María Adánez y Samuel Viyuela
María Adánez y Samuel Viyuela - Manuel Cañabate

María Adánez se convierte en una «Lulú» de dos caras

Paco Bezerra firma una versión del mítico personaje que dirige Luis Luque y se estrena en Alcalá de Henares

Madrid Actualizado: Guardar
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Un agricultor viudo, dueño de una plantación de manzanos, que vive con sus dos hijos y cuya única obsesión es encontrar a la serpiente que mató a su mujer para acabar con ella, se encuentra un día con una misteriosa mujer, a la que se encuentra medio desnuda al pie de un árbol... Éste es el comienzo de «Lulú», un texto lejanamente inspirado en la obra de Frank Wedekind, pero con una inesperada y perturbadora vuelta de tuerca final, que otorga al personaje dos caras muy distintas, y que hoy ve la luz en Alcalá de Henares.

Su autor es Paco Bezerra, una de las voces más sugestivas de la escena española actual, que se reúne nuevamente con el director Luis Luque y la actriz María Adánez (los tres hicieron ya «La escuela de la desobediencia» y «El pequeño poni»).

La producción que hoy se estrena cuenta con un reparto que conforman, junto a la citada María Adánez, Juan Codina, Samuel Viyuela, David Castillo y Chema León. La escenografía es de Mónica Boromello, la iluminación de Felipe Ramos, la música de Mariano Marín y el vestuario de Beatriz Robledo.

Hay dos nombres más que planean sobre este montaje, los de Andrea D'Odorico y Miguel Narros. «Fue Andrea -recuerda- quien me insistía en que tenía que montar “Lulú”; Paco la terminó además en su despacho -en el emblemático local de Narros, donde se han hecho los ensayos de la obra-». Y la fotografía del cartel, en la que se ve la figura desnuda, de espaldas, de María Adánez, «es la que Miguel Narros había elegido para un montaje de una obra de Feydeau que finalmente no pudo poner en pie. La vimos y nos pareció que era perfecta para nuestra "Lulú"».

Autor y director dicen: «A lo largo de los siglos, los varones han fantaseado sobre la condición de la mujer como entidad demoníaca. Encontramos la figura de la fémina maligna desde las tradiciones más antiguas hasta nuestra época siendo el siglo XIX clave en la propagación de este "icono letal". La religión y el arte terminaron de contribuir en la creación de este mito y en el imaginario popular se encuentra instaurada la figura que encarna la perversión de la mujer, su rebeldía y maldad, por tratarse de la primera mancha, por ser el primer ser humano pecador».

Una pregunta resulta fundamental para entender el sorprendente giro que esta versión realiza sobre el tópico de la femme fatale. «¿Existe realmente este arquetipo de mujer dañina y seductora o, por el contrario, ha sido creada por la necesidad y la mano del varón para cargar sobre ella la culpa y la responsabilidad de todos los males que ocurren?»

Esa mujer mítica, cuenta su intérprete, María Adánez, «la concebimos al principio de los ensayos más infantil, y conforme fueron pasando los ensayos fue creciendo su lado más adulto, seductor y oscuro. Es la que pervierte a esa familia, para ir más de acuerdo con el cliché. Un cliché creado por el hombre, una imagen masculina de la mujer que llevamos muchos siglos viendo».

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