La Ruta se despide de México con incertidumbre sobre su futuro

La cultura maya cede paso a la española en la segunda parte del viaje

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Los expedicionarios dicen adiós a México. Tras 15 días recorriendo la península de Yucatán, viajan a España para el tramo final de este viaje, quizás el último de la Ruta BBVA.

Las últimas horas de la parte americana de la expedición están llenas de naturaleza. Como premio a tantos días soportando el calor de manera estoica, los chicos visitan la laguna de Bacalar, conocida también como de los Siete Colores, ya que en ella se pueden distinguir esas tonalidades de azul debido a las diferentes profundidades del agua. Después de un breve paseo en lancha, llega momento más esperado: el merecido baño, que disfrutan a más no poder. Ya son muchos días sin poder ducharse en condiciones (o simplemente ducharse).

La visita al fuerte de San Felipe de Bacalar, construido por Juan Podio en 1729 bajo el mandato del gobernador Antonio de Figueroa y Silva para proteger la ciudad, los retrotrae a la época de los corsarios; les habla de ataques a ciudades, de saqueos de barcos mercantes, de Francis Drake y John Hawkins, de Henry Morgan y Anne Bonny. Esta edificación también tuvo un papel importante en la defensa de la región durante la guerra de Castas, el enfrentamiento el gobierno y los campesinos mayas, aunque Bacalar terminó cayendo en manos de los nativos en 1858.

Tulum es la parada final antes de emprender rumbo a Cancún, donde un avión les espera. Gracias a su ubicación estratégica sobre un acantilado que domina el mar Caribe y la muralla que la protege, esta ciudad se transformó en uno de los puertos comerciales más importantes de la península de Yucatán.

Y de México... a España, en donde la figura de Gonzalo de Guerrero, el padre del mestizaje, seguirá presente, acompaña por la del Inca Garcilaso de la Vega. La Ruta visitará el Museo del Prado, el Palacio Real y el monasterio de El Escorial en Madrid. Pasará por Madrigalejo, Posadas y Córdoba, con parada imprescindible en la mezquita. De ahí viajarán a Sevilla, Palos de la Frontera y Montilla. La épica regresará con la ascensión al pico Mulhacén, el más alto de la península Ibérica (3.478,6 metros) y el segundo más elevado de España, tras el Teide (3.718 metros). Capileira y Granada protagonizarán la última jornada antes del regreso a Madrid, donde termina esta edición.

¿Y entonces? Los chicos se despedirán de sus compañeros de fatigas sin saber si otros jóvenes podrán tener una experiencia como la suya, si podrán formar parte de esta familia de más de 10.000 miembros.

La muerte de Miguel de la Quadra-Salcedo y la retirada del BBVA como patrocinador han dejado a la Ruta herida. Andrés Ciudad, subdirector de la expedición, reconoce que ahora se abre un periodo de reflexión para valorar si es posible seguir sin Miguel, padre y alma de esta aventura; si pueden reinventarse, hacer un proyecto nuevo que siga atrayendo a jóvenes españoles, portugueses, estadounidenses y latinoamericanos. Y, sobre todo, si son capaces de encontrar la financiación necesaria sin una cara visible tan mediática como la del periodista y aventurero. A partir de septiembre se reunirán y se despejarán las dudas. «No tengo ninguna intención de dejar que la obra que comenzó mi padre en 1979 se acabe en 2016», afirma contundente Íñigo de la Quadra-Salcedo. «Yo me dejaré la piel».

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