Medallas sin sabor olímpico

Se preparan estos días los deportistas españoles para la cita más importante de los últimos cuatro años, Río 2016. Unos Juegos Olímpicos en los que reciben toda la atención y la presión de demostrar su esfuerzo diario. En estos meses ultiman sus ejercicios, sus carreras, sus partidos, sus mejores galas. Algunos, apuran las opciones para estar en el gran evento. Nadie quiere faltar. Es su momento. El clímax de su sacrificio oscurecido el resto del año por deportes más mediáticos. Y, sin embargo, cada fin de semana se puede encontrar un español subido a un podio o con un oro colgado al cuello que no será portada, ni siquiera, en esos quince días mágicos en los que los Juegos centran la mirada de millones de ojos de todo el mundo.

Son los mejores de los deportes no olímpicos.

Este pasado sábado, la selección española de fútbol sala se llevó el título europeo tras arrollar a Rusia en la final (7-3). Una victoria que los jugadores han hecho que casi parezca rutinaria, pues son siete coronas en diez ediciones. Pero no, detrás de la alegría en Belgrado, muchos entrenamientos y demasiados partidos en la sombra diaria. Y privados, además, de la experiencia olímpica. También al margen de los pebeteros trabaja, vive y triunfa la selección de hockey sobre patines. Son dieciséis oros mundiales y otros tantos europeos desde 1951. Una barbaridad de palmarés que, sin embargo, solo disfrutó, como sí lo hace habitualmente la modalidad sobre hierba, del desfile inaugural con la equipación española en la ceremonia inaugural de Barcelona 92. Un suspiro.

Es el deseo de Gisela Pulido. Uno por el que hubiera cambiado de modalidad después de ganar diez mundiales en «kitesurf». Pero duró apenas un día, porque la Federación Internacional de Vela prefirió mantener el windsurf en el programa olímpico. «Fue muy difícil de aceptar. Ir a Río hubiera significado un sueño. Me encantaría ganar una medalla olímpica. No soy partidaria de que se elimine el windsurf por el “kite”, creo que en Río deberían estar los dos, hay pocas disciplinas tan atractivas», expresó la deportista después de tomada la decisión. Sin embargo, hubiera peligrado en ese caso que Marina Alabau luchara por repetir su oro de Londres 2012. La decepción para una, aspiración para otra.

Oros sin pebetero

Si la superioridad de Pulido es aplastante, no lo es menos la de los españoles sobre las dos ruedas. En trial, Laia Sanz y Toni Bou suman treinta y cinco títulos mundiales. La primera, trece en trial y cuatro en enduro; el segundo, nueve en trial indoor y nueve al aire libre. Tampoco conviven durante quince días en ninguna villa olímpica, pero no por ello ceden cada año en su intento por alcanzar la gloria en su deporte. «Sería increíble que el trial fuera una competición olímpica, creo que se lo merece. Pero yo estoy contento con lo que tenemos, con un calendario muy largo y al que casi no podemos incluir más competiciones», explicaba Bou para ABC tras conquistar su último mundial.

En velocidad, tres coronas mundiales tiene Jorge Lorenzo en MotoGP; dos tiene Marc Márquez. En todas las categorías, 45 títulos con nombre español. Un potencial sin premio olímpico. En las montañas, Kilian Jornet o Laura Orgué son algunos de los nombres que ganan mundiales sin que se les otorgue el aplauso de unos Juegos. Curioso el caso de Orgué, pues sí participó de la vida olímpica en Turín 2006, Vancouver 2010 y Sochi 2014, en esquí de fondo. En la ciudad rusa convirtió, además, su experiencia en la mejor actuación de un deportista español en unos Juegos de Invierno, a apenas seis segundos del diploma olímpico. No se ha bajado de la montaña, pero sí ha subido en el premio: campeona de mundo de Vertical Race de esquí de montaña en 2014. Jornet, en la categoría masculina, también lo fue en 2015.

Y sin aires olímpicos España ha conquistado hasta treinta y una medallas mundiales en petanca. Ocho oros, diez platas y trece bronces para gloria del deporte español, aunque ninguna antorcha alumbre su gloria.