«El furor de mi pensamiento»: mujeres en el escaparate

Late un desgarrador trasfondo autobiográfico en los textos de Nelly Arcan (1973-2009) que Marie Brassard ha cosido en «La fureur de ce que je pense», un espectáculo de carácter fragmentario y tanta brillantez formal como intensidad dramática. La novelista canadiense ejerció la prostitución para pagarse los estudios de Literatura y dijo adiós a la vida ahorcándose tras haber alcanzado éxito como escritora.

Brassard distribuye a seis mujeres en otros tantos cubículos de cristal de los diez que conforman la escenografía de Antonin Sorel , una geografía transparente que evoca la estética del Barrio Rojo de Ámsterdam y desvela lo que ocurre en las habitaciones (un dormitorio, un baño, un gabinete sadomasoquista, un estudio…) donde las inquilinas desgranan sus soliloquios a veces aunados en coro. Una séptima mujer, la bailarina Anne Thériault , conecta unas historias anudadas en un estremecedor tapiz de fantasmas femeninos en el que tiritan la tiranía del cuerpo, la necesidad de aceptación, la soledad, el autoengaño, los patrones sociales, el dolor… Un trabajo exigente e incómodo.