Feria del Libro de Tomares

Karina Sainz Borgo: «Hay una cierta erótica ideológica en Europa con el revolucionario»

Presentó en la Feria del Libro de Tomares «La hija de la española», en la que narra la situación extrema de su país

Jesús Morillo

Hasta la publicación de «La hija de la española» (Lumen ) a Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982) se la conocía como en España una sólida periodista cultural . Pero las cosas han cambiado tras la publicación el pasado marzo de su debut novelístico , uno de los grandes éxitos de la temporada , como demuestra el hecho de que en poco más de un mes lleva cinco ediciones en España y que en la pasada Feria del Libro de Fráncfort compraran sus derechos editoriales de veintidós países.

El éxito de esta novela se explica por una narración trepidante de una mujer que acaba de enterrar a su madre y que trata de sobrevivir en una Caracas convertida en zona de guerra , donde la vida no vale nada y los afines al régimen no sólo imponen su ley, sino que se la saltan en su propio beneficio.

«Prácticamente todos los episodios que describo en la novela están basados en un hecho real . Cuanto más preciso y exacto era el escenario, más extrapolable era, por eso no he incluido en la novela ni fechas ni nombres, porque todo el libro está construido como una alegoría , la madre muerta como la patria; o la Mariscala —una mujer brutal que ocupa la casa de la protagonista—, como el poder excesivo», explica la autora que el sabado presentó su debut en la Feria del Libro de Tomares .

Porque «La hija de la española» es una novela, y posiblemente de ahí su éxito, con múltiples capas de lectura , desde la más superficial que podría definirse como un «thriller social» a las más profundas, donde se dan cita la descripción del hundimiento de un país y las heridas que deja en la población un régimen totalitario .

«Es una novela con una profunda vocación literaria , que reúne lo bello y lo violento. La novela toca una realidad muy lastimada política y socialmente. Las sociedades totalitarias hacen daño a los individuos, los anulan».

Ese poder omnímodo del régimen chavista sobre sus ciudadanos se puede apreciar en el recorrido vital de la protagonista que, al igual que el resto de la sociedad, se envilece para poder sobrevivir. «Para poder salvarse tiene que envilecerse un poco , deja de ser quien era, lo que le deja una cicatriz. Para mí, esta es una novela sobre la culpa del superviviente », añade.

Adelaida, la protagonista, es una víctima más en un sistema capaz de generar la sospecha entre los ciudadanos y convertir en quimera la solidaridad , como muestra el episodio en el que ella le lleva las medicinas, adquiridas en el mercado negro y que le sobraron tras la muerte de su madre, a los familiares de una asistenta social que les ayudó a comprarlas, y estos las rechazan por desconfianza .

«Eso ocurre también en la sociedad cubana, donde tan importante es el delator y el que calla y no dice nada, donde la extrema vigilancia está muy presente», explica Sainz Borgo, quien no entiende la fascinación que aún despiertan estos regímenes.

«Hay una cierta parte de la izquierda europea que le encanta irse de safari ideológico con los barbudos , a los que ven como especies exóticas. Hemos pasado por la primavera de Praga, la caída del muro de Berlín y la propia Cuba, pero hay una cierta erótica ideológica en Europa con el revolucionario , un rasgo que no sé por qué está tan marcado y que no sé por qué no cambia, sobre todo, teniendo tantas experiencias políticas que expresan lo contrario».

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