Kurt Wagner
Kurt Wagner - ELISE TYLER

Lambchop: «En 1985 descubrí con los deejays toda una cultura desarrollándose ante mis ojos»

Kurt Wagner presenta «Flotus» en España en formato trío, una mirada muy personal al hip hop más vanguardista

MADRID Actualizado: Guardar
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Kurt Wagner descubrió el hip hop en 1985, un año antes de fundar Lambchop. «Era la banda sonora de Chicago, donde yo trabajaba entonces en una ferretería del centro a la que entraban los grafiteros con sus radiocasetes. Conocí a varios deejays y descubrí toda una cultura desarrollándose ante mis ojos», recuerda a ABC. Sin embargo, la influencia del rap se quedó ahí, larvando en su subconsciente durante un cuarto de siglo, mientras se convertía en uno de los referentes ineludibles de la música americana.

La guitarra pudo más y, a los largo de 14 discos publicados desde 1990, surgieron joyas como «Nixon», «Oh (Ohio)» o «Is a Woman», en las que este artista difícil de encasillar fue mutando como un camaleón, exprimiendo al máximo el country y el folk, primero, y picoteando después del soul, el postrock, el jazz y los sonidos de vanguardia.

«Siempre pensé que la música sería algo fugaz en mi vida, y aún hoy tengo ese sentimiento, pero lo cierto es que todavía me dedico a ella. Continuamente estoy pensando en el siguiente álbum, que cada vez es diferente», explica.

Portada de «Flotus», el último disco de Lambchop
Portada de «Flotus», el último disco de Lambchop - ABC

Más de veinte años después, el líder de Lambchop volvió a escuchar hip hop, esta vez procedente de la casa de sus vecinos de toda la vida en Nashville. «La tenía justo en la puerta de al lado y había evolucionado hasta el punto de influenciar a la cultura popular en general», cuenta. Wagner se sentaba tranquilamente en el porche con su guitarra, pero esta vez invadido por los bombos y las rimas de artistas recientes como Kendrick Lamar, Flying Lotus, Frank Ocean o Kanye West... que acabaron por conquistarle. Dejé que entraran gradualmente en mi vida, hasta que se convirtieron en una de las principales fuerzas motoras de los álbumes que estaba haciendo», reconoce.

Esta música «maravillosa y revolucionaria» desmoronó su mundo, expandiendo aún más sus fronteras musicales hacia la electrónica con un proyecto paralelo llamado HeCTA y, después, con los propios Lambchop. La última consecuencia es « Flotus», acrónimo de «For Love Often Turns Us Still» —«el amor y la vida continúa sorprendiéndonos», según sus palabras—, donde Wagner se zambulle sin miedo en una especie de rhythm & blues moderno, coquetea con el rap más vanguardista de sus nuevos ídolos, usa bases programadas y altera su voz con un procesador hasta convertirla en un instrumento más. «Me llevó mucho esfuerzo encontrar una forma en la que sentirme cómodo y natural con esto. No quería perder mi esencia y convertirme en uno más. Todavía estoy aprendiendo a hacerlo», asegura.

Wagner nunca ha escondido sus influencias. En su anterior disco, «Mr. M» (2012), ya rendía un homenaje explícito a su amigo Vic Chesnutt, el músico de Athens apadrinado por R.E.M. que se quitó la vida en 2009, cansado por no poder hacer frente a los enormes gastos médicos que provocaba su discapacidad. Once canciones repletas de guitarras acústicas, arreglos de cuerda y bonitas melodías. «Nunca hubiera hecho música sin él. Su pérdida fue muy dolorosa y difícil de superar», reconocía a ABC en 2012. Ahora, con esta nueva vuelta de tuerca a su carrera, quizá la más pronunciada desde principios de los 90, nombra a los jóvenes artistas antes citados como responsables de «Flotus» en cada entrevista, sin que se le caigan los anillos. Que si Lamar por aquí, que si Ocean por allá...

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