Víctor Ullate: «A estas alturas, lo único que quiero es ser feliz»

El coreógrafo aragonés presenta su versión de «Carmen» en los teatros del Canal

Una escena de la «Carmen» de Víctor Ullate Fernando Marcos
Julio Bravo

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No es extraño que Víctor Ullate se haya dejado seducir por el mito de Carmen -sí lo es que haya tardado tanto en hacerlo-. Al fin y al cabo, siempre, reconoce, le han gustado los temas españoles. Muchos le insistían, añade, para que montara su versión de la obra de Merimée , pero le parecía que estaba ya muy trillado; eran varios los coreógrafos - Roland Petit, Mats Ek, Alberto Alonso, Antonio Gades , entre otros- que lo habían abordado. Pero en unas vacaciones volvió a escuchar la ópera de Georges Bizet, y se preguntó: ¿por qué no?

Y nació la «Carmen» que hoy se presenta en los teatros del Canal, después de haberse visto, entre otros lugares, en Santander, San Sebastián y Venecia. Con la ayuda de Eduardo Lao , su mano derecha en la compañía, le dio una vuelta de tuerca a la historia de la cigarrera sevillana. En la versión de Ullate, Carmen «es una top model que por la noche se libera y se convierte en escort de lujo , para tener distintas sensaciones. Sus dos amigas son dos travestis, que le dan a la obra, una auténtica tragedia, unas gotas necesarias de humor».

Para el vestuario quería algo entre Jean Paul Gaultier y Thierry Mugler , y para ello recurrió a Anna Güell , con la que ya había colaborado. La escenografía la firma Paco Azorín y de adaptar la música de Bizet se ha encargado Pedro Navarrete . El reparto está encabezado por Marlén Fuerte como Carmen ( Lucía Lacarra lo bailará los días 2, 6, 7, 8, 12, 13 y 16 de septiembre) y Josué Ullate como Don José. «Marlén es deliciosa, pero Lucía es... espectacular. Vio un ensayo y me dijo: “Víctor, yo lo quiero bailar”. Así que lo arreglamos para que pudiera hacerlo. Es una artista impresionante».

Víctor Ullate Vanessa Gómez

Ullate explica que desde el principio sabía lo que no quería. « No quería cigarreras ni toreros . La música ya tiene suficiente color». La ópera es el punto de partida de una coreografía que, al contrario de otras del propio Ullate, no tiene acentos españoles. «He leído la novela varias veces, pero me he escapado de ella para ofrecer mi propia imagen de Carmen. Es una mujer guapa, divina , con mucho glamour y que embelesa a todo aquel que la conoce. Pero la esencia es la misma de Bizet y Merimée». Especialmente a partir de la interpretación que hizo del personaje la mezzo española Teresa Berganza , Carmen es un símbolo de la libertad femenina. «Hablé con Teresa de su Carmen hace muchos años; fue la gran intérprete de este personaje. Quizás sí, estaba larvado mi interés por este mito, pero me daba cierto miedo entrar en él. Al final me he atrevido, pero tenía claro que quería hacer algo diferente».

A pesar de la existencia de varias versiones de Carmen, dice el coreógrafo aragonés que no ha trabajado condicionado y ha creado con absoluta libertad. «Claro que hay influencias, pero tan distintas como la película “ Blade Runner ” o el “ Drácula ” de Coppola. En la vida te vas impregnando de cosas bellas que te vas encontrando, y luego de algún modo se refleja en tu trabajo; no tratas de imitarlo, lo haces tuyo».

Recién cumplidos los setenta años, Víctor Ullate asegura que cada vez le afectan menos los elogios y las críticas . «En este momento de mi vida no me importa lo que piensen los demás porque tú sabes que lo has hecho con sentimiento, con cariño, con ganas, con ilusión... Yo sigo ilusionándome, sigo haciéndolo con cualquier cosa: con la vida. ¿Qué me quedan, diez años tal vez? Lo que quiero a estas alturas es ser feliz . Y en ello estoy».

Admite que él está feliz en muchas partes, pero en el estudio de baile encuentra una satisfacción especial. «Pero me gustan también la naturaleza , la gente, mi familia, mis hijos, ¡mi nieto!...» Y entre sus proyectos figura la creación de una casa de acogida de la danza . «Quisiera hacerla, antes de retirarme del todo. Hay muchos niños que no tienen lo principal, que es el amor y el cariño de la familia, y que están abandonados en centros de acogida. Me gustaría que tuvieran lo que yo tuve. Voy a hacer lo posible por darles una ilusión a estos niños, y que la danza sea su compañera y su familia».

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