Todos a hombros en el triunfal broche de la Feria de Cali

Castella, Bolívar, Roca Rey y el ganadero de Caicedo se marchan por la puerta grande

ABC.ES

La última corrida del abono de la Feria de Cali se ha desbordado entre las posibilidades brindadas por un importante encierro de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo y tres espadas que han sacado provecho de ellas.

El francés Sebastián Castella cortó cuatro orejas y sus alternantes, el colombiano Luis Bolívar y el peruano Andrés Roca Rey , cortaron otras dos cada uno, para marcharse todos, junto con el ganadero, por la puerta grande de Cañaveralejo.

La corrida que la Feria de Cali esperó durante todo el ciclo de sus 60 años de aniversario saltó a la hora de echar el cerrojo de Cañaveralejo.

Ocho orejas y una plaza henchida de alegría es el balance de una corrida en la que los toros del hierro de Juan Bernardo Caicedo, bien presentados y, en general, encastados, sirvieron de materia prima para el triunfo de Sebastián Castella, Luis Bolívar y Andrés Roca Rey, quienes se fueron a hombros, al lado del ganadero triunfador.

Sebastián Castella picó en punta desde el turno inicial cuando se hizo a un toro que fue franco en sus embestidas y con suficiente fuelle para permitir la larga exhibición del torero francés. Un espadazo en lo alto le permitió cobrar los dos primeros apéndices de la tarde.

En el cuarto, Castella repitió la dosis, con lucimiento especial en el capote, antes de correr la mano con temple y suavidad ante un enemigo que no desentonó frente a esa propuesta, hasta ganarse la vuelta al ruedo. Dos orejas más y, de paso, el pasaporte para el lidiador galo de convertirse en firme candidato a ser el triunfador de la Feria, por el número de orejas cortadas.

Luis Bolívar se hizo al favor de los tendidos no más recibió al segundo de la tarde con percal de categoría. El mando y la firmeza, más un trasteo en que no hubo tacha, potenciaron su lidia a los máximos trofeos, dos apéndices, lo que en efecto sucedió tras tirarlo con espadazo en el mejor sitio.

Los dividendos del colombiano pudieron crecer en el quinto de la tarde, un toro bravo y de calidad, pero el fallo con el estoque redujo el reconocimiento a un saludo desde el tercio.

Para el peruano Andrés Roca Rey hubo dos toros menos claros que los de sus compañeros, lo que no fue óbice para que consiguiera cautivar al público que en casi tres cuartos de plaza llegó al coso a despedir el año taurino. Roca Rey dio una clamorosa vuelta al ruedo en el tercero, tras una faena de emoción que no pudo coronar con el acero.

En el sexto salió a por todas y, luego de entregarse sin pausa en una lidia de más ambición que de ortodoxia, despertó el clamor popular para ganarse la salida a hombros, con la aquiescencia de la Presidencia, bondadosa en extremo a lo largo del festejo.

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