Entrevista | Música

Dorantes: «Me enamoré del sonido del piano y veinte años después sigo atrapado»

El pianista lebrijano celebra sus 20 años de trayectoria musical con ‘El Tiempo por testigo... a Sevilla’, un disco con tres temas inéditos y revisiones de clásicos como ‘Orobroy’

Dorantes actuó el pasado sábado en el Teatro Principal acompañado de Francis Posé y Javi Ruibal. :: LAVOZ

Miren Landeta

Dorantes es memoria flamenca que mira al futuro. Es armonía y es ruptura. Es técnica y virtuosismo encendido pero que se conjuga con pasión y sentimiento. Es, como su piano, blanco y negro. Marfil y carne. Hombre y música. David Peña (Lebrija, 1969) conserva la franqueza de quien se enorgullece de sus orígenes. Nieto de la cantaora La Perrata, hijo del guitarrista Pedro Peña, sobrino de El Lebrijano. Flamenco unido a Utrera «por parte de mi abuela» y a Jerez porque «tengo familia y Diego Carrasco es primo de mi padre».

Reconoce que salió de «un cuarto de dos por dos» para estudiar piano clásico en el Conservatorio de Sevilla. Ahora recorre el mundo y todos se rinden ante este compositor que ha revolucionado la manera de entender el flamenco. Este sábado volvió a conquistar Cádiz desde el Teatro Principal de Puerto Real donde presentó ‘El tiempo por testigo... a Sevilla’.

¿Qué significado tiene para usted este nuevo álbum?

Es un disco abierto pero en él hay obras que reflejan las diferentes etapas que he atravesado en estos 20 años de carrera. Hay tres temas inéditos y siete que son testigo de diferentes momentos emocionales vividos. La parte rítmica también hace referencia al tiempo, porque empleo una máquina de escribir para marcar ese tiempo.

¿Hay cambios en su forma de componer y de entender en mundo?

No me gusta quedarme en una única parcela. Intento abrir vías paralelas para que ampliar el terreno en el que me muevo. En este tiempo he compartido muchos escenarios, realizado proyectos con músicos provenientes de otras disciplinas como la cantante israelí Noa, el contrabajo francés de Renaud García-Fons y el saxofonista de los Rolling Stones con el que tocaré en breve. Además, he estado en festivales de jazz y música clásica como Montreal, Londres o París. Todo esto va tallando tu persona y hace que tu plomada, tu equilibrio, se vaya modificando. Te va enriqueciendo.

¿Este disco resume su trayectoria?

He seleccionado temas que son importantes en mi vida. Está grabado en directo en mi estudio con Francis Posé, al contrabajo, y Javi Ruibal junior, –el hijo de Javier Ruibal– a la batería y percusiones. Hemos seleccionado temas y, improvisando, los hemos liberado cargas. Están actualizados través de la inspiración del momento para que mantengan el calor y la impronta.

¿Qué peso tienen el flamenco y qué le debe a su formación clásica?

Las raíces me dan un sello propio. La posibilidad de ser diferente a otros pianistas. Tengo un sonido particular, otro ritmo y otra forma de expresar más rica. La parte del Conservatorio me ha dado la técnica y creo la gramática musical que hay que aprenderla. La formación es importante porque alguien me tenía que enseñar a tocar el piano. Ahora, soy capaz de conjugar estas dos vertientes.

¿Qué es lo que le fascinó del piano?

Me atrapó su sonoridad. Yo tocaba la guitarra pero recuerdo perfectamente como cuando iba a casa de mi abuela Perrata ponía las manos sobre aquel mueble antiguo y me atrapaba. Han pasado años pero me sigue pasando. El piano me sumerge en una burbuja. Vibra como las campanas de la catedrales y te enamora.

El álbum está compuesto por diez temas. ¿Cómo ha sido la selección?

‘ Batir de alas ’ es un tema que he querido incluir porque está dedicado a mi madre que falleció el año pasado. ‘ Danza de las sombras ’ es caótico porque refleja el camino que hice cuando me trasladé de Lebrija a Sevilla y pasé de la tranquilidad al bullicio de la ciudad. Me acuerdo que iba al conservatorio de la mano de mi padre y me asaltaban los sonidos de los coches y el olor a gasolina. Entonces yo me fijaba en las sombras de los transeúntes y jugaba a ver cómo bailaban las sombras por los adoquines. En ‘ La máquina ’ he querido plasmar la soledad a la que nos enfrentamos los creadores. He querido capturar esa lucha interna que nos hace ponernos a prueba continuamente. ‘ Caravana de los Zincalís ’ evoca la historia de los gitanos que entraron en España y yo soy gitano también. Así que todo tiene un sentido. Mi música es muy descriptiva, porque captura situaciones y momentos.

‘Orobroy’ es ya un himno que se puede escuchar como tono de móvil y también como tema de una campaña turística. ¿Cómo ha sido su grabación?

Realmente iba a ser un trío de contrabajo, batería y piano, pero en el proceso conocí el trabajo del coro Meridianos de Sevilla , del polígono Sur, y decidí que debían estar. Estos 28 niños no han tenido las cosas fáciles y yo creo en el trabajo que hace la Fundación para que a través del esfuerzo y de la música los niños tengan un futuro prometedor.

Coro Meridianos
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