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Cante y juventud, la importancia de generar pasión

La Fundación Cristina Heeren arranca su Bachillerato Flamenco, analizamos el último disco de Alicia Morales y presentamos a la Generación 2029 de artistas

Presentación del Bachillerato Flamenco Fundación Cristina Heeren

Luis Ybarra Ramírez

El director de cine Rodrigo Cortés , quien ha dirigido a Robert De Niro y Uma Thurman en sus películas, confesó en uno de los programas de radio en los que colabora que la mayor parte de sus referentes los tomó entre los 14 y 17 años de edad. «Nunca he vuelto a sentir tanta pasión por nada como la que tuve en aquella etapa» , afirmó. Por eso, es tan importante generar entusiasmo en los niños y adolescentes, porque lo que escuchen, vean y lean en ese período puede determinar el resto de su existencia.

La semana pasada, en una línea que podríamos asociar a esta, la Fundación Cristina Heeren presentó la X edición de su Bachillerato Flamenco en el IES Carmen Laffón de La Rinconada, que en el curso 2019/2020 alcanza la cifra de 60 alumnos de entre 16 y 20 años. Estos entrarán en contacto con lo jondo y su compás, el cante, el baile y el toque. Que este arte vaya a la escuela y los colegios, no solo a la universidad, resulta trascendental para sí mismo. También para ellos, que en el futuro somos nosotros. Para el enriquecimiento y la vitalidad de una de nuestras expresiones culturales más poderosas.

El padre de Rafael Riqueni le regaló a u hijo una guitarra de panel para que este jugara cuando solo era un niño, Dorantes se escondía debajo de las escaleras de su primera casa familiar para coquetear con un todavía extraño piano y Farruquito se entretenía junto a sus hermanos a ver quién hacía la «pataíta» más original. Un libro, una película, un recital, un instrumento o el corte de un disco que a menudo se repite durante los viajes en coche pueden causar interés en el que va detrás , ya sea con sillita o solo cinturón.

Y esto, además, se ha de reforzar con la inclusión del flamenco en los planes de estudio , que garantizaría la buena salud de este género musical y haría fuerte a los más pequeños ante tópicos y etiquetas. Lo que la Fundación Cristina Heeren ya ha comenzado, sin duda, es un paso adelante que no ha de quedar ahí.

No se trata simplemente de enseñar, sino de divulgar , porque al conocimiento no se llega sin la atracción. Mostrar el flamenco como esa manifestación compleja de difícil interiorización causa distanciamiento, cuando se debe buscar lo contrario. Una bulería de Chiquetete , el aire de Camarón por alegrías o las voces recientes de Rocío Márquez desempolvado sonidos legendarios y Arcangel llevándolos a otra dimensión pueden convertirse en una puerta de entrada hacia este mundo donde no todo es un ayeo ronco.

Es solo un gesto, una recomendación, una charla en el momento preciso, quizá un regalo, pero puede inyectar un veneno muy saludable en quienes se entrenan en esto de la vida. Recuerden que, como le sucedió a Rodrigo Cortés, los referentes tempranos definen carreras.

«La novia de cristal», de Alicia Morales: cuando

Álbum de Alicia Morales

el cristal se rompe

Este álbum nos conduce hacia un dilema. Por un lado, es un retrato de Granada en el que se intuye un estudio riguroso, afán de creación y el deseo de mostrar los entresijos cantaores de esta bella ciudad. Por otro, parece que todo se difumina cuando el academicismo de Alicia Morales se impone ante todo lo demás y se pierde el compás interno, tan necesario y difícil. La soleá «Que ni verte» o la temporera «Libres», por ejemplo, traen lamentos que tienen una complejidad pasmosa en su ejecución, pero en realidad son solo pétalos. Adornos innecesarios. La decisión de alargar o recortar un tercio parece algo meramente técnico y nos despista de su discurso cabal. Es ese el principal conflicto.

No todo, por supuesto, resulta tan poco convincente. Los fandangos de Frasquito Yerbabuena y Paco el del Gas , bajo el título «Alcaicería», presentan muchos aciertos desde que arrancan con aire folclórico hasta que se detienen en el lugar idóneo. Queda entonces un silencio que sí nos permite disfrutar. Y la pieza más conseguida del disco es la granaína , plagada de detalles personales que hacen aparecer a una cantaora que guarda en algún lado una voz propia.

Su metal va y viene en un «casi» continuo que acaba dañando el cristal que tanto admira: el de su tierra . No es fácil escribir líneas tan ásperas sobre una cantaora en plena proyección y con mucho conocimiento, pero estoy convencido de que encontrará el eco reconocible que busca cuando se despoje de su sapiencia en pro de la naturalidad . Con eso me quedo.

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