Antonio Ferrera corta dos orejas al bravo «Luna Llena» en La México

Diego Silveti sufre una cornada en la pantorrilla de dos trayectorias, de 10 y 15 centímetros

Antonio Ferrera, con el toro «Luna Llena» Efe

Efe

El extremeño Antonio Ferrera salió por la puerta grande al cortar hoy dos orejas en la decimotercera corrida de la temporada grande de la Plaza México, en la que el mexicano Diego Silveti sufrió una cornada en la pantorrilla de dos trayectorias, de 10 y 15 centímetros.

Los toros de Villa Carmela resultaron escasos de trapío y fuerza pero por lo general encastados; sobresalió el toro que facilitó la puerta grande a Ferrera, de nombre Luna Llena , y de gran fijeza y casta. Se registró menos de un cuarto de entrada.

Tras su puerta grande del pasado 12 de diciembre, Antonio Ferrera volvía a la Plaza México y ya con el que abrió plaza demostró su determinación a repetir el triunfo con las mismas armas que le han propiciado varios éxitos en tierras mexicanas.

Un toreo muy afectado en lo gestual y renunciando a mandar a sus contrincantes en la lidia. Si bien metió en el capote a su primer toro con una gran tanda de medias verónicas, su faena de muleta careció de colocación y profundidad, consistiendo en una labor de pases sueltos tras recuperar el sitio en cada embestida. El toro era un encastado sin recorrido al que la falta de fuerzas doblegó rápidamente. Con el toro casi rajado Ferrera realizó una tanda ligada de naturales muy vistosos antes de tomar el acero de matar. Dos pinchazos y una media estocada acabaron con el animal.

Luna Llena saltó al ruedo persiguiendo cada engaño que le mostraban. Su bravura y movilidad quedó patente arrancando de lejos al caballo. Recibió un puya que si bien fue vistosa por la violencia del animal y la firmeza del picador, no mereció el saludo al tercio desmontado que el varilarguero se llevó, al no haberle acunado con el castigo hundido en el lugar preciso.

Ferrera empezó la faena de muleta sentado en el estribo , buscando dar espectáculo desde sus albores,pero la bravura del toro no le permitió lucimientos vanos y el torero cambió la supuesta determinación por un toreo en el que probó al animal sin fijeza alguna. Continuó la faena sin cruzarse ni ligar tandas, dando pases sueltos en redondo muy adornados con voces y una composición en la que el cuerpo hacia un arco con el brazo en alto, sin rectitud y sin lucir la mucha casta del animal. Parte del público le demandó durante toda la lidia que no sometiera al toro.

La faena se desarrolló en el centro del ruedo por mérito del de Villa Carmela, siempre fijo en la muleta. De nuevo, Ferrera, al final de la larga faena logró, con el animal ya muy reducido de vigor, ejecutar una tanda de naturales sin mover la zapatilla de su pierna contraria. Mató de una estocada profunda pero de mala dirección lo que provocó una muerte larga al toro mientras expulsaba sangre por el morrillo. Ferrera quiso acompañar la muerte del animal en el estribo, allí sentado recibió un aviso que la mucha bravura de Luna Llena casi convierte en dos al resistirse a morir con la defectuosa estocada.

Saldívar quiso hacer todo muy quieto y ligado. Estuvo por encima de su primer toro, la espada le privó de premio. Con el de regalo, que pidió tras quedar herido de muerte su segundo toro en banderillas, no supo aplicar su lidia y se vio desbordado por la casta violenta e impredecible del sobrero de Xajay.

Silveti estuvo mal en sus dos toros con los que no paró de dar carreritas para recuperar sitio. Silveti dejó la mejor estocada de la tarde, al sexto, al matar recibiendo.

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