Crítica de Danza

La barca de Caronte según las hermanas Gestring

El dúo de bailarinas estrena en el teatro Central «A muerte» su creación más extensa

Una de las imágenes del espectáculo de las hermanas Gestring TEATRO CENTRAL

Marta Carrasco

Según la mitología griega Caronte era el barquero de Hades , el encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte, o como decía Virgilio en su Eneida, por la laguna Estigia.

Sumergidas en estas leyendas y basándose en un grito de ánimo que siempre se han dado estas bailarinas antes de cada espectáculo, «¡A muerte!», las hermanas Gestring se han sumergido en el valle de las sombras para crear su primera coreografía «de larga duración», setenta y cinco minutos.

Descaradas, desgarradas, atrevidas, deshinibidas y reveladoras, Greta García y Laura Morales, o mejor dicho sus alter egos, Aletra y Virtue, nos tienen acostumbrados a sus magníficas piezas cortas donde deslumbran con su atrevimiento y donde salen a flote el lado canalla que ambas cultivas con gran ingenio. Buena prueba de ello es «Good girl», pieza que obtuvo el Premio del Certamen Coreográfico de Madrid, Paso a dos, 2016.

Pero tras varias residencias en Suiza y en L'Estruch , decidieron ponerse el tiempo por montera y crear esta obra, «A muerte», que como no podía ser de otra forma en estos tiempos y en la concepción que ambas tienen de trabajar, la han realizado gracias al «crowfunding».

«A muerte» es una investigación sobre ese lado oscuro que nos rodea, sobre la parte siniestra de una sociedad que permite el lujo extremo y la muerte por hambre; que cierra sus fronteras y expulsa a quienes buscan una vida mejor. Con todos estos argumentos y muchos más, «A muerte» es una obra con dos partes muy diferenciadas. Una primera, muy intimista, donde ambas bailarinas parecen haberse fundido en una sola, y recorren el espacio casi sin separarse con una banda sonora electrónica, y momentos muy hermosos plásticamente. Y una segunda donde aparecen más símbolos sobre el Hades, la muerte, Caronte y su barca, que las Gestring, en un gesto más de su lado canalla convierten en una bañera, mientran cantan histriónicamente aquella canción de Remedios Amaya, «¡Ay, ¿quien maneja mi barca?», con voz desgallitante, y unas imágenes inquietantes de un «Cerbero» contemporáneo se proyectan al fondo.

Sumergidos en esta danza-performace que tiene mucha menos hilaridad que otras piezas de estas autoras, aunque no le falte ironía, a veces el espectador se pierde entre tantos mensajes juntos. Quizás habrá que esperar a que tras el estreno absoluto en Sevilla , la pieza se asiente, la barca consiga el rumbo y las Gestring vuelvan a fascinarnos como siempre han hecho. De momento en esta barca de Caronte nos hemos encontrado algo perdidos, pero quien sabe.

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