Sergio Cerezos, el grito de rebeldía de un modesto

Triunfó a base de pundonor del diestro local en el final de Teruel

Sergio Cerezos, en un pase de pecho Efe

Ángel G. Abad

Sergio Cerezos anda en eso tan difícil de salir del pozo del olvido y cumplir sus sueños como torero. En la feria de su tierra le han dado una oportunidad para demostrar que tiene valor y ambición para escalar puestos en el escalafón, para demostrarse a sí mismo que mantenerse en la lucha puede tener una recompensa. En tierras mexicanas planta la batalla en los duros inviernos, y no desaprovechó la puerta que le abrieron en su plaza de Teruel. Aguerrido, con las prisas lógicas de desplegar todo su repertorio y de concentrar toda una temporada ante dos toros. Le cortó una oreja al buen tercero tras una faena en la que hubo momentos de toreo largo y templado, especialmente con la mano izquierda. En el sexto salió a comerse el mundo con el capote, y no se dio mala maña al correr la muleta con la mano derecha, y de nuevo en largos naturales. No faltaron los desplantes entre el regocijo de los paisanos. La espada frenó el éxito, pero no silenció su grito de rebeldía.

Manuel Escribano sobresalió con las banderillas en sus dos toros con arriesgados y bien solventados pares por los adentros. Se llevó el peor lote de Los Bayones y resolvió con solvencia las pocas opciones que le dieron sus enemigos.

Javier Cortés estuvo tan desigual como desiguales en comportamiento fueron sus toros. El segundo metía bien la cara y Cortés compuso un trasteo con altibajos si acabar de cogerle el aire. Como con el quinto, más parado, ante el que todo quedó en intentos sin que aquello remontara el vuelo pese a los alardes finales.

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