¿Qué tienen en común Messi y Supermán?

Un libro juega a hacer analogías entre futbolistas y superhéroes, replanteando la concepción de los ídolos contemporáneos

Alejandro Díaz-Agero

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A medio camino entre lo divino y lo terrenal, los héroes tienen reservada una porción de nuestra cultura desde el origen de los tiempos. Seres que todo lo pueden, recipientes vacíos sobre los que verter el compendio de anhelos de lo que nunca seremos, entroncan referencias palpables que matizan la existencia de hombre. El ser humano respira aliviado al constatar que, si no es él, al menos habrá alguien que pueda cumplir sus propios sueños.

Desde el Heracles de la mitología griega hasta el Superman con smartphone, los deportistas han visto cómo su figura se alimentaba del ansia popular por encumbrar ídolos a los que encomendar gestas. Así nació uno de los primeros escenarios que les otorgó un papel preponderante, los Juegos Olímpicos , y así continúa ocurriendo en pleno 2018. Los futbolistas, quizá sobre quienes pesa una mayor carga de responsabilidad delegada en calidad de héroes globales, son un ejemplo fidedigno. Más aún a través de las páginas de «Héroes» (Mont Ventoux), un libro a medio camino de lo mitológico y lo deportivo.

«A mí me sale decir que es antropológico», precisa Javier Alberdi, escritor de la obra junto con Marc Roca, David Mata y Luis Vázquez, con el apoyo de las ilustraciones de Ricardo Cavolo. «Héroes» propone 22 analogías entre futbolistas y entrenadores y superhéroes clásicos . De esta forma, viste a Lionel Messi de Supermán, pone en manos de Cristiano Ronaldo el martillo de Thor, u otorga a Gerard Piqué condiciones inherentes a Hellboy. El trazo, milimétrico, no deja espacio a la vacilación: el lector constatará que sólo cabe la relación expuesta, justificada con un argumentario diáfano.

Messi, visto como Superman

Tomando a Messi como muestra, se relata cómo tanto el futbolista como Supermán han tenido que atravesar un océano –acuático en el caso del primero, espacial en el del segundo– para llegar al lugar donde consagrarían su magnificencia. Si el superhéroe tiene padres «kryptonianos» y humanos al mismo tiempo, el futbolista cuenta con los biológicos y, a su vez, se le marca como descendiente del primer dios argentino, Maradona . En el plano personal ambos optan por un perfil discreto, alejado de los grandes focos mediáticos, para los que reservan toda la fogosidad de su cara mitológica, la del vuelo con capa roja y el zurdazo ajustado a la escuadra, según el caso.

Origen

La idea nace en la web de Ecos del Balón , habitual lugar de encuentro para los aficionados al fútbol que anteponen los por qués al tratamiento comercial –«frívolo», en palabras de Alberdi– que el balompié tiene en España. La cálida acogida que recibió la serie de artículos homónima que allí publicaron los escritores de «Héroes» fue el caldo de cultivo del libro.

«El fútbol se desarrolla a nivel del juego, pero también en otra vertiente, que seguramente sea la más adictiva, que es la argumental, la del relato dramático, mítico. Posiblemente, en otros medios se trata de otro modo, y nosotros pretendíamos explicarlos de una forma más didáctica y profunda», apunta Alberdi. En síntesis, se trata de otorgar al fútbol un valor que viaje más allá de componentes de consumo rápido como un resultado o el error de un árbitro. De poner la lupa sobre los motivos que llevan a tantos y tantos a edificar su estado de humor tan alto como los cimientos que el bando en el que elijan estar les permita.

Cristiano, visto como Thor ABC

Puede que uno de los mayores méritos de esta obra resida en cómo sin ser un libro deportivo es el ideal para acercar a quien lo rehúye la esencia de un deporte como el fútbol , tan habitualmente denostado en las esferas más refinadas de la cultura contemporánea. La emoción del niño que abraza a su jugador preferido, a su héroe, por vez primera, cobra sentido a través de las líneas de este libro.

«El fútbol tiene un relato, con héroes, villanos, un suspense y un desenlace. En esos argumentos que se producen se va desarrollando una significación de sus protagonistas que no tiene que ver tanto con el juego como con los valores que explicamos. Es eso lo que creemos que engancha tanto al espectador. Hay un mensaje, que es que ese héroe ha conseguido un imposible. Al día siguiente, el aficionado sale a la calle con ese espíritu de comerse en mundo que le transmite», cierra Alberdi.

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