Olivier Bourdeaut, en Barcelona
Olivier Bourdeaut, en Barcelona - INÉS BAUCELLS

Olivier Bourdeaut, de fracaso a superventas con Nina Simone

El escritor francés se ha convertido con su primera novela, «Esperando a Mr. Bojangles», en el fenómeno del año

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En un tocadiscos ajado y polvoriento suena «Mr. Bojangles» en la voz envolvente de Nina Simone y un matrimonio baila mientras su hijo los mira sabiendo perfectamente lo que ocurrirá a continuación. Cuerdas y teclas danzan sobre los surcos del vinilo y ellos bailan. Bailan sin parar y bailan porque, en realidad, tampoco pueden hacer otra cosa. Bailan y ríen para no llorar. Bailan y ríen para tomar impulso y sacarle un par de cabezas de ventaja a la realidad. En el recibidor se acumulan las cartas de los acreedores y la vida bohemia de la familia deja pequeña cualquier definición de extravagancia, pero todo queda en nada en cuanto Nina Simone empieza a cantar.

La canción, muleta narrativa e himno familiar, suena sin parar y da título a «Esperando a Mr. Bojangles» (Salamandra), novela con la que Olivier Bourdeaut (Nantes, 1980) se autorrecetó una dosis de optimismo agridulce y vitalidad contagiosa y ha acabado por convertirse en uno de los fenómenos editoriales de la temporada.

«Lo que yo necesitaba a nivel personal resulta que era lo que necesitaban muchos franceses», subraya un autor que no baila –al menos no ahora–, pero sí que ríe y sonríe al recordar la serie de acontecimientos más o menos accidentales que le han llevado hasta lo más alto de las listas de ventas. «Descubrí la canción quince días antes de empezar a escribir el libro paseando por París. Todo era gris y plomizo, también mi estado de ánimo, y sonó esta canción. Pensé que la voz de Nina Simone era cálida y reconfortante, con notas de optimismo», recuerda el escritor.

Finalista del Goncourt

Siete semanas después, bajo el sol de Altea –donde sus padres residen desde que se jubilaron–, Bourdeaut dio carpetazo a una trayectoria más bien calamitosa –«me he pasado los primeros 35 años de mi vida produciendo fracasos», asegura– para renacer con una fábula resplandeciente que, además de quedar finalista en el Goncourt a la primera novela, ya se prepara para dar el salto a la televisión y al teatro. «Como estudiante era lo que podríamos llamar un zoquete –explica–. Sacaba muy malas notas, repetí dos cursos y me expulsaron de cuatro centros», relata un autor que encontró en la lectura una tabla de salvación a medida. «Crecí en una casa en la que no había tele, y cuando eres niño y no hay tele en casa, puedes escoger entre aburrirte y la lectura. Así que leí mucho y también me aburrí mucho», explica.

Así, brincando de Maupassant a Truman Capote y de ahí a Scott Fitzgerald y a Antoine Blondin, Bourdeaut probó fortuna con una primera novela «oscura y cínica» que acabó enterrada en algún cajón. Los editores le recomendaron que siguiese escribiendo, por lo que a la hora de volver a la carga optó por cambiar de registro. «Quería algo luminoso y ligeramente irónico. Estaba pasando por una época más bien tristona y necesitaba escribir algo optimista.Después de tantos años de fracasos, prefiero hacer reír antes que llorar», señala.

Fue así como la historia de ese matrimonio que vive al límite de la extravagancia y baila sin parar el «Mr. Bojangles» de Nina Simone empezó a cobrar forma y acabó haciendo diana entre los lectores franceses. «Es un libro que aborda un tema serio, pero el estado de ánimo es optimista. No se deja arrastrar por la fatalidad, lo que explica en parte el éxito del libro: los franceses también necesitaban un rayo de sol por la ventana», explica. Un sol que, eclipsado por el gris plomizo de las calles de París, se fue a buscar a la costa alicantina, donde pasaba los veranos desde que tenía tres años y donde ahora reside desde hace unos cuantos meses. «Esta novela la escribí en España, y creo que el estado de ánimo es mucho más optimista que en Francia. Aquí uno no se mira el ombligo, avanza», apunta.

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