Guadalupe Lancho, en «El hombre de La Mancha»
Guadalupe Lancho, en «El hombre de La Mancha» - ABC

Guadalupe Lancho, una Dulcinea española en México

La actriz salmantina protagoniza el musical «El hombre de La Mancha» en la capital mexicana

Madrid Actualizado: Guardar
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Guadalupe Lancho (Salamanca, 1971) es una de esas actrices que, en silencio (aunque en su caso mejor sería decir que a voces), ha ido subiendo escalones hasta situarse entre las artistas más valoradas de nuestro teatro musical. Entre sus trabajos figuran «My fair lady», «Cats» o «Más de cien mentiras», donde encarnaba a Magdalena, la protagonista de esta historia levantada sobre las canciones de Joaquín Sabina.

Desde hace unos días se mete en la doble piel de Aldonza y Dulcinea, la protagonista femenina de «El hombre de La Mancha»... Pero en México, en la producción del musical que se presenta en el Teatro de los Insurgentes de la capital centroamericana. Poco podía suponer la actriz hace año y medio, cuando se presentó a las audiciones para este mismo papel en la frustrada producción española (que iba a ser dirigida por Mario Gas), que le llegaría la oportunidad de encarnar a Aldonza/Dulcinea en México.

Fue el productor mexicano Morris Gilbert quien vio a Guadalupe Lancho, aprovechando un viaje por España. «Quería poner en pie el musical allí -cuenta la propia Guadalupe a ABC- y, con ayuda de Iñaki Sarriugarte, aprovechó para conocer a actrices que pudieran encarnar a su Aldonza». De aquella audición se había olvidado ya Guadalupe cuando le llegó la oferta de relevar a Ana Brenda Contreras, la actriz mexicana que finalmente protagonizó el montaje. Y hasta allí ha viajado; sigue la estela de artistas como Nati Mistral, que protagonizó esta misma obra en los escenarios mexicanos.

¿Qué es lo que más le gusta de «El hombre de La Mancha» como musical?

«"El hombre de La Mancha" es un bello manual de cómo elegir pensar, sentir y accionar en consecuencia. Nos legitima para soñar»

Indudablemente, su rotundo y eterno mensaje. «El hombre de La Mancha» habla de la capacidad que todos tenemos de creer para crear. Tengo la sensación de que Cervantes en nuestros días hubiese sido un «Coach» muy reputado, puesto que en su obra deja patente las claves de cómo elegir vivir, con plena consciencia, decidiendo dónde enfocar nuestra atención, para dar vida a nuestras luces o a nuestras sombras... «El hombre de La Mancha» es un bello manual de cómo elegir pensar, sentir y accionar en consecuencia. Nos legitima para soñar. Es además un bellísimo homenaje al teatro y a su capacidad para transformar emociones y para reflejar la naturaleza humana. Al margen de ésto, la partitura de Mitch Leigh es una de las más hermosas de la historia. Supone un gran honor viajar por cada una de sus melodías.

Hábleme de la puesta en escena.

Es de una sutileza y belleza espectaculares, nos reconcilia con la esencia del verdadero teatro, donde no hacen falta grandes artificios para que el espectador estimule su imaginario y se sumerja dentro de lo que sucede en el escenario. Cada una de las aportaciones de los directores artísticos es una joya encarnada; la iluminación de Víctor Zapatero hace de cada escena una verdadera obra pictótica. La dirección escénica de Mauricio García Lozano tiñe de honestidad cada frase de la obra. Y un escenógrafo en estado de gracia, Jorge Ballina, logra que un concierto de palos, telas, tablas y farolillos se conviertan en todo lo que un musical necesita para llegar al corazón del público.

¿Cómo es el personaje de Aldonza/Dulcinea? ¿Esa dualidad está en el musical?

«Mi personaje es el de una mujer resignada sin esperanza, que se encuentra con su verdadera naturaleza a través del juego escénico metateatral»

En realidad no sólo es una dualidad, sino que es un «tres en uno». Mi verdadera protagonista es La presa, que habita en una prisión de Sevilla de finales del Siglo XV, a la que yo he bautizado como Dolores Romero Barrantes. Es un privilegio poder viajar por el arco dramático de una mujer resignada sin esperanza, que se reencuentra con su verdadera naturaleza a través de este juego escénico metateatral, hasta convertirse, a través de Aldonza, en Dulcinea. Es una viaje de transformación ,de redención, de perdón, de reencuentro, de amor....en el que mi Dolores ha de elevar al consciente sus ángeles y demonios, con la ayuda de un Cervantes-Quijote que interpreta magistralmente Benny Ibarra. La pulsión de la transición del Renacimiento al Barroco está plasmada de forma brillante en esta obra. El propio Cervantes sufre un proceso de transformación durante la puesta en escena de sus escritos. Y personalmente confieso que yo misma, Guadalupe, no soy la misma persona al terminar la función. Creo que es precisamente eso lo que adora el público que se acerca a «El hombre de La Mancha».

¿Se ve de manera diferente la historia al ponerse en pie desde México? ¿Le aporta algún toque español o no hace falta?

Estamos  hablando de una de las mejores obras literarias de la historia; es tan contundente, rotunda, poética y bella que se sostiene por sí misma, independientemente del país en el que se ponga en pie y, si me apura, independientemente de las cabezas de cartel a las que elijan. Los productores me han dejado conservar mis «zetas» que, junto a mi energía y fuerza mediterráneas, creo que constituirán mi sello español. ¿Qué sería de una Aldonza sin «zeta» y sin poder «atiZar» a nadie, verdad?

¿Musicalmente, se encuentra cómoda en el papel?

«La propuesta de los directores artísticos es priorizar la palabra, la belleza del texto, y que las canciones nazcan orgánicamente del lenguaje hablado»

La propuesta de los directores artísticos es priorizar la palabra, la belleza del texto, y que las canciones nazcan orgánicamente del lenguaje hablado. El musical cuenta con excelentes actores capaces de defender los temas cantados sin desvirtuar la fuerza y profundidad de lo que se cuenta. En ese sentido me siento comodísima y estoy muy conectada con el sentido de las canciones. Algunos temas de Aldonza se han bajado de tonalidad, que a mi juicio tiene mayor coherencia con el arco dramático del personaje, que pasa por intensos estados emocionales. En cuanto tomé la decisión de aceptar este reto, me puse en manos del maestro de canto Jose Masegosa, quien ha dado un nuevo rumbo a mi manera de cantar y al que estoy muy agradecida.

¿Era un papel que tenía en mente interpretar algún día?

Es una constante en mi carrera encarnar mujeres duales; aparentemente fuertes pero con una vulnerabilidad escondida que las hace muy interesantes. La propia Magdalena de «Más de 100 mentiras» tenía esa naturaleza... Pero, para serle sincera, no conocía la belleza y la profundidad de este musical hasta que hice el casting en España. De hecho, confieso que no comencé a preparar el personaje hasta que mi «hermano artístico» Jaime Zataraín me incitó a hacerlo. Una vez empecé a adentrarme en la historia de «El hombre de La Mancha» deseé profundamente conseguir este papel. que además supone la oportunidad de dar vida a tres mujeres en la misma historia. En España no pudo ser, pero sí en México... A veces la vida no te da lo que deseas sino lo que necesitas!

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