Colombo triunfa y Bautista toca la fibra de la afición en Medellín

El joven venezolano sale por la puerta grande y el francés corta una oreja en una variada corrida de Santa Bárbara

Jesús Enrique Colombo, tras clavar un par al violín Efe

EFE

El torero venezolano Jesús Enrique Colombo y un encierro de Santa Bárbara colmado de posibilidades y variedad se llevaron las ovaciones de la tercera corrida de abono de la Feria de La Macarena de Medellín.

Colombo cortó dos orejas al último de la tarde, en faena de exposición y recursos que le valió la puerta grande.

Los toros de la familia Barbero, bien presentados, plantaron su divisa en el ruedo de la capital antioqueña. Media entrada registró el coso.

El francés Juan Bautista Jalabert cortó un apéndice al cuarto de la corrida. El colombiano Luis Miguel Castrillón dejó testimonio de entrega, pero se fue con las manos vacías.

Una vez más, el hierro de Santa Bárbara encontró arena fértil en el ruedo de La Macarena para acreditar su categoría. Y con ella, la afición de Medellín tuvo en qué fijar su atención durante la tercera del abono local, en la que el diestro venezolano Jesús Enrique Colombo cortó dos orejas para irse por la puerta grande y el francés Juan Bautista Jalabert se hizo acreedor a un apéndice.

Tarde de toros, pero también de toreros que, si hubieran acertado con la espada, otro habría podido ser el cantar a la hora de los dividendos.

Al final, fue el diestro del país bolivariano el que pudo cobrar sus aciertos en el turno postrero, en faena de valor y terrenos comprometidos, ante un enemigo que exigió y transmitió emoción.

En el tercero, Colombo también pudo cosechar algo, pero, tras lidia en la que pagó precio con su humanidad a sus atrevimientos, por fortuna, sin consecuencias.

Por su parte, Bautista demostró de nuevo, como ya lo había hecho en Manizales en enero pasado, que habrá que contar con él en este 2018.

Muy hecho como torero y con detalles que tocan la fibra de los buenos aficionados , el artista galo estuvo muy por encima de su primer toro, un soso. En el del cuarto turno hubo mejor materia prima y entonces afloraron el temple, el buen gusto y el arte, oreja.

El colombiano Luis Miguel Castrillón también tuvo cómo trascender, si no falla con los aceros. Al menos en el de su primer turno, buen toro, al que supo cuajar por ambas manos en series ligadas que la gente agradeció. Pero no encontró el lugar a la hora de cobrar con el estoque.

El quinto fue exigencia pura, hasta llevarse los honores de los tendidos, para decretar silencio al lidiador.

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