Jordi Ribera, durante un partido de la selección
Jordi Ribera, durante un partido de la selección
Balonmano | Mundial de Francia 2017

Jordi Ribera: «Cuando llamas a estos jugadores es como un reencuentro familiar»

El seleccionador asume su cargo con la responsabilidad de mantener el nivel de éxitos presente y fortalecer la renovación para el Mundial

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Habla despacio, seguro. Quiere que sus ideas queden claras, y respalda su confianza al hablar con la experiencia y la preparación. Jordi Ribera (Gerona, 1963) dejó Brasil con los mayores éxitos para tomar en septiembre el cargo de seleccionador nacional, un desafío inspirador, pero con una gran carga de responsabilidad. Un proyecto con dos metas que le requieren la misma atención: el presente y el futuro. «Venir a España era un reto, es entrenar a tu país y a una selección que está entre las primeras clasificadas siempre», indica para ABC. Se estrenó en la banda en los partidos clasificatorios para el Europeo de Croacia 2018 -ante Bosnia y Finlandia- con victorias. Pero llega una primera prueba de entidad: el Mundial de Francia 2017

(11 al 29 de enero), para recuperar la alegría tras la decepción de no estar en los Juegos, la confianza y la élite.

«En esta lista de 19 jugadores para la concentración del 26 de diciembre están los que creo que lo pueden hacer mejor. Con la idea de probar a algunos y mantener un bloque para seguir siendo competitivos. Todos queremos ganar», resume. Acepta que varios de los elegidos van teniendo una edad, pero siguen en un nivel muy alto para recuperar ese podio que se perdió en Qatar 2015 ante Polonia. «Las debilidades y las fortalezas las iremos viendo. En los dos últimos encuentros estuvimos muy bien en defensa y en portería. Aunque sí hubo algún problema al ataque», comparte.

Construir futuro

Imprecisiones que intenta trabajar cuando se junta el bloque, en pequeñas dosis porque nunca hay demasiado tiempo. Nueve jugadores están en ligas europeas, lo que dificulta las sesiones y la comunicación. «Hace unos años todo era más fácil porque sacabas una selección de dos o tres equipos españoles. O en Brasil, el primer año, todos estaban juntos y pude construir una base. Ahora hay riqueza, creatividad por venir de otros lugares, pero hacerlos coordinar en la misma idea, y que se sientan identificados con ella, cuesta un poco más».

También su propia labor se torna apasionante, pero complicada. «El deporte de alta competición se rige bajo parámetros económicos y de estructuras. La crisis repercutió mucho. Se baja el presupuesto y el jugador debe compaginar entrenamientos con trabajo o estudios. Hay un déficit de trabajo y de que puedan estar a su máximo nivel. Está en mi cargo aportar la mejor preparación para que lleguen lo mejor posible. Además de no descuidar otros aspectos como la formación y la renovación». Por eso, desde septiembre, se ha dedicado a viajar por España y Europa para hablar con entrenadores y «fichar» a los jugadores que aporten al grupo confianza y recursos para superar las dificultades, como esa rémora de no anotar demasiados goles. «No somos un país de mucho lanzamiento exterior, pero sí de jugadores inteligentes, que saben jugar tácticamente. El balonmano cada vez es más físico, hay más desgaste en el uno contra uno, pero no hay solo un estilo». Tantos, que no sabe decir cuántos partidos puede ver en casa. «Hay fines de semana que empiezo a las tres y termino a las diez de la noche. Por cantidad, y por todo lo que quiero analizar. Sí, lleva un tiempo».

No obstante, Ribera también aprovecha la parte positiva de tener una selección cosmopolita: «Hay cosas bonitas: cuando los llamas es como un reencuentro familiar, tienen muchas cosas que contarse. Antes se veían casi todos los días. Ahora no. Ese primer contacto me dio muy buena impresión. De ahí muchas veces se basa el propio rendimiento en la pista».

¿Está nervioso ante la responsabilidad de construir el futuro desde un presente exitoso? «Lo que tengo es ganas de entrenar. No entreno a un equipo, no preparo dos partidos a la semana, que es a lo que estaba acostumbrado. En la selección estamos periodos muy grandes sin contacto con los jugadores. Y cuando llegan los partidos los espero como regalo de Reyes».

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