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CRÍTICA DE TEATRO

«Yllana 25»: suma (y sigue) antológica

La compañía de teatro gestual y de humor celebra sus bodas con un espectáculo

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Parece que fue ayer cuando Marcos Ottone, Juan Ramos, Joe O’Curneen, Fidel Fernández y David Ottone pusieron en marcha una compañía de humor gestual que exploraba y explotaba las técnicas del clown. Pero ha pasado un cuarto de siglo e Yllana celebra el aniversario con una función que es la suma (y sigue) antológica de los que consideran sus mejores «sketches». Un repaso a una trayectoria durante la que el grupo ha producido veintisiete espectáculos y abierto la espita a millones de carcajadas.

«Yllana 25» (****)
Idea original y dirección artística: Yllana. Iluminación: Miguel Ángel García Rosa. Sonido: Iván González. Vestuario: Gabriela Salaverri. Intérpretes: Fidel Fernández , Juan Ramos

Con dos de los fundadores sobre el escenario, Fidel Fernández y Juan Ramos, quien recordó al final que cada socio había puesto cinco mil pesetas para que arrancara la compañía, el montaje que estrenaron en Madrid el pasado miércoles en los Teatros del Canal comienza con una catarata de descacharrantes «gags» a cuenta del corte de la cinta de inauguración de ese vigesimoquinto cumpleaños y los problemas lacerantes que puede producir el uso descontrolado de unas tijeras.

Un número creado para la ocasión y que es el primer pedazo de una tarta de celebración en la que el público se reencuentra con sabrosos fragmentos de «¡Splash!», «666», «Brokers», «Star Trip» y el formidable «sketch» de los pájaros bailarines de «Glup, Glup», que mantiene su frescura y su tremenda eficacia cómica.

Yllana, que nació tras la estela de pioneros como Tricicle y Vol Ras, ha conseguido cincelar un estilo -y un público- propio en el que combina gestos, expresión corporal, onomatopeyas y medias palabras en una coctelera que contiene también todas las gamas del humor, del negro al escatológico, y enlaza con el arte del trompazo que practicaron los cómicos del cine mudo. Por la compañía han pasado varias levas de de actores, muchos de los cuales se reunieron sobre el escenario de la sala roja de los Teatros del Canal como colofón de una noche memorable en la que los espectadores, que se divirtieron de lo lindo, se desfogaron al final del espectáculo practicando el tiro al blanco sobre los oficiantes con bolas de calcetines preparadas al efecto.

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