Edgar Allan Poe

El terror también en la crítica literaria

Páginas de Espuma publica sus «Ensayos completos»

Retrato de Allan Poe ABC

J.M.

Pocos escritores en la literatura estadounidense han proyectado una sombra más alargada en las letras universales que Edgar Allan Poe. Maestro del relato corto, pionero del cuento detectivesco, poeta excepcional, renovador del cuento de terror y gótico, y autor de una novela tan hipnótica y enigmática como «La narración de Arthur Gordon Pym». En español, además, el autor de «El cuervo» ha tenido suerte, con sus traductores, hasta el punto de que quedar asocidos sus cuentos con la versión que hizo otro maestro universal del relato, como Julio Cortázar.

Ahora, la editorial Páginas de Espuma, que publicó hace casi una década una estupenda edición de los cuentos, cierra el círculo y comienza la publicación de los «Ensayos completos », con traducción del escritor y poeta Antonio Rivero Taravillo y prólogo del también escritor Fernando Iwasaki.

«Poe siempre tuvo mucho tirón en español y este libro completa algo que estaba pendiente: la traducción de su obra crítica y ensayística. De Chesterton y de Thmas de Quincey, por ejemplo, lo tenemos todo, pero faltaba Poe, que fue siempre un escritor muy reivindicado por escritores como Jorge Luis Borges. De hecho, en Estados Unidos no se le hizo justicia hasta mediados del siglo XX».

Este primer volumen que recopilará la obra ensayística del estadounidense se centra en sus ensayos poéticos, con una esclarecedora parada en la génesis de «El cuervo» y, sobre todo, en las reseñas literarias que escribió entre 1835 y 1845 en revistas y periódicos estadounidenses, en los que demostró tener una pluma tan terrorífica como sus relatos para la mala literatura, y un ojo prodigioso para descubrir escritores en agraz como un joven Charles Dickens.

«Es un crítico que no se casaba con nadie. Cuando tiene que repartir mandobles, los reparte, y cuando tiene que ensalar, lo hace. Él, además, escribe sobre autores que tienen una obra en marcha, no ya creada y con la ventaja de la perspectiva del tiempo , sino que analiza a los escritores de su época en tiempo real. En ese aspecto, es el primero que se tira al ruedo y se pone a criticar, despreciando la inercia del mercado y autores que gozaban de muchas ventas», explica Rivero Taravillo.

De esta forma, Poe se despacha con ácidos comentarios con la obra de Frederick Marryart un escritor tan popular en aquellos años como hoy olvidado: «Siempre ha sido un escritor muy popular en el sentido más estricto de la palabra. Sus libros son esencialmente mediocres».

Reseña en el extremo opuesto a las que dedica a un Dickens de tan solo 24 años, de quien afirma que «por lo que respecta a su autor solo sabemos que se trata de un escritor de artículos socarrones más mordaz, agudo y disciplinado que nueve de cada diez autores de los que escriben en revistas de Gran Bretaña, lo cual es decir mucho».

De esta forma, Poe va diseccinando la obra de escritores de la talla de Daniel Defoe y Samuel Taylor Coleridge , junto a otros más olvidados, como Edward Bulwer-Lytton, autor de literatura detectivesca, pero cuya huella puede rastrearse en la obra del estadounidense, al igual que el cuervo de «Barnaby Rudge», de Dickens. «Es un cuervo que habla y lamenta que Dickens le saque tan poco partido, así que o ya estaba escribiendo su poema o la novela le sugiere esa figura», señala Iwasaki. «Es un lector privilegiado y que se implica, que en su faceta de crítico nos transmite el entusiasmo que siente por las obras y que muestran a Poe como uno de los grandes revolucionarios del XIX en poesía y narrativa». añade Rivero Taravillo.

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