Montañismo

Las reglas rotas de la montaña

Un miembro de una expedición polaca en el K2 desoye a su jefe y realiza un ataque individual a la cumbre que casi acaba en tragedia

Imagen del K2, la segunda montaña más alta del planeta

EMILIO V. ESCUDERO

Denis Urubko ha pasado de héroe a villano en apenas unas semanas. Tras haber protagonizado junto a Adam Bielecki el rescate de película de la francesa Elisabeth Revol en el Nanga Parbat hace solo unos días, el alpinista ha sacado a relucir su carácter indomable, lo que ha provocado su salida de la expedición polaca que estos días trata de alcanzar la cima del K2 en invierno. Cansado de esperar en el campo base, Urubko decidió hace unos días desobedecer las órdenes del jefe de expedición para intentar la hazaña imposible de ascender el K2 en solitario. Un ataque individual a la cumbre sin GPS ni radio. Sin más ayuda que su determinación por cumplir con unos ideales. Una locura sin pies ni cabeza que muchos compañeros han criticado. «Calentón» que estaba abocado al fracaso o la tragedia y que ha creado un dilema en la montaña, donde el espíritu clásico del alpinismo choca cada vez más con la nueva corriente del ascenso veloz y de los récords.

«En la montaña siempre ha habido conflictos así. En este caso, el alpinista sabía que iba en una expedición pagada por el gobierno polaco en la que había un jefe de expedición con mucha experiencia. La misma o más que él. Sabía que, en caso de duda, el criterio que debía prevalecer era el de Krzysztof Wielicki . Es algo que debe ser así, pero que el carácter anárquico de Urubko no ha sabido entender. Él, como otros muchos grandes alpinistas, son incapaces de trabajar en grupo y su intento me ha parecido más una rabieta de niño pequeño que no cuadra con la gran trayectoria que tiene a sus espaldas», explica a ABC Sebastián Álvaro , creador de «Al filo de lo imposible».

En un mundo acostumbrado al compañerismo y la convivencia, en el que las decisiones suelen tomarse de manera consensuada, choca ver la polémica que ha levantado la decisión de Urubko en el K2. En la montaña, la cabeza debe ir por delante del corazón para evitar la tragedia. Son las reglas no escritas del alpinismo, que Urubko amenaza con romper. «Es el consenso lo que marca el principio fundamental para afrontar el ataque a la cumbre. Personalmente creo que en expediciones con alpinistas tan buenos, como ocurría en esta de los polacos, no debe haber solo uno que marque las directrices, sino que debería primar el diálogo. Pero Urubko es un deportista complicado y no habrá podido contener su ímpetu. Creo que era muy capaz de haberlo conseguido, pero eso no quiere decir que esté bien lo que ha hecho», afirma a ABC Carlos Soria , uno de los alpinistas españoles más reconocidos, que a sus 79 años sigue empeñado en completar los 14 «ochomiles».

A vueltas con el invierno

El enfado de Urubko radica en la creencia personal de que el invierno termina el 28 de febrero, tal y como dicta el calendario de Nepal. Esa fecha límite le hizo presionar a Wielicki para lanzar un ataque antes de ese día, mientras que el jefe de expedición polaco prefería esperar al buen tiempo para cumplir con el objetivo, ceñido al calendario occidental, que tiene como fecha final del invierno el 21 de marzo. «El invierno en Europa empieza el 21 de diciembre y acaba el 21 de marzo. Cualquier ascensión que esté entre esas dos fechas es considerada invernal, pero Urubko no lo creía así. Al final, todo son convenciones que debemos aceptar. Como lo de medir las montañas en metros y no en pies. No es que uno esté en lo cierto y el otro no, pero debemos aceptar las convenciones que tenemos. Defender eso, sobre la marcha y en plena expedición en el campo base es algo que se sale de lo normal», explica Sebastián Álvaro, embarcado ya en una nueva aventura que le llevará por la Antártida.

Volviendo de una de ellas, del asalto invernal al Everest, se encuentra Álex Txikon . El vasco es uno de los que más sabe de este tipo de expediciones, menos exitosas, pero cuyo valor dentro del alpinismo es mucho mayor. Txikon ha compartido expedición con Urubko en alguna ocasión y conoce bien su carácter. De hecho, el alpinista vasco vio cómo el ruso-polaco tocaba cumbre en el Kangchenjunga en 2014, mientras que él y Bielecki se quedaban a poco más de cien metros del objetivo. De nuevo el individualismo. De nuevo Urubko.

De deporte noble a basura

El conflicto ocurrido en el K2 ha sacudido el mundo del alpinismo. Pocos han quedado al margen de la polémica generada por Urubko y su anarquismo. Algunos, como el italiano Hervé Barmasse , han ido más lejos, buscando de nuevo el consenso en un deporte que siempre se ha caracterizado por su buena sintonía. «Más allá de las razones de los protagonistas de este asunto, para alguien como yo habituado a pensar que la montaña une a las personas y no las divide, hoy termino abatido y amargado. El alpinismo corre el riesgo de transformarse de deporte noble a basura», señala el italiano en un escrito publicado en las redes sociales.

Reflexión que obliga a pensar hacia dónde va este deporte, en el que los patrocinadores y el ansia de llegar primero y más lejos está pervirtiendo los valores tradicionales. Las reglas de la montaña.

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