Pepe Habichuela ya tiene guitarra con su nombre

ABC acompaña al veterano tocaor a probarla, antes de salir para sus dos conciertos en Estados Unidos

Pepe Habichuela y su hijo, Josemi Carmona, en el taller de los Conde MAYA BALANYÁ

DAVID CALZADO

Dos familias hermanadas por la guitarra desde hace décadas. Una casa centenaria de luthiers, los Esteso-Conde, cuyos instrumentos han tocado entre otros Paco de Lucía, Tomatito o Al di Meola ; y una familia de músicos que ha llenado algunos de los más importantes teatros del mundo y cuyo elenco se pierde más allá de los tiempos. Una alianza perfecta entre el artesano y el músico de la que ahora surgen las guitarras « Pepe Habichuela », réplica de la que el músico lleva tocando desde 1986. Antes de salir para sus conciertos en Nueva York y Chicago, ABC asiste a la prueba de su nueva sonanta.

En familia

Pepe Habichuela entra en el taller de la familia Conde como el que entra en su casa, repartiendo besos y gastando bromas. Tanto él como su padre y sus tres hermanos, Juan, Luis y Carlos, han tocado las guitarras de la media luna en su cabeza desde que llegaron a Madrid. Pepe Habichuela (José Antonio Carmona Carmona, Granada, 1944) recuerda que su primera guitarra Conde la construyó Mariano, padre de los actuales guitarreros, en 1973. «Con esa hice todas las grabaciones y conciertos con Enrique Morente . Luego me hicieron la del año 86, que la sigo tocando y que es la que ha servido de modelo para esta nueva», asegura.

Pepe no ha llegado solo al taller. «Le he pedido a Josemi que me acompañe porque esto de probar una guitarra es complicado», comenta mientras su hijo, ex miembro de Ketama y uno de los solistas más solventes del flamenco actual, ya se ha lanzado a tocar una de las dos guitarras hermanas que les han ofrecido. «Las dos son muy flamencas, cómodas y potentes. Esta es más tensa, como nos gusta a nosotros, y esta más blanda. No sé por qué, pero esta me gusta más», comenta Josemi ofreciéndole a su padre la que llevará el número uno. El Habichuela la toca, la mira como un niño en el día de Reyes y remata con un largo rasgueo marca de la casa. «Los Habichuela tuvimos que sacar ese rasgueo porque en Granada tocábamos entre laudes y otros instrumentos y era necesario que nos oyesen», aclara. «Estas guitarras son muy buenas para eso, porque no tienen cerdeo, ese vibrato molesto que tienen otras cuando las tocas fuerte», puntualiza su hijo sobre la marcha.

Tras dar el visto bueno, llega el momento de la firma de las etiquetas que se pegarán en el interior de 25 guitarras seriadas y que muestran la doble fecha –1986 y 2018– y la doble firma, la del constructor Felipe Conde y la del guitarrista. «Están sacadas de la misma plantilla, con el mismo varetaje, tapa de pino abeto alemán, fondo de ciprés español, diapasón de ébano y mango de cedro», explica Conde que aclara que lo único que cambia es que las clavijas imitan a las de madera, pero ahora incorporan un mecanismo que facilita el afinado. El resultado es un producto hecho a mano que sale a la venta por 9.500 euros . El tiempo aproximado de trabajo en el taller y barnizado de cada pareja de sonantas es de dos meses. «Eso y cuarenta años más, que es lo que llevan secando estas maderas que compró mi padre hace cuatro décadas para que ahora puedan sonar así», puntualiza el luthier.

Primer viaje

El guitarrista no lo duda y asegura que este lunes la Pepe Habichuela Nº 1 viaja a Estados Unidos. «Mi padre es un lanzao. Otros no se atreven a estrenar guitarra sobre un escenario porque la madera respira y el sonido tiene que hacerse. Pero para nosotros este momento es como el roneo en una relación. La estás conociendo y estás loco por saber lo que es capaz de darte y en el escenario es donde se da todo», sentencia Josemi.

En uno de los momentos de mayor riqueza guitarrística de la historia del flamenco, el sonido de Pepe Habichuela , a sus 73 años, sigue siendo un reclamo de peso para los programadores de las grandes citas. Acaba de volver del XXII Festival de Jerez y ya se prepara para su doble participación en el Flamenco Festival 2018, un encuentro en Nueva York entre dos familias legendarias de la música, los Habichuela y los O'Farril, uno de los apellidos imprescindibles en el jazz afrocubano; y la actuación en Chicago junto con Kiki Morente, hijo menor del que fue su compañero de escenario durante años.

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