Teatro

Sanzol: «No conozco ningún momento histórico que haya sido fácil»

El director y dramaturgo presenta en el Teatro Central una comedia con aires de comedia surrealista y espectral a lo Jardiel

Alfredo Sanzol ABC

Eva Díaz Pérez

En «La valentía» la nueva obra de Alfredo Sanzol (Madrid, 1972) aparecen fantasmas sobre el escenario, una suerte de espectraduría de encargo para espantar a los habitantes de una casa y provocar su venta. Es curioso porque el director y dramaturgo también parece habitado por los ingeniosos espectros de Miguel Mihura y Jardiel Poncela . Y, en realidad, una galería fantasmagórica de ilustres humoristas del delirio.

«La valentía» llega al Teatro Central este viernes -también se podrá ver mañana sábado- cuando aún queda el recuerdo de belleza melancólica y tierna de la divertida comedia «La ternura». Precisamente, Sanzol estrena estos días la versión en catalán de esa obra en la que, igual que ahora con las almas errantes de Jardiel o Mihura, fue poseído por el Shakespeare de la comedia.

La obra cuenta la historia de dos hermanas que han heredado una casona familiar invadida por el ruido de una cercana autopista. Una quiere quedarse y la otra venderla, así que contrata a una empresa especializada en asustar a inquilinos no deseados con estrategias de ultratumba .

La comedia está servida . La gran habilidad de Sanzol está en asimilar la tradición -la alta y la baja cultura- y reinterpretarla para ofrecer un producto nuevo. Es una comedia llena de gags, consciente de que repite iconos del imaginario colectivo, de situaciones de enredo presuntamente previsibles y, sin embargo, con un toque original.

A pesar de todo, Sanzol es consciente del descrédito de la comedia . «Eso no ocurre sólo en España. Es un fenómeno general. La causa se debe a la mirada que lanzaban al humor los filósofos griegos como Platón. Luego todo eso continuó con el teatro clasicista», explica el autor de obras como «Días estupendos», «En la luna», «La respiración», con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramática, o «La ternura», que consiguió el Premio Valle-Inclán.

Admite Sanzol que las influencias de Jardiel Poncela o Mihura en «La valentía» no eran intencionadas sino que era algo indirecto, una especie de río subterráneo que corre invisible por la memoria colectiva. « Mi generación no pudo ver el teatro de Jardiel , que sólo lo representaban compañías de aficionados. No era un autor reconocido y su recuperación ha sido muy reciente», asegura sobre el peligro de las modas y las etiquetas a la hora de rescatar y recuperar a determinados autores.

Aquella otra Generación del 27 que no sufrió la derrota ni el exilio posterior a la Guerra Civil fue denostada muchos años por su éxito en tiempos franquistas, algo que marcó el destino de este teatro. «Los creadores tenemos la obligación de buscar siempre dentro de la tradición y aprender lo que sea mejor. Las modas tienen vaivenes ».

Sanzol subraya la influencia indirecta del mundo jardielesco. «Jardiel influyó en muchos guionistas de la excelente TVE de los años ochenta. Y nosotros éramos unos niños que consumíamos mucha televisión », añade.

En «La valentía» hay mucho mundo jardielesco. Por ejemplo, el punto sobrenatural y humorístico de «Eloísa está debajo de un almendro». «Sí, está conectada con la comedia de giros y confusiones de principios del siglo XX con elementos oníricos y surrealistas . Con Jardiel y con toda la comedia americana, francesa e inglesa posterior a la Segunda Guerra Mundial».

El proceso de creación de «La valentía» es similar al ya realizado en otros montajes de Sanzol: un intenso trabajo de preparación incluso anterior a la propia escritura del texto por medio de talleres con los actores que participan en la obra.

El reparto está compuesto por la actriz sevillana Estefanía de los Santos , Inma Cuevas , Natalia Huarte , Jesús Barranco , Francesco Carril y Font García . Con estos intérpretes Sanzol va construyendo el edificio narrativo de la obra. Al taller llega con una especie de boceto e idea general sobre el espectáculo, por cierto, inspirado en una historia personal del propio Sanzol. «Sí, está basado en hecho reales, en una casa familiar junto a la que se creó una autopista», explica.

A partir de la llamada «escritura blanda» -donde se incluyen los procesos de documentación y la reflexión del autor sobre la historia que se quiere montar- se van incorporando situaciones que parten de la improvisación de los actores en el taller.

«Escribo para un reparto que elijo antes de la obra. El taller me sirvió para hacer sólido ese sentimiento de homenaje a esa casa . Todo el trabajo que aportan los actores es esencial», señala Alfredo Sanzol. Sin embargo, luego llega el trabajo de escritura solitaria del dramaturgo donde domina la soledad y el silencio. Al contrario que en la casa encantada de «La valentía».

Las obras de Alfredo Sanzol están enraizadas en la tradición, pero al mismo tiempo aportan lecturas nuevas en formatos de siempre. La comedia clásica pero transformada como algo original y nuevo, con toques de melancolía y luminosa nostalgia .

Se pregunta Sanzol sobre esta época convulsa. ¿Cómo contarla? ¿En una comedia, una tragedia o una tragicomedia? «No conozco en la Historia ningún momento que haya sido fácil ni libre de problemas. Como artistas tenemos la obligación de ser muy permeables a la realidad y contarlo en nuestras obras», afirma.

Para Sanzol la época más inspiradora es la de la propia infancia . «Los momentos de realidad durante la infancia son mucho más fuertes que en la madurez. Debemos tener cuidado con los conflictos heredados por los padres, porque son historias que ya no nos pertenecen y nos olvidamos de construir nuestra propia historia».

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