Las palabras de una sombra

Una imagen de «Sopro» Teatros del Canal

Diego Doncel

La metáfora es bellísima: una sombra que durante treinta años, en la concha del teatro Doña María II de Lisboa , susurra el texto a los actores cuando estos se quedan en blanco. Esa sombra es Cristina Vidal, una mujer cuyo oficio de apuntadora la dejó siempre en el anonimato, en el otro lado de lo visible, en el interlineado del espectáculo. Tiago Rodrigues construye a partir de ella, de su vida, de sus experiencias, « Sopro », alabada en el Festival de Avignon. Homenaje y reflexión sobre el teatro, en ella hay poesía, hay narración y hay pensamiento, hay momentos inolvidables, como cuando Cristina Vidal confiesa que conserva marcados todos los fallos que alguna vez tuvo que apuntar. Exactamente 18 minutos de olvidos, una fe no de erratas sino de silencios.

Tiago Rodrigues se pregunta desde el principio cómo escribir sobre esa sombra . La respuesta, más allá de ironías románticas y escenografías crepusculares y en ruinas, es desde la vida de esa mujer, desde esa biografía que lo vio todo, incluso el lado humano que esconde el espectáculo. La propia Cristina Vidal está sobre las tablas, apuntado su vida, susurrando las palabras de sus recuerdos. Junto a ella, en un juego escénico atractivo y no exento de humor o de tragedia, los personajes que le dejaron un huella más profunda.

A Sopro le sobra extensión para haber sido más intensa, para haber tocado con mayor fuerza el corazón de los espectadores. Pero es brillante e inteligente , desde la misma escenografía, con esas cortinas blancas que se mueven por el soplo violento del aire, hasta la idea de la propia obra, un making-of sobre la memoria, la vida y el teatro.

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