El Barrio: «El éxito tardío sabe mejor»

Se curtió en los tablaos y en las peñas flamencas de la capital gaditana, y apenas cumplida la mayoría de edad su guitarra acompañaba a Antonio Canales o Sara Baras. Después de un intenso proceso de aprendizaje como guitarrista, José Luis Figuereo adoptó el nombre artístico de El Barrio y publicó su primer disco en 1996.

Costó lo suyo, pero hoy El Barrio llena locales de gran aforo (en Madrid ha tenido que ampliar con otra fecha más después de agotar las entradas en el Barclaycard Center) y, por fin, se ve solicitado por los medios de comunicación: «Es verdad que los medios no me han hecho caso nunca, pero tampoco tengo resentimiento ni nada parecido. En muchos momentos eché de menos algo más de apoyo, pero, a la larga, el hecho de que haya costado tanto hace que el éxito sepa ahora mucho mejor.

Además, creo que eso también ha servido para fortalecerme como artista».

Criado en ambientes flamencos, Figuereo se sitió igualmente atraído por otras músicas desde muy pequeño: «Por lo que escuchaba en casa. Por supuesto que Manolo Caracol, Medina Azahara, Alameda… y en su momento también me gustaba mucho El Último de la Fila, o Ketama».

Un poco de todo ello se aprecia en la música de El Barrio, que, en cualquier caso, reivindica haber logrado un sonido personal y claramente identificable: «Yo soy el creador de mis propias canciones, en las que se nota la influencia del flamenco y del rock, y de otras cosas, pero, al final, acaba sonando a El Barrio. No sé muy bien definir mi música, pero sí sé que no es superficial, que no hay ritmos veraniegos, ni nada de eso».

«Hijo del Levante», editado el pasado otoño, es su flamante nuevo disco de estudio, al que ha regresado después de tres años de silencio: «La verdad es que llevaba diecisiete años trabajando sin parar, y sentía que necesitaba un respiro, tranquilizarme un poco, reflexionar y abrir un poco la mente para seguir avanzando en mi carrera».

Asuntos serios

Fruto de esa reflexión y esa apertura de miras es un disco en el que hay sustanciosas novedades, sobre todo en las letras: «Es la primera vez que escribo sobre ciertos temas que antes ni se me había ocurrido tratar. Pero me he sentido más seguro y me he decidido a ponerme un poco en la piel de otros: de los niños, de las personas con alzhéimer, de los que lo pasan peor con la crisis… en el disco hay temas muy diferentes, y creo que eso es bueno. Supone un escaloncito más. Musicalmente, también creo que es un poco distinto a los discos anteriores. Hay ritmos nuevos, acordes y arreglos diferentes. Yo estoy muy satisfecho con el resultado y muy contento con la respuesta que está teniendo tanto en los medios como entre el público».

Ha tardado, pero el nuevo álbum es largo, amplio y variado: «Bueno, quería disculparme un poco con mi público por haber estado tanto tiempo sin sacar nada nuevo. Quería sacar un disco con el que volver por la puerta grande. No sé si será lo más comercial sacar un trabajo tan largo, pero tampoco era eso lo que más me preocupaba. Además, creo que es un disco que se puede escuchar sin tener la sensación de estar oyendo todo el rato lo mismo, sino todo lo contrario».