La entrega de Román, premiada con una oreja en Bogotá

Manuel Escribano es ovacionado en el arranque de la temporada de La Libertad

Román, con el capote Efe

EFE

El diestro valenciano Román cortó este domingo la única oreja de la primera corrida de abono de la segunda temporada de la Libertad . Sus compañeros de terna, el colombiano Ramsés y el también español Manuel Escribano, se fueron entre palmas por la firmeza y voluntad que enseñaron ante un encierro de Mondoñedo que no rompió a bueno y tendió a defenderse antes que acometer.

De alguna manera, la oreja con la que Román dio su triunfal vuelta al ruedo tras despachar al último de la tarde premiaba la labor de los toreros en la primera de abono de la temporada bogotana.

Fueron ellos, los de a pie, quienes hicieron todo lo que estuvo a su alcance para que el festejo no se fuera por la puerta de atrás.

Y en ese del adiós, encastado por ratos y rajado al final, hubo raza y entrega del diestro de Valencia. Y cuando se pudo, mano baja para sacar algo del rincón del arte.

Ramsés, por su parte, tuvo de salida el reto de hacerse a un animal reservón que anduvo en los adentros y defendiéndose. Poca materia prima con la que, de todas maneras, sacó muletazos sueltos de buen recibo en el público.

Brava pelea

En el cuarto, que como casi todo el encierro se agarró al piso, el torero bogotano pisó terrenos de auténtica exposición , tras la brava pelea del de Mondoñedo en el caballo.

La labor de muleta dejó sensación de verdad y oficio . Un espadazo en lo alto puso fin a la lucha por la superioridad.

En el que abrió la tarde y con el que confirmó alternativa, Manuel Escribano anduvo valiente y hecho todo voluntad. El toro, ovacionado de salida, se amarró al piso y no terminó de romper. Los tendidos reconocieron el esfuerzo del torero andaluz. Palmas.

Con el que se lidió en quinto turno hubo conexión con los espectadores. En principio, mediante un par de banderillas en plenas tablas, cuando dio todas las ventajas al toro en la suerte de al quiebro.

La espectacularidad en la ejecución le valió una de las pocas ovaciones del festejo. Con la muleta, Escribano intentó echar la tarde arriba, pero el escaso recorrido impidió el triunfo. Saludo.

Y en el de su estreno en el coso bogotano Román dejó también buen ambiente. Con firmeza y tirando mucho de su enemigo, toro al que le costaba terminar los viajes, alcanzó los mejores momentos de la primera mitad de la corrida, hasta dar lugar a petición de trofeo no concedido. Vuelta al ruedo.

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