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Juan Zelada interpreta «Train to Mexico», de su disco «Black on Track» - vídeo: Víctor ruiz
entrevista

Juan Zelada: «El mundo de la industria musical es complejo y acomplejado»

El músico español se da un nuevo baño de energético rhythm & blues en su tercer disco, «Back on Track»

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La sorpresa llega cuando se descubre que tras ese sonido que puebla el álbum «Black on Track» y que nos remite a las raíces de la música negra, se encuentra un español. Se trata de Juan Zelada, quien encontró ese sonido con el que se identifica en Londres, precisamente durante esos años en que el soul parecía regresar con fuerza de la mano y la voz de Amy Winehouse. A ella, precisamente, llegó a telonear durante una gira.

-¿Cómo era Amy Winehouse en persona?

-Estaba envuelta en esa vorágine absurda que tiene que ver con la prensa rosa, y luego, además, ella misma no sabía rodearse de la gente más oportuna. Es una pena, porque creo que tenía cinco o seis discazos más que nos podía haber brindado.

Pero en el caso de mi banda y yo disfrutamos más de sus músicos, aprendiendo de lo profesionales que eran, cómo sabían estar en todas las circunstancias. Porque ella era como Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Un día te dejaba con el corazón en un puño y al siguiente era bochornosa: tiraba el micrófono, tiraba la guitarra, se iba en mitad de una canción... y los músicos se tenían que sacar de la chistera cualquier recurso. Yo aprendí muchísimo.

-El éxito de Mark Ronson y su «Uptown Funk», ¿puede arrastrar a «Black on Track»?

-Sí. La verdad es que cuando escuché el tema pensé «¡qué agallas!», por sacar un sonido tan obviamente funk, casi ochentero o noventero, que se había pasado de moda y de vueltas, pero está tan bien interpretado, por musicazos y Bruno Mars, que muchas veces está visto como un artista comercial, como si eso fuera algo que le desacreditara. Yo me alegro de que la gente vuelva a las raíces, y no me sorpende el éxito en absoluto, porque hay un tope de bazofia que puede escuchar la gente. Y por bazofia no quiero generalizar ni de género, ni estilo, sino las cosas mal hechas.

-Desde el título del disco habla de volver a encarrilar su carrera. ¿A qué se refiere?

-Me refiero a la búsqueda de un sonido más concreto, porque había hecho cosas intuitivamente, con buena intención, pero a veces se me quedaba un poco plano el sonido, y buscaba un poco el sello de producción, y ahí es donde ha entrado la pegada que le añade Carlos Jean. Ahora se nota que hay una intención detrás y una voz de producción, y el mérito ha estado en encontrar el término medio entre sus ideas y las mías. Fueron muchas tertulias, muchas sobremesas sobre el Madrid y el Atleti, que nos llevaron nuestros puntos en común, que teníamos muchos. Yo estaba convencido de su intuición musical y de ese bagaje que tiene de la música negra que a él tanto le gusta, y luego aportó muchas cosas nuevas e interesantes para mí, como las procedentes del mundo pop, y desde mi parte le sorprendí con ideas armónicas y de composición.

-¿Ayudó entonces a hacer la música de Juan Zelada más cercano al público?

-Como rasgos muy genéricos, digamos que yo venía con una actitud más orgánica, y que él no tiene miedo en incluir aportaciones electrónicas, como han hecho Jorge Drexler o Xoel López, que no tienen ningún miedo a la electrónica si está bien tratada, sin desvirtuar al artista. Y eso se ha cuidado.

-Al asalto del mercado español viene muy fuerte, con coros, una buena banda, apoyo promocional...

-Siempre tengo la ambición de crear impacto. A veces la gente, al escucharme en disco o en digital no tiene muy definido cómo encasillarme, pero creo que es en los directos donde tienes que convencer. Entonces ves nuestro derroche de energía, y no es tanto una cuestión de estilo de música, sino de convicción y de que te lo creas. Por eso soy ambicioso, con buenos músicos que me arropen, chicas que tengan vozarrones. Porque para hacer uno coritos que casi no se oyen, no te las traes. Una anécdota: una vez tocando de teclista para un artista de Sony, en Londres, me echaron del proyecto porque decían que tenía demasiado carisma. ¡Cuando es alo que suma, no resta! Pero bueno, eso ya entra en el mundo de la industria, que es complejo y acomplejado.

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