La célebre escena del brindis de «Marina»
La célebre escena del brindis de «Marina» - Javier del Real
CRÍTICA DE ZARZUELA

«Marina»: la fidelidad histórica

La popular ópera de Arrieta se presenta en el teatro de la Zarzuela en una producción de 2013

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Hará unos noventa años que «Marina» se ha hecho habitual en el Teatro de la Zarzuela en su versión operística. Poco quiere saber este escenario de la zarzuela original que Emilio Arrieta transformó a partir de los textos de Francisco Camprodón y Miguel Ramos Carrión, estrenándola en el Teatro Real en 1871. Es posible que la decisión tenga mucho que ver con el brillo y fortaleza de una adaptación de la que se han ocupado importantes intérpretes. Vuelve, por tanto, la ópera a la Zarzuela asociada a la propuesta escénica que el director Ignacio García presentó en 2013. Visión oscura, más cercana al dolor del drama que a la gracia del engaño y que, incluso, alcanza una sustanciosa gravedad mientras se asoma al astillero del acto segundo. A grandes rasgos poco hay de novedad en la reposición excepto el hecho de que el tiempo ha corrido a favor de Ignacio García y de su trabajo.

«Marina» (***)Autores. E. Arrieta, F. Camprodón y M. Ramos Carrión. Dirección musical: Ramón Tebar. Dirección de escena: Ignacio García. Escenografía: J. Sanz y M. Á. Coso. Vestuario: P. Corzo. Iluminación: P. Ariza. Intérpretes: Olena Sloia, Alejandro del Cerro, Damián del Castillo, Ivo Stanchev, Coro Titular del Teatro de la Zarzuela. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Teatro de la Zarzuela, Madrid

A partir de ahí, «Marina» roza el triunfo, apuntado en el estreno del miércoles gracias a la autoridad demostrada por el director musical Ramón Tébar, por primera vez en el foso de la Zarzuela. Hubo en la primera parte extraversión, rotundidad, dirección y energía. Costó convencer a todos, desde la Orquesta de la Comunidad a varios solistas, de que sólo había un camino posible y, tras varios desajustes iniciales, la representación creció en importancia. Las voces del primer reparto contribuyeron a ello.

La soprano Olena Sloia, también debutante, porque simula la ligereza descarnada del timbre con una expresividad sustanciosa y un registro agudo muy decidido. También el tenor Alejandro del Cerro, quien apareció expansivo en el canto y valiente desde su comprometida aria de entrada. Con otro perfil se presentaron Damián del Castillo e Ivo Stanchev, Roque y Pascual, no siempre estables en el apoyo aunque con buen aplomo escénico. Fue así como se llegó a la segunda parte, recolocada en un espacio de mayor relajación en que se lograron interesantes matices y brillantez en el Coro de la Zarzuela. Todo indica que, estos días, «Marina» irá a más, afirmándose en sus viejos éxitos.

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