Sarah Cracknell, cantante de Saint Etienne, ayer en el Fòrum
Sarah Cracknell, cantante de Saint Etienne, ayer en el Fòrum - EFE

Saint Etienne y Jarvis Cocker, teoría y práctica del baile en el Primavera Sound

El festival reúne a cerca de 20.000 personas en su tradicional jornada gratuita

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Se apagaron las luces y Jarvis Cocker, el hombre que podría seguir cantando «Common People» hasta quedarse afónico pero que prefiere grabar discos de piano y voz con Chilly Gonzales para Deutsche Grammophon, se apresuró a aclarar qué no era esa rareza incrustada en el cartel del Primavera Sound a última hora y que respondía al nombre de «Dancefloor Meditations». «Esto no es un lavado de cerebro ni un ejercicio de control mental», subrayó. Bien, Jarvis, bien. Entonces, ¿qué era esa extravagancia que congregó a cerca de 700 personas en el Heineken Hidden Stage, el escenario secreto-pero-no-tanto del festival barcelonés?

«Es una sesión de meditación», añadió el británico antes de lanzarse a teorizar sobre mantras, frecuencias y ondas cerebrales mientras su exsocio en Pulp Steve Mackey manipulaba frecuencias e ilustraba las explicaciones de Cocker con pedazos del «Sexual Healing» de Marvin Gaye, himnos primerizos de The Human League y ritmos espejados de Dow Downing. «Nuestro mantra es el bombo y lo tenemos que oír en su entorno natural», comentó el cantante para encuadrar lo que, más que una sesión de meditación, se acabó convirtiendo en una master class de teoría y práctica del baile con paradas en las acerías de Sheffield, los sótanos en los que se cocinó el swing durante el nazismo y la explosión de la música disco. Una rareza para empezar a entrar en materia y lanzarse a la conquista del Fòrum con la lección aprendida.

Arte y ensayo de lo primario en el escenario oculto (y también de culto, en este caso al guía espiritual en el que se transfiguró Cocker), una charla Ted en una cueva que acabó en rave, una sesión espiritista conducida por un elegante chamán que acabó en medio del público marcándose unos bailoteos como si de un tótem se tratara en el Jodorowsky Sound. Le acariciaban pero le respetaban. Él se contoneaba suavemente, dejándose llevar atento por las sensaciones de una electrónica penetrante y aguerrida. El bombo, ya saben, es nuestro mantra.

Jarvis Cocker y Steve Mackey, durante su peculiar actuación
Jarvis Cocker y Steve Mackey, durante su peculiar actuación- ABC

La de Cocker y Mackey fue, de hecho, la curiosidad sesuda -y también humorística, gracias a los atinados parloteos del británico- de una tradicional jornada gratuita de tono más bien festivo a la que se acabaron sumando cerca de 20.000 personas. Por ahí pasaron los 7 Notas 7 Colores de Mucho Muchacho, dispuestos a celebrar por todo lo alto el 20 aniversario de «Hecho, es simple», y la australiana Gordi, voz señera del nuevo folk inflamado, pero la guinda llegó con Saint Etienne.

El bombo, una vez más, es nuestro mantra, y eso mismo parecía decir el trío británico mientras se despedía con la sacudida rítmica de una «He’s On The Phone» en la se echaba de menos, precisamente, algo más de bombo. Puede que la voz de Sarah Cracknell haya vivido días mejores y que los temas que avanzaron de su nuevo trabajo, «Home Counties», anden demasiado cerca de la calma chicha, pero salir al escenario con «Nothing Cap Stop Us Now» y trufar el concierto de gemas pop como «You’re In A Bad Way», «Like A Motorway», «Only Love Can Break Your Heart» y «Sylvie» sólo puede ser sinónimo de un paseo triunfal. Elegantes y sobrios, los británicos volvieron a exhibir clase y deslizaron un mensaje nada sutil proyectando la bandera europea en la pantalla del escenario durante el tramo final de una actuación que empezó a desperezar todos los engranajes del parque del Fòrum.

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