hijo todavía es demasiado pequeño para comunicarse. Cada vez que puedo, trato de viajar a España. No siempre es fácil. Sí, mi corazón está en Madrid. Es lógico y comprensible», cuenta Courtois.

El portero dice que se sentará las próximas semanas a negociar su renovación con el Chelsea, pero deja el aviso. «Si el Real Madrid me quiere, tiene que contactar con el Chelsea. Pero nunca lo hicieron. Mi situación personal podría afectar, claro que sí. El aspecto familiar no tiene precio. Pero ahora estoy ocupado hablando con Chelsea para renovar». Su contrato concluye en 2019, cuando sus hijos tendrán cuatro y dos años.

Courtois ganó dos trofeos Zamora al portero menos goleado (un promedio de 0,82 tantos en 111 partidos con el Atlético) y se postula ahora para regresar a su antiguo club (el vox populi habla del interés del PSG por Oblak) o fichar por el Real Madrid (Keylor Navas siempre en cuestión) para restablecer el vínculo perdido con sus retoños.

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