Emilio de Justo: «Tenía claro que quería Victorino y Baltasar en San Isidro»

El torero extremeño reaparece este sábado en Barcarrota tras un mes ausente por una fractura de escafoides

Emilio de Justo, a hombros en Vistalegre, la tarde que sufrió la fractura de escafoides De San Bernardo

Rosario Pérez

Emilio de Justo vuelve. Y no por la vía tan de moda en los último tiempos: «La política no me gusta, me interesa lo justo, aunque me gustaría que gobernase un partido que beneficiara a todo el mundo». El torero extremeño regresa a los ruedos tras un largo mes en el dique seco. Tras su ausencia en Olivenza y en Fallas tras sufrir fractura de escafoides en el Palacio Vistalegre, el torero cacereño reaparece este sábado en Barcarrota (Badajoz) . «He estado en el campo y las sensaciones han sido buenas, aunque aún no estoy al cien por cien». Pero De Justo, de espíritu solidario, no quería faltar a este festival a beneficio de las víctimas contra el terrorismo y de la cofradía de la Vera Cruz. «Estoy sensibilizado con este tipo de causas y me alegra poner mi granito de arena », cuenta De Justo, que se refiere así a la dura lesión: «En la plaza yo pensé que era un esguince. Pero ya me dijeron los doctores que fue una caída típica de las fracturas de deportistas. Y, efectivamente, se confirmó que lo mío no era un simple golpe, sino que tenía el escafoides roto , por lo que tomé la decisión de operarme el 27 de febrero». Y añade: «La mejoría ha sido buena, a base de resignación».

Emilio de Justo conoce de cerca la paciencia. Convive con ella desde hace una larga década de lucha, cuando sus partidarios no eran tantos como los de hoy. Esta lesión le impidió torear en Olivenza y Fallas -«me dolió no estar en ambas ferias, aunque peor hubiese sido en agosto»-, pero prefiere quedarse con lo positivo: «Igual que se asumen los triunfos, como fue el de Vistalegre , en una tarde muy bonita e importante en el inicio de temporada, también hay que asumir los percances y recuperarse».

El sueño de Sevilla y Madrid

Después de Barcarrota, llegarán otros dos festivales, antes de las citas clave de Sevilla y Madrid. Cuenta emocionado « Sevilla me hace especial ilusión, porque es la plaza en la que todos soñamos torear; se respira el toreo en todos los sitios y s oñamos con cuajar un toro en ese marco incomparable». Si la Maestranza es sueño, Las Ventas podría ser la que lo quita. Aunque no parece el caso de Emilio de Justo, cuyo nombre lleva el gesto de la temporada: por petición propia, se apuntó a Victorino Martín y Baltasar Ibán . Doble o nada. «Si hay una plaza en la que hay que hacer un esfuerzo grande, esa es Madrid -subraya-. A mí esas dos ganaderías me gustan mucho, y me encuentro con mucha ilusión para afrontar cada tarde. Era lo que quería hacer».

Le preguntamos por el bombo de San Isidro : «La idea ha gustado a mucha gente y a otra no. Aporta cosas positivas a los aficionados y genera ese misterio de qué va a torear cada torero. Lo que pasa es que en una feria de 34 festejos es complicado hace r un bombo tan puro como el de la Feria de Otoño , que tan gran impresión causó dentro de la variedad de opiniones».

Además de Victorino y Baltasar -uno de los carteles que con más entusiasmo ha acogido el llamado sector «torista»-, De Justo matará Jandilla , una de las ganaderías del bombo, al ser el gran torero revelación de 2018, una de la excepciones que figuraban en las «reglas» del sorteo. Que a última hora se difuminaron tras la «rodilla catastrófica» de Enrique Ponce y la sustitución de El Juli en una feria en la que Roca Rey llevaba casi todo el peso y que asumió el reto del sorteo (Adolfo en la bolita de la suerte).

-Si usted se hubiese apuntado al bombo, ¿cómo le habría sentado una entrada sin sorteo?

-Me coge un poco fuera de juego, son decisiones que hay que tomar...

Emilio de Justo, uno de los estandartes de la pureza y el clasicismo en la actualidad, piensa en lo suyo, que no es moco de pavo (triplete y dos hierros «toristas»). «Yo tenía claro que quería Victorino y Baltasar, y luego Jandilla, que me encanta. La decisión está tomada y es lo que hay». Y lo hay es un mayúsculo reto, de torero macho.

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