Alejandro Talavante se marcha a hombros de la plaza
Alejandro Talavante se marcha a hombros de la plaza - efe

Antológica faena de Talavante, por la puerta grande en la Feria de Almería

Desorejó a un gran toro de Zalduendo. Morante corta una oreja y Castella pierde el premio con la espada

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Alejandro Talavante fue el gran triunfador en la segunda corrida de la Feria de la Virgen del Mar. Morante de la Puebla cortó una oreja y Sebastián Castella perdió el premio con la espada en el tercero. Talavante protagonizó este juevews en Almería una faena antológica, colosal, ante un gran toro de Zalduendo, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, al que cortó las dos orejas, llegándole a pedir incluso el rabo, que el presidente decidió no conceder, informa Efe.

Morante de la Puebla no se acopló con el capote ante el noble primero que abrió plaza, al que tampoco le sobraron las fuerzas. En la muleta hubo muchas pausas entre series, toreando a media altura y sin hilván.

Hubo, eso sí, pinceladas sueltas del arte que atesora el de La Puebla, que, tras una certera estocada, cortó una oreja.

Tampoco anduvo entonado Morante en el cuarto, que se lesionó tras el tercio de banderillas al estrellarse en un burladero al ser llamado por la cuadrilla por tres veces. Recuperado el astado, el sevillano no quiso saber nada y se fue a por la espada.

Castella veroniqueó a su primero con mucha intensidad. El toro galopaba y repetía, moviéndose una barbaridad, lo que hizo que el quite por ajustadas chicuelinas que realizó fuera de lo más emocionante.

Inició faena de muleta Castella desde la boca de riego con dos pases cambiados por la espalda, muy del gusto del graderío almeriense. Faena bien estructurada, pasándoselo (al toro) con mucho temple, echando la muleta al hocico en las tandas por el pitón izquierdo, llevándolo muy largo y muy toreado al animal, para terminar metido entre los pitones, manoletinas incluidas. El fallo a espadas le privó de tocar pelo.

El quinto fue el toro con menos peso y presencia de toda la corrida. Castella estuvo entregado con él, pero no transmitió lo suficiente para que el tendido entrara más en la faena.

Talavante se estiró a la verónica en su primero combinando lances a pies juntos con otros de compás abierto, abrochándolos con una media de cartel de toros y una larga cordobesa, que pusieron ya la plaza a revientacalderas. Viendo la calidad que atesoraba el astado, decidió cuidarlo en varas para cerrar su intervención con el capote por ajustadas gaoneras.

Brindó al público Talavante y, sin probaturas previas, desde el mismo platillo, surgió una primera tanda por el derecho con cambio de mano incluido, simplemente sensacional. Siguió por ese pitón aumentando las series en número de pases. Al natural, el extremeño llevó también a cabo una auténtica exhibición.

Temple, mando, despaciosidad, técnica e inteligencia torera, fueron los mimbres de una faena inmensa, de las más grandes que se recuerdan en los últimos años en Almería.

Con el público totalmente entregado, Talavante se tiró de rodillas para pegar quince o veinte muletazos, con cambios de mano incluidos, terminando con un desplante muy torero, que hicieron que la plaza se convirtiera en una auténtica olla a presión.

A todo esto, gran toro de Zalduendo, para el que se llegó a pedir el indulto, finalmente no concedido; por eso, tras la estocada, Talavante se llevó las dos orejas, con fuerte petición de rabo, y Mendaz, que así se llamo el astado, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Al castaño que hizo sexto lo recibió con lances de buen trazo a la verónica rodilla en tierra. Fue lo único destacado de esta faena, ya que el toro, sin fijeza y a la defensiva, no dejó a Talavante estar delante. No tuvo ni un pase el animal, y el torero acabó dando un mitin con la espada.

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