Eva Yerbabuena: «Me da escalofrío que digan que el flamenco tiene que volver a los tablaos»

La artista acaba de recibir el Premio Max por su espectáculo «Cuentos de Azúcar», el décimo del palmarés de su carrera

Eva Yerbabuena Maya Balanya

Marta Carrasco

Eva Yerbabuena llega acompañada por su hija pequeña, Marieta, que tiene siete años llenos de energía. Su faceta de madre actúa rápida, abre el bolso y empieza a sacar casi una «tienda de chinos» para entretener a la niña. Eva Yerbabuena vive un momento dulce, acaba de ganar el premio Max como intérprete de Danza por su obra «Cuentos de azúcar» .

¿Este Max que número hace?

Este es el número diez y tengo más de veinte manzanitas pequeñas, es decir nominaciones. Esta es la séptima como mejor intéprete. Pero una no hace los espectáculos para los premios. Yo le había dicho a Paco (su marido, guitarrista y compositor), desde que nació Marieta no hemos viajado solos, sólo para trabajar. Vamos a Valladolid, pasamos el día, pero sin más...Me quedé helada con el Max.

¿Hacen faltan los premios para pensar que lo que una hace está bien?

A ver, ayudan, pero sí te da es más responsabilidad, porque te siguen considerando como mejor intérprete y por otro lado, yo en este caso siento verdadera pena, porque la nominación no me la merecía yo, sino Paco (Jarana) y no es porque sea mi marido, pero es que la música de este espectáculo es una barbaridad.

Este año los premios de Danza los han copado los flamencos, ¿Ya es el baile flamenco de primera división?

El flamenco debería ser nuestro gran baile clásico, sin olvidar la Danza Española, pero el flamenco..., eso tendría que estar..., ¡yo qué sé!.., es mi lucha. Por eso a mí me entran escalofríos cuando dicen que el flamenco debe volver a los tablaos. Agradezco al tablao, porque hay que pasar por ahí porque te hace valorar lo que es pisar un teatro, donde se juega con la improvisación desordenada. Pero ¿volver a los tablaos? No podemos dejar esa labor de estar en un teatro, un camino que no hemos empezado nosotros, sino que fueron artistas desde el principio del siglo XX los que reivindicaron el lugar del flamenco en un teatro, artistas como Pilar López o Carmen Amaya, esas sí que tuvieron valor, y lucharon contra viento y marea. Nosotros lo hemos tenido más fácil.

Sin embargo hay figuras que están volviendo a los tablaos, no sé si porque no hay actuaciones...

Es que no hay actuaciones en los teatros. No hay. Es increíble. El flamenco no puede depender en Andalucía sólo de Flamenco viene del Sur, y cuando vas a que te programen, te dicen que en ese ciclo o nada más. Y en el resto de España, te programan si tienes un nombre consolidado y te la juegas a taquilla. Es una situación muy difícil, la verdad, y yo no me puedo quejar.

Entonces, ¿se puede compaginar teatro y tablao?

Yo recuerdo cuando monté el primer espectáculo en el año 1998, y Paco me decía: tu no puedes estrenar en el Lope de Vega y mañana estar en un tablao, te tienes que reservar y aguantar. Y para nosotros no fue fácil, porque a veces no teníamos nada económicamente. Aguantabas el tirón, pero no quería ir para atrás. Es verdad que hay gente que va a los tablaos y se mantiene y allí aprendes a defenderte. Hoy hay tablaos como el Arenal que tiene un plantel de cantaores muy buenos, y el artista dice voy, porque me va a cantar este y tocar este otro..., y la gente quiere ir porque tiene sus gastos. Ahora hay gente que presenta un espectáculo en el Central o Maestranza y luego los ves en tablaos. Eso hace unos años era imposible. La persona que había abandonado el mundo del tablao, no regresaba, salvo como hace el Corral de la Morería, con artistas invitados y una programación especial.

Entonces, ¿el artista flamenco sigue viviendo del extranjero?

A ver, vivimos un cincuenta por ciento de las giras en el extranjero, pero yo puedo tocar madera. Otra gente ni eso. Como no seas popular y salgas en la tele, llenar un teatro hoy no es nada fácil. Yo sigo haciendo hincapié en la educación de ir al teatro, los primeros los flamencos, que no vamos al teatro y nos cuesta pagar una entrada lo más grande

La aplauden miles de personas, ¿sigue con los pies en el suelo?

Yo no sé si soy demasiado severa o no, pero para bailar tienes que tener siempre los pies en el suelo. Soy la antidiva. Dicen que hay que ser artista y parecerlo, me parece muy bien, pero tu tienes que saber hacia dónde vas. Me gusta la naturalidad y como soy muy tímida, mi única transformación es en escena donde no tengo límites y me convierto en otra persona que no conozco aquí.

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