DECALLE

Ruta de «El Tempranillo»: tras la huella del «bandolero bueno»

Un recorrido por los pueblos y localizaciones de la serranía andaluza donde ejerció y vivió el célebre contrabandista

Paisaje bandolero durante la ruta

Luis Ybarra Ramírez

Cien leyendas por un millón de realidades. Eso es lo que descubre la Ruta del Tempranillo, el bandolero más popular de todos los tiempos. Un rumor de fábulas y certezas rodean a la figura de este carismático personaje que se dedicó al contrabando en la sierra andaluza y que entró con laureles en el poemario creado por el pueblo. Por eso nos adentramos con curiosidad en su vida y asistimos al itinerario que antaño él mismo recorrió. Un viaje en el tiempo que trae campo, carriles y pistolas.

José María «El Tempranillo»

El «bandolero bueno», así le conocían. Un Robin Hood con las manos llenas de heridas propias y ajenas pero vacías de tanto dar sin tener . El romántico, el valiente, el generoso y convencido de sus ideas. El que huía temprano por los caminos rurales de la Baja Andalucía con la intención de cambiar las cosas: la invasión de los franceses, el campo pobre y analfabeto, la fatiga de los suyos. Nació a principios del siglo XIX y falleció a los 28 años de edad . Un tiro tras abandonar la clandestinidad y conseguir el indulto por parte del rey Fernando VII le dibujó en el cuerpo el punto final a su historia. Un agujero negro y funesto donde también comienza el mito. Resulta paradójico: justo al abrazarse al bando de la ley se topó de bruces con la muerte .

Representación del bandolero

La «Diligencia de Carmona» que escribió Fernando Villalón al galope de los caballos caretos de los Siete Niños de Écija , banda a la que perteneció «El Tempranillo», bebe de estos relatos. Estamos ante una Andalucía con ávidas pretensiones de libertad y pocos recursos. Marginal y furtiva. Con una faca de miedo en el torso y pañuelos rojos que la identifican a lo lejos: bandolera . Para conocerla en primera persona, hay que viajar hasta una ruta donde historia, épica y la añoranza de lo no vivido se unen en un paisaje atractivo y con acento andaluz. Es la Ruta del Tempranillo.

Una ruta con acento andaluz

Este proyecto nos plantea una cita con algunos de los pueblos que dieron cobijo a José María «El Tempranillo»: Alameda, Badolatosa, Benamejí, Casariche, Corcoya y Jauja. Con su biografía como hilo conductor, recorremos localizaciones importantes en la vida brev e del célebre bandolero.

En Jauja , por ejemplo, están las callejuelas que le vieron crecer, además del Centro Temático de Bandolerismo Romántico . Un lugar en el que acercarse a las raíces de este fenómeno social que se ha convertido en uno de los grandes reclamos turísticos de esta pedanía de Lucena. ¿Cuáles son los orígenes y las causas de la eclosión del bandolerismo en el Sur de España? ¿Quiénes eran los llamados migueletes que les perseguían? ¿Cómo vivían quienes resistían al pulso de la corona escondidos en bosques y cuevas con el próximo asalto sobrevolando sus cabezas?

Los trayectos que se proponen para seguir las huellas de aquel niño que se echó al monte tras una riña con puñales de la que resultó vencedor se distribuyen en la serranía salvaje de las provincias de Sevilla, Córdoba y Málaga. Ahí están las lomas en las que empezó a naufragar con tan solo 15 años de edad con la intención de esquivar a la horca . Al cometer un asesinato del que se desconoce hasta el motivo, tuvo que tomar una decisión: ¿malvivir o recibir la pena capital? Una saca, dos prendas y a caminar con la guadaña de la justicia por siempre en la nuca.

Las visitas guiadas nos transportan hacia una época lejana a través de anécdotas y pasajes. Así, el agua del Genil evoca a huidas y refugios a su paso por Badolatosa . Este es uno de los aspectos que se tratan en el centro temático del pueblo: la relación estrecha entre el río y los prófugos . Cerca de allí, junto a la carretera hacia Corcoya , se encuentra la Ermita de Fuensanta , un pequeño edificio que se levanta entre montañas y olivos donde el rebelde recibió el indulto poco antes de su trágica muerte.

Por supuesto, una de las ubicaciones más interesantes son las cuevas cercanas a la ermita. No tienen demasiada profundidad pero en ellas se escondía «El Tempranillo» cuando visitaba a la Virgen de Fuensanta , a la que le profesaba gran devoción.

Recientemente han sido restauradas y sus paredes abruptas nos permiten revivir madrugadas incómodas de silencio y dudas . Todavía huele a esa mezcla de nervio y miedo tan propia de quien espera lo peor. El tiempo es aún más denso cuando la intranquilidad se vuelve una rutina. Ahí está la prueba que requiere un mayor valor y que derrama heroicidad en el asunto. En el cambio de la vida por incertidumbre y viceversa.

Tumba del Tempranillo Ruta del Tempranillo

El respeto del pueblo por este bandolero se materializa en el mausoleo de Alameda , donde descansan sus restos. Este municipio, que recoge el nombre del arroyo que le baña, custodia en su iglesia de la Inmaculada Concepción la tumba de «El Tempranillo» . Un patio de cal y flores con azulejos e inscripciones que van más allá de la decoración para tejer un velo de recuerdos indomables reciben al visitante. Nada tan autóctono y representativo como este espacio . Hay una cruz de piedra maciza y un suelo que juega al ajedrez entre sillas y macetas. Estética cargada de tradición y precisos detalles arquitectónicos que de por sí merecen la entrada.

Algunos actores amenizan la visita con escenas de teatro que ayudan a poner voz y rostro a los personajes centrales de esta historia: campesinos y nobles, víctimas, ladrones y testigos de los hechos que a menudo preferían no hablar. De todo. Porque solo con contexto se entiende lo que sucedió y hay que mancharse de tierra y sangre para conocer tan solo uno de las múltiples caras que puede llegar a tener la moneda de esta compleja realidad.

Actores durante la ruta

De ahí que se releven hasta cinco centros temáticos en los pueblos que incluye la ruta. Además, aparecen numerosas recomendaciones de restaurantes y alojamientos . Dicen que la cultura solo se impregna cuando se participa en ella. Y la experiencia, en este sentido, trata de ser completa.

El paisaje, por último, trae el encanto final de esta excursión por el tiempo. En la zona existen tres reservas naturales: la Laguna Amarga , la Laguna Dulce y la Laguna Ratosa . Los embalses de la Cordobilla y el Malpasillo , que son un revulsivo de aves y estampas, también embellecen las sendas a las que muchos se acercan a pie o en bicicleta. La garganta húmeda y pedregosa de la Gruta del Portón , cerca de la ermita anteriormente mencionada, es otro de los puntos insignes de esta sierra donde el viento suena a trémolo.

Aquí los miradores no se crean, sino que surgen . Son los denominados paisajes bandoleros . Horizontes calientes que acompañaron a los rebeldes en sus jornadas de delincuencia y supervivencia. Un tiroteo de versos y balas en el que resulta difícil colocar la etiqueta a los buenos y los malos , ya que «así se escribe la historia, unos con mala intención y otros con poca memoria».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación