Ciclismo

La segunda vida de Manolo Saiz

Después de ser absuelto en la operación Puerto, el exdirector de la ONCE parte de cero con un equipo de aficionados

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Una tarde de hace nueve años y medio, en la zona noble de Madrid, parte alta del distrito de Chamartín, Manuel Saiz Balbas perdió algo más que el honor, la vergüenza o el prestigio. Perdió una vida. La Guardia Civil lo detuvo junto al pasajero diana de sus investigaciones, el druida Eufemiano Fuentes, doctor para todo en los mundos subterráneos del deporte, depositario del saber profano y estrechamente asociado al dopaje. Los agentes perseguían al ginecólogo canario y su factoría de arcones frigoríficos y maquinaria para enriquecer la sangre, y se encontraron con el director de la ONCE, el hombre que tuvo en sus manos el poder de las ilusiones, los sueños y las eternas tardes de ciclismo de millones de aficionados en los tiempos de Induráin.

Manolo Saiz, propietario de una relevancia social de primer orden por su discurso innovador en un deporte que generaba una gigantesca industria, se despeñó por el acantilado. Abogados, recursos, despachos, pleitos y un juicio que lo exculpó hace casi dos años. Del ciclismo salió descabezado. Hoy, una década después de la operación Puerto, 26 inviernos después de poner en órbita a la ONCE, regresa al pelotón. Su segunda vida. Lo hace con un equipo de aficionados, Aldro Team, en el que todos los corredores son chavales de 18 a 23 años que buscan, como él, una oportunidad.

El volcán se apagó

Saiz comandó en la ONCE (luego, Liberty) un imperio ciclista –484 triunfos, cinco Vueltas a España, varios podios en el Tour y corredores inolvidables como Zülle, Jalabert, Olano, Mauri, Lejarreta o Heras–. Cuando fue detenido en 2006, el director cántabro se derrumbó. Le cambió el humor, la manera de entender a las personas. Se volvió desconfiado, dubitativo y temeroso. Casi un discriminado social. Se separó de su mujer, Amparo, y de las personas que lo apreciaban. El volcán se apagó. El dopaje siempre acaba con todo en el ciclismo.

Por la pura necesidad de mantenerse activo y de llevar ingresos a su familia, se asoció con un paisano cántabro, Jesús de Mateo, y programó otra vida al margen del ciclismo orientada a los negocios de hostelería. Pasó a regentar una cervecería, la Cruz Blanca, en su localidad natal. Poco después emprendió otra iniciativa, un salón de bodas, la Casona de los Hornillos, menús personalizados a 115 euros en un palacete cercano a Santander. Y más tarde, un fugaz paso por la directiva del Rácing de Santander. Pero Saiz, tipo obcecado e impulsivo, siente fascinación por el ciclismo y nunca dejó de pensar, entre cañas y pinchos, en recuperar su antiguo oficio. Volver a ser director de un equipo.

Unos días después de ser absuelto en el juicio de la operación Puerto, tiró de agenda y restableció contacto con Alfredo Pérez, uno de los dos dueños de Aldro, una compañía de electricidad y gas establecida en Cantabria. Los propietarios levantaron el pulgar a la propuesta ciclista. Había nacido el Aldro Team.

El director de moda en los noventa ha aparcado el grifo de la cerveza y se ha entregado a su pasión. «Me ilusiona, me motiva y es muy bonito –cuenta a ABC–. No se me caen los anillos por empezar de cero, desde la nada. Diría que casi me gusta más el hecho de inaugurar esta etapa desde los cimientos. Es un proyecto de cinco años y vamos a crecer. Tengo la misma ilusión del primer día con la ONCE».

Tenía entonces 30 años y era un licenciado en educación física al que miraban mal los directores de la vieja escuela, criados en la carretera y con callos en las manos más que con libros en la mochila. Hoy Saiz tiene 56 años y, aunque menos impetuoso, conserva la raíz del orgullo cuando se le pregunta por el recibimiento que le ha dispensado el ciclismo. «Puedo mirar a los ojos a todos mis colegas. Si alguien quiere recordarme con mancha, puedo decir que algún director del Movimiento por un Ciclismo Creíble dio positivo cuando era corredor. Y algún otro fue sancionado de por vida. Nadie de los que hablan pueden darme lecciones», relata con recelo.

El Aldro Team cuenta con 17 corredores procedentes de toda España y dos becados etíopes que debutarán en febrero en Francia, en Le Sort Baque. David Etxebarría y Herminio Díaz Zabala, dos ex de la ONCE, son los directores del equipo. Saiz ha comprobado con satisfacción que las marcas relacionadas con el ciclismo (Merckx, Look, Nalini, Tacs o Rudy Project, entre otras) se han volcado para ayudarlo. Los masajistas y mecánicos son amigos del director (algunos jubilados de la mina) que echan una mano los fines de semana.

Y entre sus planes de futuro figura un proyecto estrella, la creación de un centro de alto rendimiento en Cantabria, con departamentos de fisiología, biomecánica y fisioterapia.

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