Los Stones estrechan lazos con Barcelona entre himnos y pinceles

La banda actúa esta noche en el Estadio Olímpico

Ron Wood, en Barcelona EFE

DAVID MORÁN

A cuestas con esos 293 años que suman entre los cuatro y mientras los técnicos apuraban en el Estadio Olímpico de Barcelona el cuarto de los seis días necesarios para armar el descomunal escenario del «No Filter Tour», Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ron Wood aterrizaron el lunes en la capital catalana en su flamante Boeing 767 dispuestos a reconquistar esta noche el escenario de algunas de sus grandes gestas en la ciudad. Un regreso triunfal que subraya un estatus sólo imaginable después de décadas entre la realeza del rock and roll. Así, lejos de los excesos de antaño, los británicos viajan ahora sobrados de tiempo y acompañados de familia y mascotas, dejan pasar hasta tres noches entre concierto y concierto y aprovechan para cultivar lejos del escenario una imagen cada vez más alejada del arsenal de excentricidades y alborotos que marcaron su carrera.

Un buen ejemplo es el de Ron Wood , el más «joven» de los Stones -también el último en llegar- y el que ha convertido su afición por la pintura en una manera de limpiar «el alma» y cicatrizar heridas. Así lo explicó él mismo cuando, poco después de que cada uno de los miembros de la banda subiese a un coche diferente para iniciar su estancia en Barcelona, apareció en el Museo Picasso de la ciudad para presentar «Ronnie Wood Artist» , libro que recopila algunas de sus pinturas e ilustraciones. El también exguitarrista de los Faces, formado en Bellas Artes en el Ealing College of Art de Londres, lleva manejando pinceles y acuarelas desde los siete años y regalándose a través de los lienzos un espacio creativo alejado de la banda. «La pintura es un modo de expresarme de forma privada y singular. Me gusta hacer música como parte de un grupo, pero con la pintura puedo darme un espacio para mí », explicó este admirador de Picasso y Dalí al que Keith Richards, autor del epílogo del libro, ha bautizado como «Ronnie Rembrandt».

La pintura, añadió el guitarrista, «es cicatrizante» y «espiritual» , y la expresión artística es también una de las razones por las que Wood compró en 2013 un piso de 300 metros cuadrados en el Paseo de Gràcia de Barcelona. « Me gustan mucho las locuras de Gaudí y la obra de Miró , el clima y el ambiente de libertad que se vive en esta ciudad», destacó. Fue precisamente en la escalera de su piso barcelonés donde conoció a Emmanuel Guigon, director del Museo Picasso y autor del prólogo del libro, y será desde esa misma finca desde donde salga esta tarde para reunirse con sus compañeros y descorchar una vez más himnos inmortales como «Gimme Shelter» , «Jumpin’ Jack Flash» o «Brown Sugar».

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