El Drogas: «Todos tenemos algo de extrema derecha»

El ex Barricada ha creado su obra maestra. Una pieza fundamental para los fans que quieran poseer el puzzle completo de la carrera de este aguerrido rockero de pétrea voz y afilada pluma

Nacho Serrano

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No ha sido un capricho. Si fuera así, buena parte de las 42 canciones que conforman el álbum quíntuple que hoy publica Enrique Vilareal «El Drogas» serían pura morralla. Lo cierto es que lanzar un producto de estas características a las fauces de un mercado mayoritariamente digital, parece una jugada guiada por la excentricidad. Que la hay: estamos hablando de El Drogas. Pero escuchen, escuchen estos cinco discos uno detrás de otro y atrévanse a señalar una mala canción. Quizá a algunos no les resulte imposible, pero sí muy difícil. El ex Barricada ha creado su obra maestra. Una pieza esencial para los fans que quieran poseer el puzzle completo de la carrera de este aguerrido rockero de pétrea voz y afilada pluma.

Un verso de Leopoldo María Panero, «Solo quiero brujas en esta noche sin compañía», da título a esta trabajo ciclópeo dividido en cinco actos o «timbres» («Acústico», «Oxidado», «Canalla», «Fundido» y «Equivocado») que combinan folk, blues, rock, punk y música industrial. «Empecé por el disco “Acústico”, y los demás fueron apareciendo y tomando forma poco a poco, construyendo canciones y viendo en qué timbre encajaban», explica el artista de Pamplona, que adjudica gran parte del talento plasmado en la obra a sus músicos, a los que ha pedido que hicieran cosas que nunca habían probado antes, «como tocar el contrabajo, o tocar la batería con escobillas».

Una pregunta fundamental a la hora de hablar del lanzamiento de un disco como este es, ¿cómo se le presenta un álbum quíntuple a una multinacional? «Me resultó relativamente fácil, porque Alfonso, mi contacto en la discográfica Warner, aunque a mí me gusta seguir llamándola Dro, lo aceptó igual de bien que cuando grabé “La tierra está sorda”, que era un disco triple. Él lo entendió muy bien, y para estas cosas es importante tener gente que comparta tu visión».

Con quien no comparte nada en absoluto es con la Sgae, cuyas últimas noticias sobre la desbandada generalizada de artistas interrumpen nuestra charla. «Estaba buscando Goma-2 para ponerle un buen par de pepinos», dice en evidente tono de broma. «Porque corro poco y me pillarían enseguida. Esa es mi idea de la puñetera Sgae».

La mayoría de los textos de «Sólo quiero brujas...» emana un profundo lirismo poético engendrado en la soledad de la madrugada, pero el espíritu crítico de El Drogas aparece, cómo no, en una parte significativa del repertorio. Apuntando, por ejemplo, hacia la situación de los migrantes en el Mediterráneo. «Deberíamos empezar a juzgarnos a nosotros mismos. Yo formo parte de esta Europa canalla, que permite que haya una pena de muerte en el Mediterráneo, al impedir que se ayude a la gente que se ahoga intentando cruzarlo. Se dice que no debemos dejarnos llevar por la extrema derecha, pero la realidad es que todos tenemos algo de extrema derecha dentro, cuando dejamos salir nuestra parte Abascal. Unos más que otros, pero todos estamos ahí, dejándonos llevar por esta estupidez que permite que las fronteras estén abiertas para las armas que destruyen esos países, y cerradas para la gente que huye de ellas».

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